Narra Siomara:
Ya pasó como media hora. Mateo no me mandó mensaje ni se volvió a conectar.Capaz se arrepintió..
Y si le pasó algo viniendo para acá?
Empiezo a caminar. Los chicos todavía siguen despiertos boludeando.
—Y tu amigo?—. Dice Bauti entrando a la cocina.
—Nose..capaz no viene—.
—A.. mal ahí—.
—Qué buscas?—. Veo que mira toda la heladera.
—Tenemos hambre—.
—Enserio hermano? A ésta hora?—.
—Chi— hace un puchero con su boca.
—Bueno..hay milanesas, ahora las
hago—.—Gracias, te amo—. Me abrazó rápido.
—Se se, vos te pones tierno cuando te cocino no más—.
—Algo es algo—. Sonríe y se va.
Miro la hora 2:02. Ya fue, no va a venir.
Saco las milanesas de la heladera y pongo el aceite a calentar.
Termino de cortar los panes y tocan el timbre. Mi cuerpo se tensiona, me pongo nerviosa y me vuelven a transpirar las manos.
No reacciono hasta que mi hermano grita.
—SIOMII DEBE SER TU AMIGOO—.
—VOY—.
Respiro muy profundo, voy hasta el living. Miro a través del lente de la puerta y es él.
—Hola—. Digo una vez que abro la puerta y le sonrío.
—Hola—. Me saluda con un beso en el cachete y yo me corro para que pase.
Me doy la vuelta y veo que mira a los chicos.
—Son los amigos de mi hermano, vení vamos a la cocina—.
Ellos no lo vieron porque estaban de espalda y con auriculares puestos.
—Sentate si querés, yo tengo que cocinar un toque—.
—A esta hora comes?—.
—No, pasa que les agarró hambre y boe tuve que hacer algo—.
Me pongo a cocinar las milanesas y veo que él está escribiendo rápido en su celular.
No quiero ser tan desconfiada, pero obvio que no me queda otra.
A la cagada de invitarlo ya me la mandé. Soy una pelotuda.
Después de un rato termino de preparar los sanguches.
—BAUTII—.
—QUEE—.
—VENII—.
—VOY—.
Veo que Mateo me mira sonriendo.
—Perdón es que estamos acostumbrados a gritar—. Le sonrío.
—Si, me di cuenta—.
—Que pasó hermanita?—. Entra a la cocina. —Hola—. Saluda a Mateo.
—Hola—.
—Ya están, toma—. Le doy el plato.
—En la heladera hay gaseosa—.—Aa dale, EMII—. Grita otra vez.
—Qué paso per.. Mateo?—. Dice entrando también.
—Emi?—.
—Se conocen?—. Que pregunta la tuya Siomara.
—Si, es mi hermano—.
Se levanta y se dan un corto abrazo.
—Qué haces acá?—. Le pregunta el menor.
—Vine a visitar a mi..amiga—. Respondió dudoso.
—Ah piola.. que pasó wacho?—.
—Agarra una gaseosa de la heladera—.
Emilio agarra la bebida y yo le doy vasos.
Bauti se fue con los sanguches.
—Haber si nos vemos más seguido—. Le hace un gesto con la cabeza a su hermano.
—Dale dale—. Dice riendo Mateo.
Se va y quedamos solos.
Me siento en frente de él, pero su mirada la tiene en sus manos.
—No quiero que mi hermano
escuche—.—Eeh bueno..vamos a mi pieza—.
Asiente y me sigue.
—Ojitoo eh—. Habla mi hermano con la boca llena, mientras nos ve subiendo la escalera.
—Callate.. y no hables con la boca llena tarado—. Dije riendo.
Subimos a mi pieza y cerré la puerta.
—Sentate—. Apunté mi cama.
Yo acerqué la silla de escritorio y me senté cerca.
—Qué pasó que tardaste?—.
—Pasa que me trajo un conocido del barrio y no encontrabamos la
dirección—.Cómo un conocido del barrio? Lpm.
—Mateo, trato de confiar, si? Pero por favor no quiero que cualquiera sepa dónde vivo—. Hablé tranquila.
—Si ya se, igual me dejó en la esquina y vine caminando—.
—Está bien.. que necesitabas hablar?—.
—No te enoja si en ve de hablar de eso, boludemos? Posta me pone mal—.
Pero.. me está haciendo sospechar más y en cualquier momento lo echo.
—Qué querés hacer—.
—Hablar—. Levanto sus hombros
—De qué—. Digo seca.
—Ya se que estás flasheando y no te quiero sacar data para venir a robar.. quédate tranqui. Igual te entiendo todo piola—.
—Si..qué se yo. Pero igual, aunque no lo creas me preocupé por vos. Estabas llorando?—.
—Me mandé una re cagada..alto
gil—.—Bueno pero todo problema tiene solución—.
—Pero las cagadas que me mando yo, no—.
Eso es verdad..nos quedamos en silencio.
—Te puedo abrazar?—. Habla de la nada.
Lo miro sorprendida y asiento.
—Eee...vení...—. Palmea mi cama.
Me paro y me siento a su lado.
Nos miramos fijo y ahí está otra vez..esos ojos que me dan cosquilleos por todo el cuerpo y me hacen sentir un nudo en la panza.
Me abraza pasando una mano por mi cintura y la otra por la parte alta de mi espalda. Yo hago lo mismo.
Nos quedamos un rato así y puedo asegurar que yo necesitaba éste abrazo, capaz más que él, sin darme cuenta.
Nos separamos despacio y quedamos cara a cara.
—No entiendo—. Susurra
—Qué cosa?—.
—No entiendo por qué me haces bien con un abrazo, con sólo verte—.
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Wacho Atrevido- Mateo Palacios
FanficVos podés ser un wacho atrevido, atreviéndote al bien.