La puerta del sótano permanece cerrada. Mi vista se mantiene inalterable sobre esta, a pesar de que la extenuación es perceptible en mi semblante, mi mente no es capaz de conciliar la tranquilidad.
Mis pensamientos se encuentran en desborde total y la histeria está presente en cada parte de mi ser.
A pesar de que días atrás me encontraba en calma debido a la falta de presencia de mi sayón, en el presente los recuerdos inundan mi mente como un irrefrenable tsunami que arrasa con las pocas cosechas de mi cordura. Provocando que mi mente se encuentre en un giro interminable donde se repiten una y otra vez los recientes acontecimientos tal bucle de tiempo.
Días han pasado luego de la última vez que vi a Daniel, ¿Cuántos? Sinceramente no tengo idea, sin luz natural que indique cuando es día o noche es muy dificultoso identificar cuanto tiempo transcurre. De hecho, es incontable para mí el tiempo que llevo en este lugar, no tengo idea. Tal vez un mes, mes y medio o casi dos meses. No es algo que sepa.
Más contando las comidas, calculo que ya ha pasado cerca de una semana y media desde la última vez que vi a Daniel... Una semana y media en la que me he visto sumida en una tortura más allá de lo físico.
Ahora no es Daniel mi verdugo, soy yo misma, son mis pensamientos, son mis recuerdos.
Recuerdos que mi mente evoca sin mi consentimiento, los cuales se encargan de sumirme en la desesperación de este lago de sufrimiento interminable.
La voz de mi madre es audible en la habitación, esta se mezcla con mis gritos y aullidos de dolor con cada toque de las manos de Daniel, sus palabras haciéndome sentir basura, el rostro de mi madre cuando su vida se escapa de su cuerpo bajo las manos de Héctor, Coss cargándome cual saco de patatas, Barbie intentando desnudarme y obligarme a duchar.
Llevo mis manos a mi cabeza en un fallido intento de controlar mi mente.
—¡Aggh, voy a enloquecer, ya cállense, cállense!
Golpeo mi cabeza ilusionándome con que eso ayude a controlar mi desesperanza y deseando que las voces y los recuerdos cesen.
Escucho la puerta del sótano ser destrabada. Alguien entrará, con temor mantengo mi vista fija.
La puerta es abierta por Amanda, el aire acumulado en mi pecho por la tención sale por mi boca permitiéndome respirar nuevamente. Sus manos sostienen la bandeja en la que yace el almuerzo que me corresponde hoy, quizás el desayuno o tal vez sea la cena.
—Hola, hola, ¿Cómo te sientes hoy?
Con entusiasmo se sienta sobre la cama luego de haber colocado la bandeja sobre la pequeña mesa de noche.
—Mírame, mejor no podría estar.
La sonrisa que iluminaba su rostro desaparece, dejando en su lugar una clara expresión de pena y melancolía tras recibir mi respuesta cargada de sarcasmo.
—Vamos, no te pongas así. Mira lo bueno, hace 10 días Daniel no baja aquí.
Sus palabras intentan animarme logrando el efecto contrario a todo lo que esta deseaba.
—¿Qué de bueno tiene eso? Tú no sabes lo que significa, no lo entiendes para nada. Cada vez que él desaparece por días, vuelve con la energía al máximo y con todas las ganas de dañarme. Mientras más dura para venir, peor es cuando llega. —Histérica y con enojo dejo que las palabras salgan de mi boca. —Tú no lo entenderás nunca.
Su mirada triste y compasiva hace acto de presencia. Haciendo caso omiso a mis palabras, se dispone a tomar la comida para intentar llevármela a la boca aspirando a romper con eso el tenso momento.
En cámara lenta la cuchara se acerca a mí y el olor del alimento inunda mis fosas nasales provocando que mi estómago se retuerza, sin poder contenerme corro despavorida hacia el baño para dejar salir el poco contenido que había dentro de mí.
Procedo a lavar mi boca antes de regresar a la cama, donde Amanda me observa un tanto preocupada.
—¿Estás enferma? ¿Qué pasó?
Rápidamente sus manos tocan mi frente en busca de algún signo de temperatura.
—No es nada, estoy bien, creo que mi organismo no está acostumbrado a la comida normal ja, ja.
Con sarcasmo hablo, haciendo referencia a la diferencia entre lo que solía comer antes y el alimento de aquí.
—Celeste ¿Estás embarazada?
Con cautela las palabras se funden con el aire y mi mente se frena por completo.
¿Yo, embarazada? No es imposible pero, es imposible. Mis pensamientos chocan contradiciéndose entre sí. No tendría sentido eso.
—No... es una idea ridícula.
La respuesta es más para mí que para Amanda.
—¿Te has hecho una prueba?
¿Una prueba de embarazo? ¿Acaso sería posible? Mi mente no puede procesar en este momento.
—No necesito hacerme nada. No estoy embarazada. Ahora vete por favor
Con nervios descontrolados hablo esperando que me deje sola. Algo que no hace.
—Celeste, si estás embarazada no debes tenerlo, no así, no aquí.
—¿Cómo se te ocurre decir algo así? ¿Qué parte de que no estoy esperando no entiendes? Además no te afectaría en nada si lo estuviera o no. Ahora vete.
Desesperada y atormentada por mi mente una vez más, no soy capaz de controlar lo que digo.
—Tienes razón. No me afecta en nada, al fin y al cabo yo no soy la que está presa en un sótano siendo la perra de alguien más.
Desaparece de la estancia dejando sus palabras en el aire.
¿Estar embarazada? ¿Será posible?.. Nauseas, cansancio y estos incontrolables cambios de humor. Esos son signos de embarazo, pero también de estrés, es algo de esperarse si vives en esta situación. Entonces no estoy embarazada, solamente es estrés y se me pasará pronto, cuando todo esto por fin termine.
Con esos pensamientos intento convencerme a mí misma de que dicha posibilidad no es aceptable, más mi mente se niega a hacerme caso nublándose entre sus ideas y pensamientos.
No es cierto, no es posible y no será. Cierro los ojos recostada sobre la cama haciendo el intento de calmar mi mente, viéndome interrumpida cuando la puerta es abierta otra vez.
—¿Qué quieres? ¿No fue suficiente con lo que dijiste o viniste a traerme el test?
De golpe me siento en la cama expulsando las palabras, sin percatarme de que no fue Amanda quien entró.
—Hola.
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¡Hello! I am back. O como sea.
Espero que se encuentren bien, y que no me odien por haber durado tanto sin actualizar. jeje
Pido una disculpa, pero me he visto un poco complicada de salud y pues mis ánimos no han sido los mejores para tomar el compu y escribir. Pero sin más espero les haya gustado el cap y dejen en los comentarios lo que opinan.
Prometo actualizar pronto. Besitos! ❣️❤️
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Venganza Celeste 《SIN EDITAR》
DiversosCeleste de 18 años, luego de vivir una infancia traumática, es vendida por su padrastro al mercado negro, donde es subastada y sometida a torturas extremas. ¿Estará dispuesta a buscar su libertad incluso luego de perder la esperanza en todo? ¿Cuáles...