Capítulo17

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—Vas a quedar hermosa, ya verás —Amanda parlotea mientras cepilla mi pelo. Realmente creí que me ayudaría cuando divisé aquella sonrisa en su rostro pero sólo se echó a reír a carcajadas diciendo que era una idea estúpida.

Luego de eso se dispuso a maquillarme y peinarme. Esto también es una tortura para mí, sólo quiero dormir.

—¿Me estás prestando atención Celeste? —Mis pensamientos son interrumpidos por la voz de Amanda.

—¿Qué decías? Perdón.

—Ay, tú no vives en este mundo, nunca pones atención. Te decía que ya terminé, ahora anda a ponerte el vestido y los zapatos. —Me levanto de la cama colocándome la ropa y subiéndome sobre los tacos del infierno. En serio odio esta clase de calzado.

Amanda me observa satisfecha con el resultado de su trabajo. —Vamos, el señor Daniel ya debe estar esperando — con nervios y el estómago hecho un nudo camino tras ella.

Al subir salimos por la misma puerta que llevaba a la cocina. El espacio está inundado de una movida música a un volumen moderado, el sonido se eleva a medida que vamos caminando hacia el salón principal. Hombres trajeados se encuentran por todo el gran salón, todos tienen bebidas, algunos hablan entre grupos y otros están con sus móviles.

Mis nervios están a flor de piel, Amanda me guía hasta Daniel quien me espera sentado sobre un sillón.

—¿Tengo que decirte que te sientes? —Niego con la cabeza y procedo a sentarme, intentando quedar lo más separada que pueda. —¡Ay por favor! ¿Es enserio? —Hastiado me toma del brazo halándome hacia él. Todo mi cuerpo se encoge ante su brusco movimiento, por instinto intento cubrir mi rostro. —Escúchame bien, todas esas personas que están aquí con socios de mi trabajo, así que actuarás normal y como llames la atención te irá mal. ¿Entiendes?

Con ojos cristalizados y mirada asustadiza asiento a sus palabras. —Bien, ahora sonríe y compórtate —Fuerzo una sonrisa a boca cerrada cuando uno de los presentes se acerca. Odio que Daniel me dé órdenes como si fuese un perro a quien le dice cómo debe comportarse.

—Buenas noches, Daniel, bella dama —El hombre saluda con una leve inclinación de cabeza.

—Hombre, siéntate. Dime ¿Cómo está todo? —Daniel el devuelve el saludo emotivamente. Me limito a observar el entorno mientras ellos hablan. El salón es bastante amplio, una lámpara de cristal cuelga del techo, las paredes blancas hacen contraste con los muebles negros.

Una bombilla se enciende sobre mi cabeza al darme cuenta que puedo tomar uno de los cuchillos de la cocina antes de bajar. Si Amanda es quien me lleva al sótano intentaré convencerla de que me deje tomarlo.

Salgo de mis cavilaciones cuando siento mi brazo ser apretado, dirijo mi visión hacia Daniel quien me observa con una falsa sonrisa en su rostro. —Celeste, este amable caballero quiere conocerte —Observo atemorizada al hombre que está sentado al otro de Daniel.

—Celeste, ¿verdad? Soy Ludwig, es un placer. —Su mirada es profunda y penetrante. No logro discernir sus intenciones, pero nadie que trabaje con Daniel puede tener buenas intenciones.

El hombre extiende su mano en espera de que le corresponda, lo hago cuando siento mi brazo ser apretado con fuerza otra vez. Daniel no ha soltado mi brazo en ningún momento apretándolo cada que quiere algo.

—¿Puedo? —Mi cara expresa confusión al no entender que insinúa.

—Claro, en la cocina bajando las escaleras —Todo mi cuerpo se tensa al entender lo que sucede aquí. De forma desesperada dirijo mi vista hacia Daniel, quien me observa fríamente.

Ludwig toma mi mano halándome a su dirección. —No, no, no, por favor, no —Le ruego al hombre que en este momento me sostiene.

Siento como mi pelo es sostenido de manera brusca —Vas a ir con él y harás lo que él diga. ¿Entendido? —Nadie se inmuta, todo el mundo continúa como que nada está sucediendo. —¡¿Qué si entendiste?! —Su mano se aprieta más mi pelo haciendo énfasis en sus palabras —.Llévatela.

Con una sonrisa plasmada en su rostro Ludwig camina sosteniéndome de la mano. Mi corazón bombea a ritmo rápido y siento mi vientre tensarse.

Una vez en el sótano el hombre cierra la puerta para continuamente dirigirme una mirada llena de lujuria.

Es un hombre joven, su cabello es negro y pulcramente peinado, su aura denota masculinidad por todos lados, pero eso no implica que lo desee cerca de mí. No deseo a ningún hombre cerca de mí.

Camina de espacio acercándose a mí, mientras retrocedo intentando rehuirle, mis piernas se detienen cuando tienen contacto con la cama. —No me hagas daño, por favor.

Su sonrisa se amplía cuando mis palabras abandonan mi boca. —Me encanta verte así. Tan indefensa y temerosa, hace que todo sea más divertido —Mi respiración se hace pesada cuando su mano coloca uno de mis mechones de pelo tras mi oreja. Acaricia con suavidad mi rostro penetrándome con su oscura mirada.

Las lágrimas se deslizan por mis mejillas sin poderlas controlar al saber lo que ocurrirá —Te lo suplico, no me hagas esto por favor —Mi voz suena como un susurro lejano.

—Shh... shh... no hables, o si no, le diré a Daniel que no fuiste nada complaciente conmigo. Y creo que eso hará que se enoje ¿No crees?

Todas mis alarmas se activan cuando escucho la mención de su nombre —No, no, no, por favor, no. No tienes que decirle —hablo con desesperación implorándole con mi mirada.

—Entonces mejor coopera. Prometo que seré gentil. —No bien termina la oración cuando sus labios se posan sobre los míos abrazándolos con tibieza y guiándolos en un suave vaivén. Un beso salado y bañado en lágrimas.

El deseo de despegarlo de mí es exorbitante, más el simple pensamiento de que Daniel pueda llegar a hacerme algo no permite que mi cuerpo reaccione.

Sus manos empujan mi cuerpo lentamente provocando que mi cuerpo termine recostado sobre la cama. Sus labios se mueven con más pasión y desesperación, con su boca recorre mi cuello y sus apresuradas manos se deshacen de mi ropa dejándome a su merced.

Mi cuerpo no tiene vida, sólo soy una muñeca de trapo a quien él está manejando a su antojo. Una muñeca de trapo que se concentra en mirar el techo y dejar correr las lágrimas por su rostro mientras un desconocido babea todo su cuerpo con su desesperada boca. Sin tener el valor o la fuerza para hacer algo para detenerlo.

Hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que les haya gustado y ver sus comentarios sobre lo que creen que ocurrirá.

Nos leemos dentro de 2 días. 

Venganza Celeste 《SIN EDITAR》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora