Capítulo 3.

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Mis párpados pesan y me cuesta abrir los ojos, escucho ruidos a mi al rededor pero me siento tan pesada que prefiero acostumbrarme antes de abrir mis ojos.

—El especialista llegará en cualquier momento para revisarla y dar el visto bueno antes de la subasta —.Escucho un hombre hablar, se escucha tan lejano que no me molesto de moverme ni abrir los ojos.

—¿Qué estás esperando? Ve a despertarla antes de que llegue el doctor, prepárala —.El mismo hombre vuelve hablar, siento pasos acercarse a mí por lo que decido abrir mis ojos, lo hago despacio pues aún me pesan, me encuentro en una cama, hay un tocador frente a esta y al lado un pequeño armario, el cuarto está iluminado por un bombillo que emite luz blanca y las paredes son color verde. La puerta frente a la habitación es abierta y tras esta aparece una mujer, pelo negro, tiene unas que otras arrugas, viste una ropa corta ceñida al cuerpo dejando al descubierto mucha piel para mi gusto.

—¡Oh! ya despertaste, tenía deseos de despertarte yo, ya me estaba hastiando de verte ahí dormida —.La mujer habla brindándome una mirada cargada de desprecio, se dirige al armario a sacando unas prendas de ropa (si es que se les podía llamar así) sólo me dedico a mirarla.

—¿Dónde estoy? ¿Quién eres? —Las preguntas salen de mis labios sin pensarlas.

—A ver, tú no estás aquí para hacer preguntas y yo no estoy para responderte, pero si te sirve de algo, que lo dudo, a mí me dicen la Barbie, y con mucha razón ¡eh!, ahora levántate de ahí que tienes que darte una ducha, en serio que apestas —.esto último lo dice haciendo un movimiento con sus manos.

Dirijo mi vista hacia mi cuerpo y notando que visto las mismas prendas que cubrían mi cuerpo antes de ser traída a este lugar, algo que me tranquiliza un poco.

—¿He dicho que debes ducharte que no entiendes? —con impaciencia esta intenta desvestirme, forcejeo con ella tratando de evitar que me desnude

—¡Déjame por favor! —mis palabras salen acompañadas de lágrimas, voy retrocediendo hasta quedar contra la pared, me cubro con mis brazos y me hago un ovillo en el piso intentando protegerme de la mujer que me observa con asco y hastió desde su posición.

—¡Coss! —Segundos después aparece tras la puerta el mismo hombre que me subió a la camioneta, al igual que el supuesto nombre de Barbie supongo que este es otro apodo para proteger su identidad.

—Llévatela al área de baño, Franchesca la está esperando —El ahora conocido como Coss, se dirige hacia mi cargándome como saco de patatas nuevamente.

–¡Suéltame, tengo dos pies y sé caminar! —vocifero a la vez que pataleo y golpeo su espalda con mis puños. Camina conmigo por un pasillo largo con puertas a cada lado cuyas paredes son verdes al igual que las paredes del cuarto en que estaba. Atravesamos una puerta blanca adentrándonos en un cuarto de baño, hay un inodoro y un lavabo, frente al lavabo hay otra puerta con un letrero encima, "Cuarto de duchas", alcanzo a leer, Coss abre la puerta lanzándome al piso, amortiguo mi caída con los brazos, mis huesos se estremecen de dolor.

—¡Pero serás idiota, puedes matarme de un golpe, estúpido! —.El muy animal me ignora completamente dirigiendo su vista tras de mí.

—Quítale el hedor, el doctor llegará pronto —.Me incorporo soltando quejidos debido al dolor en mi cuerpo.

Levanto mi mirada observando a la chica que está frente a mí, aparenta ser joven, tez trigueña y cabello chino, es alta, tiene un cuerpo esbelto y piernas largas.

La chica se acerca a mí ofreciéndome su mano, dudosa la miro intercalando mi vista entre su mano y su rostro, esta me brinda una sonrisa acogedora, dentro de todos aquí la única que me ha brindado esa sonrisa es ella. Su acto hace que inmediatamente sienta un poco de agrado hacía ella, hace un amago extendiendo su mano para que la tome y esta vez sin muchos preámbulos la tomo, de todas formas no es como que tuviera opción.

—Sé que estás asustada y desconfías de todo y todos aquí, no sé cómo llegaste a este lugar, sólo espero que puedas salir ilesa de aquí, eres muy joven, has de ser una niña aún —La chica habla mientras camina tomándome de la mano hasta llegar a una pequeña ducha de entre tantas que hay detrás de puertas blancas, entramos ahí y ella dirige su mirada hacia mí —Pero ahora necesito que confíes un poco en mí, es tonto decirte algo así cuando estás en una situación como esta, pero necesito que cooperes y me hagas más fácil el trabajo de ducharte ¿Crees que sea posible?

Asiento dejando salir un débil sí de mis labios. Procedo a desvestirme bajo su atenta mirada.

Al dejar mi piel totalmente descubierta, la amable muchacha abre el grifo de una oxidada ducha de la cual inmediatamente empieza a brotar agua fría. Mi cuerpo se estremece bajo el frío del agua provocando que mi piel se erice, tiemblo un poco pero trato de no hacerlo notar, al fin y al cabo sí necesitaba sentir el agua correr por mi piel.

—Por cierto, mi nombre es Franchesca, ¿El tuyo cuál es? —pregunta mientras toma un pedazo de jabón frotándolo en un esponja de baño, haciendo espuma con este para continuamente tallar mi cuerpo con él.

—Mi nombre es Celeste —.contesto algo sumergida en mi pensar.

—Celeste... —dice mi nombre a modo de saboreo entre sus labios —Es un lindo nombre, me gusta. 

Venganza Celeste 《SIN EDITAR》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora