°Capítulo 42°

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Se detuvo en la cara fría,

nos paramos de espaldas al sol...
○○○

Narra Mateo:

Sus ojos están achinados por el cansancio y tiene un poco de ojeras. Hace tanto tiempo no la veo así de cerca.. se me hace cada vez más hermosa.

Y ese abrazo que me dió, removió todo en mi interior, haciéndome sentir bien por un rato. Sé que no voy a encontrar nunca tanta paz como la que ella me da con tan solo mirarme.

—Belén tuvo un accidente, ella está bien.. pero el bebé no aguantó—.

Veo su cara de confusión y también preocupada junto con su boca un poco entre abierta.

—Mateo..—. Se queda callada mirándome. Rodea sus brazos por mi cuello y me abraza mientras yo me agacho un poco más para rodearla por la cintura, ya que sigue arrodillada.

Mis ojos se vuelven a humedecer y muerdo mi mejilla interna, largando las lágrimas que me estuve aguantando desde que me enteré de la pérdida.

Pensar que cuando supe que iba a ser papá, me quería matar, no quería aceptar la realidad y todo se volvía más complicado porque lo iba a tener con una mujer a la cual no llegaba a amar.

Pero con el tiempo, fui tomando más conciencia sobre la situación. Después de la última escena que Belén le hizo a Siomara, yo me encargué de hablar con ella y dejarle en claro que no la iba a dejar sola en el embarazo, pero que a pesar de eso, nosotros no íbamos a estar juntos.

Ella por suerte lo pudo entender y también me había explicado, que llegó a actuar así, porque tenía miedo de que pasara, entre nosotros, lo mismo que ella pasó con sus padres.

Éste último mes, podría decirse que hasta nos hicimos un poco más amigos, ya que me contaba las cosas que sentía o algunos malestares y aunque no estábamos juntos como pareja, estábamos ilusionados por el bebé. 

Pero parece que cuando todo empieza a ir bien, algo se encarga de que esa felicidad se termine enseguida y cuando no es así, parece que me encargo yo de arruinarlo.

Y con eso también hablo de Siomi.. la lastimé y la peor parte es que también la dejé ir. Cada día que pasaba me sentía mal y cuando nos volvimos a ver, pareció peor.

Notaba la incomodidad de ella y la entendía, desde que nos conocemos, lo único que hice fue mostrarle todos mis fallos. Entendía si no me quería más cerca.

Pero acá está una vez más, siendo ella la que me protege con un abrazo. Hasta hacerme sentir como un nene chiquito, que lo único que necesita es escuchar que todo va a estar bien..

Su celular empieza a sonar y nos separamos despacio.

—Atendé, no pasa nada—. Hablo mientras seco mis lágrimas.

Asiente, se para y agarra su celular para contestar la llamada.

—Hola, qué pasa?... perdón, me olvidé de avisar.... Si, estoy acá todavía, pasa que Norma tuvo un inconveniente y yo me voy a encargar de cerrar, pero tengo que terminar con unas cosas primero... Me pido un Uber... Aru no rompas las bolas....no, no hace falta. Te aviso cuando salgo y hablamos en el camino...chau—.

Corta la llamada y se da vuelta haciendo una mueca.

—Perdón, te hago perder el tiempo—.

—No.. Para nada, vos necesitabas desahogarte—. Acaricia mi brazo.

—Gracias entonces..em.. vamos a terminar con esto, para que no se haga más tarde—.

—Si, tenes razón.. podes bajar la persiana primero? Asi ya vamos cerrando—.

Asiento, camino a la entrada y empiezo a tirar de las cadenas para bajar la persiana de a poco. Sólo queda el hueco de la puerta a la vista, para poder salir.

Vuelvo junto a ella y seguimos con lo que estábamos haciendo. Después de unos veinte minutos terminamos y llevamos las cajas al depósito, que es un cuarto que hay en la parte de arriba.

Ella me pasaba las cajas y yo las iba apilando en los estantes.

—Listo—. Dice pasándome la última caja.

Salimos de ahí, ella apaga la luz y cierra la puerta con llave, mientras yo la espero. Empezamos a bajar la escalera pero siento una puntada en la cabeza con un mareo que hace que me agarre rápido y frene contra la pared.

—Estás bien?—. Ella venía atrás y se para al lado mío.

—Em.. sisi, me duele un poco la cabeza—. Froto mi cara.

—Vení, tranqui—. Me agarra la mano y terminamos de bajar.

Me hace sentar de nuevo en la silla y me da una botellita con agua. Tomo bastante y se la devuelvo.

—Gracias—.

—De nada—. Se da la vuelta y me mira. —Comiste algo hoy?—.

—No..—.

—Tenés que comer Mateo, por eso estás así—.

—Pasa que no tenía hambre—.

—No importa, tengas hambre o no, igual lo tenés que hacer porque te podés desmayar—.

Asiento dándole la razón. Vamos al cuartito en donde están los casilleros y empezamos a sacar nuestras cosas. Me termino de poner la campera y mi celular suena.

Viejito

Hijo
Ya estás viniendo?

Estoy x salir viejo
Necesitas algo?

Nono
Te quería avisar que me quedo en lo de Penny

Ah bueno dale

Avisame si pasa algo

Tranqui
No te hagas problema

Nos vemos mañana
Cuidate

Chau pa
Nos vemos

Fin del chat.

Guardo el celular en mi bolsillo y acomodo un poco mi mochila, cierro la puertita del locker y salimos de ahí.

—Ahora voy a pedir un Uber, vamos juntos así no tenés que esperar—. Habla.

—Bueno dale—.

Me queda mirando y se acerca poniendo una mano en mi frente.

—Estas caliente. Seguro te va a agarrar fiebre, aparte tenés los ojos brillosos—.
Cierro los ojos ante su tacto. —Qué hacemos?—.

—Con qué?—. Los vuelvo a abrir.

—Tu papá no está en tu casa—. Me muestra una foto que mi papá subió de estado con la novia, que están por comer pizza. —Te sentís mal, no te podes quedar solo.. vamos a mi casa o a la tuya?—.

Es ella, ella es lo único que necesito.

Wacho Atrevido- Mateo Palacios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora