—¡Outch! —Dejo salir un quejido al sentir el alcohol tocar mis heridas. Amanda está curando las cortadas y moratones causados por las esposas.
—Listo, ya estuvo —Camina hacia el baño, recogiendo los utensilios de limpieza que ha utilizado aquí.
Minutos después de que Daniel se marchara, Amanda llegó a limpiar el lugar y ayudarme a bañarme y limpiarme otra vez.
—Más tarde vendré a traerte algo de comer —Asiento y ella se va.
Me recuesto en la cama mirando al techo, intento pensar en todo y en nada. En todo lo que podría hacer y en nada de lo que está sucediendo. En mi mente se reproducen una y otra vez los sucesos que han acontecido.
No quiero pensar, no quiero que mi mente trabaje más y más, sólo quiero dormir y que todo termine, que todo pase. Quiero despertar y estar al lado de mi madre y de mi padre, poder abrazarlos, no lo sé, no sé qué hacer.
Han sucedido tantas cosas y yo en ninguna de las situaciones me he podido defender, no tiene sentido que lo haga. Si pienso cuerdamente el asunto, no tengo a dónde ir, ni con quien, nada. Con los únicos que puedo ir es con mis padres, lo que quiere decir que la única manera de salir de aquí es muerta.
Muerta o viva, ambas son formas de salir, así que me resigno. No tengo un propósito por el cual luchar para salir viva.
Así pasan las horas, pensamiento tras pensamiento y la soledad acompañándome hasta guiarme al mundo de los sueños.
....
Un fuerte olor a cigarrillo me hace toser bruscamente despertándome. Abro los ojos buscando la fuente del olor cuando enfoco la figura de Daniel al borde de mi cama.
—Veo que ya despertaste —Sus ojos me escrutan de arriba abajo. Retrocedo lo más que puedo de él. —¿Fumas? —Niego lentamente, lo miro curiosa y fastidiada. En serio que me molestan sus juegos —Qué lástima, esperaba poder compartir un cigarro contigo, pero al parecer no será posible —Se levanta de la cama observándome detenidamente —Bueno como sea, levántate —ordena cambiando su tono de voz a uno más autoritario. No quiero seguir recibiendo golpes extras así que sin decir nada acato la orden poniéndome en pie.
—No me hagas más daño por favor. Hablemos, lleguemos a un acuerdo, puedo trabajar en serio, pero ya no más... —hablo temblorosa mientras mis ojos se cristalizan. Mi entrepierna aún arde y duele por las torturas previas, ya no quiero más de esto.
—Shhh... no me gusta ver a mi esclava así, si te portas bien y haces lo que te digo sin rechistar puedo reconsiderar las cosas, ¿Estamos? —Daniel acaricia mi rostro con delicadeza siento repulsión ante su toque. Asiento ante sus palabras intentando preparar mi mente para lo que sea que desee hacer conmigo ahora. —Bueno, quiero que te desnudes.
Le veo caminar con su cigarro en mano, dirigiéndose a la parte oscura del lugar. Cierro mis ojos y con lentitud saco mi cuerpo de la bata que lo envolvía, dejando mi piel expuesta.
—Ven —Escucho la voz de Daniel, sin embargo no logro visualizarlo. Este lugar es grande y aún no lo exploro, tampoco quiero hacerlo, siento que no me gustaría lo que pudiese encontrar.
Camino en dirección a la lámpara que cuelga del techo, la cual está apagada, intentando dar con él. Una luz es encendida y camino hacia allá, es otro cuarto, nunca había visto esa puerta. —Entra, no te quedes ahí. —Entro al cuarto, Daniel está esperando por mí. —Cierra la puerta —Sin más, obedezco. Le miro cuestionante esperando sus palabras.
Mi interior está revuelto, el miedo, el terror, los nervios, los recuerdos y ni hablar del presente ardor de mi zona íntima y el dolor en mis costillas por la paliza reciente.
—Bien, me gustas más así, calladita y obediente. —Hace una pequeña pausa antes de continuar —De ahora en adelante habrán unas pequeñas reglas. Número uno, Siempre que te pregunte algo me vas a responder añadiendo las palabras ''Papi, amo, señor'' o cualquiera que te indique que me digas ¿Entendido? —Asiento con mi cabeza. Mi rostro es girado de una bofetada, acaricio la zona y le miro con sorpresa, no entiendo a qué ha venido eso —¡Dije que si entendiste, responde bien!
—Sí señor —Respondo temblorosa.
—Bien, así me gusta. Número dos, harás lo que yo diga sin cavilar ¿Entendido?
—Sí señor.
—Número tres y última, como no cumplas una de esas reglas te las vas a ver muy feo ¿Quedó claro? —Pregunta alzando una ceja.
—Sí señor.
—Colócate de pie entre medio de aquellos dos pilares de madera —Con nerviosismo me dirijo hasta el lugar donde me indicó.
Una estructura de madera formada por dos pilares unidos al suelo y una barra uniéndolos en la parte de arriba. En cada esquina tiene una cadena de metal clavada que termina con una esposa en la punta. Me coloco en medio de los dos pilares.
Daniel procede a atar mis muñecas y tobillos a las esposas dejándome sobre mis pies, abierta de brazos y piernas. Intento regular mi respiración inhalando profundamente por la nariz y dejando que el aire abandone mi boca de espacio.
—Sabes, ya que no te gusta fumar, debería de mostrarte que el cigarro hace bien y relaja mucho. Y se me ha ocurrido una manera esplendida para enseñártelo. —Daniel habla mientras exhala el humo de su cigarro.
Me sobresalto al sentir como su mano se hace con uno de mis pechos apretándolo fuertemente. Cierro mis ojos con fuerza intentando controlar las ganas de decirle que me suelte y el deseo de llorar. Siento algo húmedo acariciar mi pezón, abro los ojos y veo a Daniel pasando su lengua suavemente por este. —Quiero que mires todo lo que haré contigo hoy, para que aprendas que no debes portarte mal. Porque como podrás saber, desde que te compré no has hecho más que darme dolores de cabeza y hoy te voy a enseñar a comportarte.
Daniel suelta mi seno y camina lentamente a mi alrededor, pareciera León inspeccionando por donde atacará.
Un grito abandona mi boca al sentir el calor quemar la piel de uno de mis glúteos. Me ha pegado el cigarro. —Vas aprender que nunca debes desobedecerme. ¿Lo entiendes? —Las lágrimas ruedan por mi rostro mientras siento el ardor en mi nalga.
—¡Ahhh! —Otro grito me abandona cuando su cigarro vuelve a tocar mi piel, esta vez en mi otra nalga.
—¡Dije que si lo entiendes, responde! —Otra vez el ardor, esta vez en mi espalda. Mis gritos y sollozos llenan la habitación. —¡Que respondas! —Una y otra vez la punta de su cigarro toca mi piel haciéndome soltar desgarradores gritos. Mi cuerpo tiembla debido a mi pánico y quejidos.
—Sí señor... Lo entiendo —.hablo con voz entrecortada y temblorosa.
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Últimamente me siento insegura sobre si seguir publicando o no la novela debido al contenido. A veces yo misma me pregunto ¿Qué verga estoy escribiendo? estoy enferma.
Pero bueno, lo dejaré en sus manos. ¿Deberías seguirla subiendo o es muy enferma?
¿Cuales son sus teorías futuras? ¿Creen que Celeste se rendirá y preferirá morir antes de luchar?
Dedico este cap a @madiperez19 , por ser otra de las fieles lectoras que están desde que volví a subir este proyecto y siempre decir presente, aún en aquellos días que tuve que subir la novela en otra plataforma.
Los leo. Como siempre, nos leemos en 2 días.
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Venganza Celeste 《SIN EDITAR》
AcakCeleste de 18 años, luego de vivir una infancia traumática, es vendida por su padrastro al mercado negro, donde es subastada y sometida a torturas extremas. ¿Estará dispuesta a buscar su libertad incluso luego de perder la esperanza en todo? ¿Cuáles...