°Capítulo 55°

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Narra Siomara:

—Por qué estás nervioso?—. Acaricio la parte posterior de su mano con mi pulgar.

—Eh?—. Me mira.

—Estás nervioso—.

—No amor, nada que ver—. Me suelta y la pasa por su pantalón secándola para después volver a entrelazarlas.

Asiento y miro por la ventana. Escucho un gran suspiro de su parte y no puedo evitar reír un poco.

Llegamos a mi casa y le pagamos al remisero antes de bajar.

Estaba sacando la llave de la puerta de mi casa y vi cómo él jugaba con el arito de la nariz mientras miraba un punto fijo.

Me acerqué y rodeé mis brazos por su cintura.

—Por qué estás así?—. Apoyó mi pera en su pecho levantando la cabeza para mirarlo.

—Porque ahora vamos a estar nosotros con tus papás. La otra vuelta estaban más familiares y no me daban bola a mí—. Me rodea con los brazos por los hombros.

—Ponele..Pero son re tranqui. Aparte están los boludos de mis hermanos y creo que Lola también—.

Asiente y roza su nariz con la mía dejando un corto beso en mis labios.

Entramos y podía sentir el olor a comida de mi mamá. Cerré la puerta y nos acercamos al living en donde estaban mi papá, Arón y Lola, mirando la tele.

—Viste que te dije—. Lo empujo jodiendo.

Los saludamos y hablamos un par de palabras. Fuimos a la cocina y mi mamá estaba con el celular parada al lado del horno.

—Hola ma—.

—Hola hija—. Besa mi mejilla. —Hola Mateo—.

—Todo bien?—. Le sonríe.

—Todo bien por suerte.. ya vamos a comer—. Avisa.

—Bueno, voy a dejar mis cosas primero—.

Subimos a mi habitación y Mateo cerró la puerta. Dejé mi mochila y me saqué la campera dejando caer mi cuerpo en la cama.

—Estoy cansada—. Levanté la cabeza y él seguía parado en la puerta mirándome con una sonrisa. —No me mires así, pareces un loco—.

Puse una almohada abajo de mi cabeza y acomodé un poco más mi cuerpo.

Podía escuchar sus pasos lentos acercarse y yo estaba con los ojos cerrados pero los abrí cuando lo sentí subirse encima y sentarse sobre mis muslos.

Puse mis manos sobre los de él y con la yema de sus dedos empezó a dejar suaves caricias en mis brazos de arriba a bajo.

Subió hasta mis hombros y sacó cada mechón de pelo que quedó alrededor de mi cuello haciendo que mi piel se erize por el roce.

Se inclinó y dejó un beso en mi frente, provocando que cierre los ojos, después en mis mejillas, en la punta de mi nariz y en la pera.

Su respiración caliente se sentía en mi boca y abrí los ojos mientras él me sonreía.

—Por qué sonreís tanto?—. Río.

—Porque si—.

Se mueve rozando mis labios con los suyos y levanto la cabeza para dejar un corto beso, pero pone su mano en mi nuca para no alejarme.

Con su boca se encarga de separar mis labios y entreabrirlos. Un beso nos une y cierro los ojos sintiendo lo suave y tibio que están.

Saca su mano y presiona más su boca contra la mía para que mi cabeza se recueste de nuevo sobre la almohada.

Sus antebrazos se apoyan a los costados de mi cabeza y el beso empieza a ser más profundo haciendo que mi boca se abra cada vez un poco más.

—Mateo..—. Dije como pude.

—Mh?—.

—Necesito respirar—.

Se separa un poco y ríe haciendo que se achinen sus ojos. Sigue dejando besos cortos en mis labios y lo rodeo con mis brazos por los hombros.

Se esconde en mi cuello y mete su mano por debajo de mi remera empezando a hacer círculos con su pulgar en mi cintura.

Cada músculo de mi cuerpo se relaja y respiro profundo sintiendo su perfume que me encanta.

Hoy es viernes y cuando salimos del trabajo fuimos a la casa de él para que se pudiera bañar y vinieramos para acá, ya que mi mamá lo había invitado a comer.

—Siomi!—. Escucho la voz de Bauti.

—Que pasa?—.

—Vamos a comer—.

—Ahí vamos—.

Escucho como baja la escalera corriendo y a mi mamá cagarlo a pedos.

—Vamos lindo—. Dejó un beso en su tatuaje.

—Otro—. Dejo otro beso. —Otro—. Dejo otro.

—Listo, tenemos que ir a comer—.

—Uno más—. Hace puchero.

Me acerco y dejo el último viendo cómo se mueve sintiendo un escalofrío.

—Sos un boludo—. Río.

Se levanta y, cuando me estoy por parar, me agarra de los muslos levantándome enredando mis piernas en su cadera.

—Qué haces?—. Veo que empieza a caminar hasta apoyar mi espalda contra la pared.

—Me toca a mí—. Pasa la lengua por sus labios dejándolo brillosos por su saliva.

Inclina su cabeza acercándose y siento sus labios apoyarse despacio en mi cuello y empezando a repartir varios besos en esa zona.

—Listo—. Me mira y sonríe.

—Me re calentaste boludo—.

—Bueno.. pero hay que ir a comer—.

Me da un pico y me baja.

Salimos de mi pieza y fuimos al living en donde ya estaban todos excepto Bauti. Nos sentamos y agarramos servilletas.

—Que estaban haciendo arriba eh?—. Dice trayendo la gaseosa.

Escucho a mi papá y a Arón ahogarse con la empanada y las risas de mi mamá y mi cuñada.

—Callate Bautista—. Niego sintiendo mi cara calentarse. 

Wacho Atrevido- Mateo Palacios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora