~•𝐀𝐜𝐞𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧•~

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-Así que... ¿aceptas?- Dijo mientras miraba aquel joven pelirrojo en el patio acompañado de sus nuevos compañeros.- ¿Seguro?

-Sí. Lo pensé más detenidamente y creo que podría resultar.- Miró al lado para donde se encontraba el contrario.

-¿Sabito?

-Por parte, sí.- Agachó su cabeza intentando no volver a recordar todos sus recuerdos que ahora simplemente eran memorias.- Quiero... despejarme un rato.

-Hijo, por supuesto que lo harás.- Con su radar, pudo ver a aquel azabache con la cabeza baja. Decidió alzar el mentón de este haciéndolo mirar fijamente.- Todo estará bien.

-Gracias.- Devolvió la mirada a aquellos estudiantes que se encontraban riendo por las travesuras que hacía uno de ellos.- Por cierto, Inosuke...

-Lo sé.- Tapó un poco su boca intentando contener su risa.- Es gracioso, aunque responda mal.

-Sí.- Retomó su compostura.- Muchas gracias, dentro de unos minutos tengo clase. Disculpe.

-No hay problema. Te aviso cuando programen la reunión para Tanjiro.

-Gracias.- Hizo una leve reverencia.- Hasta luego.

-Todos ustedes son como mis hijos.- Susurro levemente con una leve sonrisa.

- Susurro levemente con una leve sonrisa

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-¿Y qué tal son los camerinos?

El de orbes rojizos pensó un momento lo que iba a responder, rápidamente se le viene a la mente todos los recuerdos de los lugares de la empresa.- Son lindos, limpios y muy ordenados.

-¡Monitsu! ¡Nosotros estaremos con el! ¡Ya lo verás!

-Inosuke...- Puso su mano rápidamente en su oído intentando tapar algo del grito de su compañero.- Vas a reventar mi tímpano, gracias.

-De nada, es un cumplido.- Tiró un beso volado al rubio que se andaba quejando de su tono de voz.

Tanjiro veía la escena muy graciosa, no hubiera pensado nunca haber tenido compañeros tan rápidamente.

-¿En qué tanto piensas?- Interrogó a su compañero.

-Nada.- Respondió con una sonrisa.

-¿Te parece sí hoy vamos a la casa de Inosuke?- Dijo ansioso.- No es tan lejos, casi por el bosque.

-Disculpa, tengo cosas que hacer.- Se decepcionó rápidamente por el hecho de tener toda su agenda llena.

-¡Vamos, Kentaro! ¡Di que sí!- Alentó a su reciente compañero intentando convencerlo de alguna manera.- ¡Habrán alitas picantes!

-¿A-Alitas picantes?- Por un momento, se había iluminado la linda mirada que trae siempre. Todo lo que daría por comer una de esas. Pero recordó todo lo que podría pasar sí es que lo hacía.- No, no puedo. Gracias igualmente.

𝐌𝐢 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐨 𝐚𝐫𝐭𝐢𝐬𝐭𝐚~ •𝐆𝐢𝐲𝐮𝐮𝐭𝐚𝐧•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora