A la corta edad de dieciséis años, Kamado Tanjiro es uno de los artistas más aclamados en la industria del K-pop gracias a la gran empresa que maneja su padre, Muzan Kibutsuji.
Giyuu Tomioka tendrá que unir sus lazos junto al joven Kamado para poder...
-¿Qué?- No se pudo explicar la cara del azabache ante la reciente noticia. Su expresión era todo un dilema.
-Ay, Tomioka.- Dijo entre carcajadas.- No te pongas así. No tienes la necesidad de ponerte formal.
-Disculpe.- Agachó la cabeza rápidamente.- Y... ¿Por qué a mi?
-Bueno.- Puso ambas manos en el escritorio, logrando acomodarse un poco más.- Despidieron al anterior tutor de Tanjiro, enseñaba varias cosas sobre ejercicio, yoga y estiramientos. Ya sabes. Por eso, están solicitando tu ayuda, les mostré tu cartón, en el que tienes muy buenas recomendaciones, rápidamente aceptaron.- Se formó una sonrisa por parte de el de piel blanca.- Gran parte de tu tiempo estarás con el, pero tendrás un muy buen sueldo.
-Tanjiro es un genio, no le veo la necesidad que sea su tutor. Me lo acaba de demostrar.- Señaló la puerta por un momento.
-Tranquilo, es tu decisión.
El azabache pensó por unos momentos la propuesta del contrario, no era mala, pero tenía algunas cuantas cosas pendientes.- ¿Cuánto tiempo tengo?- Preguntó rápidamente.
-Toda la semana, sí gustas.- Respondió.- Lo más antes posible.
-Muchas gracias, lo pensaré.- Se levantó de aquel asiento de cuero, haciendo una reverencia para dirigirse hacia la salida.
-Cualquier cosa, me avisas, ¿Sí?.- Dijo amablemente.- Sabes que todos ustedes son como mis hijos.
-Por supuesto, hasta luego.- Cerró la puerta sin ni una expresión alguna. Era algo serio. Por parte era bueno, ya que tendría buen salario. También tenía... cosas que hacer.
Ya no tenía a su pareja, estaba completamente solo. Sin el soporte de alguien. Distraerse un poco no le vendría mal.
-Lo pensaré en casa.- Se dijo para sí mismo.
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-¡Hola! ¿Qué tal?- Ladeó de lado a lado una de sus manos.- Hace mucho que no te veo, ¿Cómo has estado? ¿Cuándo regresas a casa?
-Sabito. Nos vemos todos los días.- Rodó ambos ojos, intentando no chocar miradas con el pelimedasco.- Y no, no volveré a casa.
-Cheems y yo te extrañamos mucho, amor.- Se acercó un poco más al azabache, este simplemente se alejaba más hacía atrás.- Vuelve, ¿Sí?
-No, ando ocupado.- Apartó al de ojos violetas con una de sus manos, dándose pase para seguir con su camino.
-¿Ah, si?- Respondió mientras lo seguía.- Hoy es lunes, no tienes nada que hacer. Por lo general, estas libre después de clases.
-Hoy no.
-Se puede saber ¿Por qué no?. Preguntó acercándose más al rostro del contrario.
