XXXVIII

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Un dolor inmenso me hizo despertar. Abrí los ojos lentamente para poder acostumbrarme a la luz que se encontraba en la habitación, una habitación Blanca, Nada alrededor de mi solo paredes.

Intente moverme pero algo me detenía aun sin entender que estaba pasando volteo hacia mi manos que estaban esposadas hacia la silla al igual que mis pies, forcejeé pero fue demasiado inútil.

Luego el recuerdo de mads en mis brazos apareció en mi cabeza, las lagrimas no tardaron en aparecer. Me tranquilice un poco por la situación en la que me encontraba y llorar por mads no me serviría de nada.

Observe la pequeña habitación y note como se camuflajeaba una puerta pintada de blanco entre las paredes; y si no fuera por la perilla que resaltaba entre la pared juraría que no me habría dado cuenta.

mi respiración agitada resonaba por la habitación.

De un momento a otro las luces se apagaron; entre la oscuridad intente sacarme las esposas por segunda vez pero solo me estaba lastimando, las luces se volvieron a encender y me percate que ya no estaba sola en la habitación, mi respiración se aceleró y empecé a entrar en pánico. La sensación de que alguien estaba atrás de mi se apoderó, trague grueso y intente mantenerme rígida en todo momento, mi respiración la detuve unos segundos para que ya no sonora agitada y la persona que se encontrara detrás mío no me mirara debil.

—No tienes que fingir dennis— su voz me resulto un tanto reconocida pero al querer acordarme con mas claridad el dolor de cabeza apareció de nuevo.

—Siento mucho lo de tu perdida.— otra voz se unió y esa si la reconocí.

—Tu la mataste...—murmure para mi misma.

Las luces cambiaron a un color azul, y uno de los chicos que no reconocí del todo se posiciono enfrente mío. Tenía un pasamontañas donde solo se veían sus ojos y sus labios delgados. la vestimenta me resulto un tanto familiar. por lo que podía distinguir con la luz azul fue que era negra.

El chico se acercó a mi para ponerse de cuclillas en frente mío, lo tenía tan cerca de mí que lo detalle demasiado, sus ojos de algún color peculiar, sus finos labios que formaban una linea recta y sus ojeras un tanto marcadas, su pasamontañas totalmente negro, pero con lo que pude saber de el fue su aroma, esa fragancia con la que ya había chocado un par de veces y entonces lo recordé, el era el chico que camino por el pasillo y por el cual el mads me había preguntado que pasaba.

Mads...

Todavía su nombre me dolía y creo que me seguirá doliendo toda la vida, no aguante mas y una lagrima recorrió mi mejilla.

—No es malo ocultar los sentimientos— dijo el chico aun en cuclillas.

<Tenemos al asesino enfrente de nosotras>

—¿Donde estoy?—dije fría.

—No lo se— sonrió el chico.— Pero tenemos que hablar contigo.

—No quiero.

—Pero no es que quieras— dijo el.— es que tienes que hacerlo, te conviene Dennis.

—No.

—¿Que se siente estar en ese lugar?— habló de nuevo la voz que reconocía, lo confirmé con su tono de burla por el que preguntó. El ya había estado en mi lugar y se estaba vengando.

—De puta madre.— sonreí aun con mis ojos rojos.

El chico que tenía enfrente Sonrió y se levantó. lo mire retroceder  recargándose a la pared y el otro chico que todavía tenía atrás se posicionó a un lado de el y la comparación de cuerpos era notable, el chico que no reconocía era flaco y de la misma estatura que del otro.

SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora