~•𝐏é𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞 •~

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-Tanjiro, no quiero que te enfermes.- Extendía una de sus manos, sosteniendo una sombrilla esperando a que sea correspondida por el pelirrojo.

-No la necesito, gracias.- Fue lo único que dijo, con la cabeza baja.- No quiero hablar con nadie en estos momentos.- Sus ánimos no eran los mejores en estos momentos, la lluvia tampoco ayudaba. Su mundo se estaba desmoronando poco a poco.

-Tanjiro...

-Muchas gracias, Giyuu-San, pero en serio no quiero nada.- Apretó uno de sus puños, intentando no desahogarse. Intentando no sacar toda esa furia e ira que tenía dentro de él. No iba a dejar que todos los presentes vieran lo débil que era ante la pérdida de un ser el cual admiraba y amaba con todo su ser.- Con su permiso.- A paso lento, se retiró del lugar dejando solo a su profesor.

-Tranquilo, ya verás que lo superará.- Decía una voz que susurraba en su oído y había apoyado uno de sus brazos en el, el tono le era bastante familiar para el azabache.- Sólo dale su tiempo.

-Kibutsuji-Sama.- Volteó rápidamente logrando ver al dueño de aquella voz.

-Haganezuka era una persona bastante cercana a mis hijos. Lástima por su muerte.

-Lo entiendo.- Dirigió su mirada hacia un punto perdido, ignorando la presencia de su jefe.

-Padre.- Sin haberse dado cuenta, una joven de estatura mediana vestida de negro estaba al lado del Kibutsuji, con un paño en mano y sus ojos bastante llorosos.- Yo...

-Anda acompaña a tu hermano que al igual que tú, están llorando. Yo tengo que arreglar asuntos con Tomioka.- Eso último hizo sobresaltar al recién nombrado. Estaba totalmente consciente que no tenía que escuchar conversaciones ajenas, pero está vez podría hacer una pequeña excepción.- Shu, ándate.- Movía su mano hacía la dirección donde no hace mucho se había ido el de cabellos rojizos, dándole a entender que se vaya del ambiente en el cual se encontraban, pero de una manera muy extraña, ¿cómo un animal?

Obviamente el de orbes azules no pudo intervenir en esa pequeña conversación de padre e hija. No era de su correspondencia asuntos familiares. Así que lo dejo pasar como sí nada hubiera ocurrido.

Después que la joven de piel blanca se haya retirado como se lo habían pedido, por fin ambos pudieron quedar solos, un ambiente en el cual iban a tratar algunas cosas respecto al trabajo del profesor.

-Tomioka, necesito que te encargues de Tanjiro.- Muzan Kibutsuji era una persona a la cual le gusta llegar al punto de las cosas rápidamente sin rodeos, está no iba a ser una excepción.- Vas a reemplazar a Haganezuka.

Giyuu al escuchar eso, quedó paralizado completamente, ¿había escuchado bien?- Disculpe, creo no haber entendido lo que acaba de decir.

El de cabello ondulado no pudo evitar sacar una gran carcajada, llamando la atención de todos los presentes en aquel cementerio.- Ay, hijo. Eres bastante gracioso.- El sarcasmo era bastante notorio.- Escuchaste bien, quiero que estés a cargo de el ahora.

-Señor, mi trabajo es ser profesor...- Fue rápidamente interrumpido.

-Lo sé, pero eso no implica el hecho de que puedas guiar a mi hijo a un camino mucho mejor el cual está esperando por el.- La necesidad de que Giyuu Tomioka sea la persona que dirija al joven Kamado era alta para el Kibutsuji. El sí o sí debía de convencer al profesor.- Es una gran oferta, ¿sabes? Se te pagará bastante bien, sí quieres puedes vivir en la mansión. También se te darán viajes, todo pagado.

Eso era lo de menos para el azabache, no quería ser un mantenido por el simple hecho de cuidar a su estudiante. Ahora mismo iba en la mejor etapa de su carrera.- ¿Por qué quiere que sea yo y no otro?- No se podía quedar con la duda del porqué el y otro no, tal vez con la respuesta del contrario lo logre convencer.

𝐌𝐢 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐭𝐢𝐬𝐭𝐚~ •𝐆𝐢𝐲𝐮𝐮𝐭𝐚𝐧•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora