°Capítulo 46°

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Narra Siomara:

Feliz cumple mi amor—. Me abraza mi mamá apenas entro a la cocina.

—Gracias ma—. Escucho que me empiezan a cantar el cumpleaños y me doy vuelta viendo a mi papá y a mis hermanos mientras ponen una torta en la mesa.

Río al ver la cara de dormido de Bauti. Va al colegio a la tarde y son las siete y media de la mañana.

Cuando terminan, se acercan uno por uno a abrazarme y decirme algunas palabras. Desayunamos mientras hablábamos un poco.

•••

—Feliz cumple hermosa!—. Me saluda Norma con un beso y un abrazo. —Veintidos añitos—. Sonríe dándome un cupcake de vainilla con una velita.

—Gracias Normi—. Le vuelvo a dar un corto abrazo. —Gracias por todo—.

Nos sentamos y tomamos algunos mates. Hoy hicieron paro de colectivo, por lo que muchos locales no abrían y tenía que entregar pocos pedidos.

A Mateo no lo vi ayer y tampoco lo voy a ver hoy, ya que lo mandaron a otra sucursal que abrió hace poco y tenían que llevar mucha mercadería para allá.

Admito que cuando lo vi los tres días anteriores, lo notaba indiferente conmigo. Siendo que, después de ese último beso, había empezado a ser el pibe que conocí con el tiempo.

Sin vergüenza, gracioso, chamuyero. El Mateo que era cuando estábamos de novios. Pero bueno, eso ya pasó.

Sé que fui un poco distante con él, pero no podía hacer como si nada hubiese pasado de un día para el otro. Aunque era lindo volver a hablar con él, llevarnos bien.

Pero lo dejó de hacer de la nada y no se qué pensar. Es muy confuso con respecto a sus actitudes. A lo mejor ya se cansó de mi y el amor que me tenía lo dio por terminado..sinceramente me da lo mismo lo que haga o piense.

"Yo quiero todo con vos". Si, claro. Versero de mierda.

Creo que los dos estamos bastante grandes. Pero su actitud de dejar de hablarme como si nada, me demuestra todo lo contrario.

—Bueno..—. Doy el último sorbo y me paro. —A trabajar—.

—Hoy te vas más temprano.. Asi que tranquila—.

Agarré las llaves del auto y fui al garage, lo saqué a la vereda y empecé a subir las cajas que ya estaban apartadas para entregar hoy.

Subí y arranqué para empezar el recorrido. Puse música y así estuve toda la tarde en la calle haciendo mi trabajo.

16:48 hs.

Subí al auto, después de hacer la ultima entrega, y mi celular empezó a sonar.

Siomi, ya estas viniendo?—.

—Si Normi, ya entregué lo último—.

Buenisimo.. Pero necesito que hagas una entrega más. Sé que hoy te dije que te podias ir temprano pero hubo un inconveniente con un auto y tenían que venir a buscar un pedido acá—.

Si, no pasa nada. Ya voy—.

Te espero—.

Corta la llamada y yo arranco el auto. Estaba feliz por saber que ya estaba por ir a mi casa, porque se está nublando y en cualquier momento se larga a llover.

Pero no hay mucho tránsito y saber eso, me relaja demasiado. Llegué y entré a buscar las cosas.

Norma me pasó la dirección y yo la miré por unos segundos.

—Ésta no es la nueva sucursal?—. Pregunto.

—Si, una de las repartidoras tuve una falla en su auto—.

Asiento y muerdo mi mejilla interna sabiendo que puedo llegar a cruzarmelo. Y me pone nerviosa porque es mi cumpleaños y seguro me va a saludar, no se si me va a dar un abrzazo, un simple beso.

O capaz no se acuerda... Y ahí estoy yo, después de decir que "estamos bastante grandes", pensando en cómo me va a saludar si es que lo veo. Es obvio que ninguno de los dos somos maduros, y tampoco sabemos qué queremos.

Termino de subir las cajas y soltando un leve suspiro empiezo a manejar en dirección al lugar.

Después de media hora ya estaba estacionando el auto y abriendo la puerta trasera para bajar todo.

Entré con algunas cajas encima y en el vehículo quedaban más.

—Hola—. Me sonríe un hombre en el mostrador. —Soy Santiago. Vos sos Siomara?—.

—Sisi—. Me paro en frente de él y apoyo las cajas. —Ahora traigo las otras—.

—Espera que ahí le digo a alguien para que te ayude. MAUROO—.Grita y al rato sale un chico de la parte de atrás del local.

—Decime—.

—Ayudala a bajar las cajas—.

—Bueno—. Me regala una sonrisa y se acerca a mi. —Hola—. Me da un beso en la mejilla.

—Hola—. Devuelvo el gesto y salimos hacia el auto.

Después de uno diez minutos, terminamos de bajar.

—Como te llamas?—. Pregunta cuando cierra la puerta de atrás del auto.

—Siomara—.

Asiente. —Esas también hay que bajarlas?—. Apunta a las que estaban arriba del asiento de acompañante.

—Uy si que boluda—. Me acerco a abrir y bajamos esas, entramos y las dejamos en el depósito con las otras.

—Bueno.. Yo ahora acomodo—. Dice arremangando su buzo.

Miré las cajas y eran varias, siendo viernes e imaginándome todo lo que habrá hecho, me da un poco de pena. Puedo ver el cansancio que tiene.

—Yo te ayudo—.

—No, no te hagas problema—.

—No es problema, te ayudo—.

Empezamos a acomodar la ropa en orden de talle, por color, de hombre y de mujer. Mientras hablábamos un poco.

—Si, estamos juntos hace un año ya—. Me cuenta sobre la relación con su novia. —Y vos? Tenés novio?—.

Mi celular empieza a sonar, salvándome de esa pregunta. Miro la pantalla y es una videollamada de mi prima Malena.

—No te molesta si atiendo?—. Le pregunto.

Niega y contesto.

—Que onda?—. Hablo mientras sigo poniendo la caja en los estantes y el celular lo dejo apoyado en uno que estaba vacío.

Que lo cumplas feliz que los cumplas feliz...—. Sigue cantando y yo miro a Mauro que me mira sorprendido con una sonrisa.

—Gracias mi vida—.

Cómo la estás pasando?—. Entrecierra sus ojos. —Jodeme que estás trabajando—. Me mira mal.

—Si, pero ya termino—.

Suspira. —Bueno, te llamo más tarde entonces—. Hace una mueca.

—Bueno dale, te aviso cuando llego a mi casa—.

Me tira un beso y corta la llamada.

—A si que es tu cumpleaños?—. Pregunta acercándose.

—Ajam—. Suelto una risita.

—Cuánto cumpliste?—.

—Veintidos—. Sonrío.

—Feliz cumple entonces—. Se acerca a abrazarme.

En estos veinte minutos que estuvimos hablando me pareció re simpático, y súper tierno por cómo habla de su novia.

Escuchamos unas risas y nos separamos viendo a Mateo con una chica morocha al lado.

Lo miré y su sonrisa se había borrado. Mientras su mandíbula se notaba un poco tensa y tenía una ceja levantada.

Wacho Atrevido- Mateo Palacios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora