3|La Familia Perfecta

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Janesse

02 de Marzo del 2013

Nueva York


El llamado de tú corazón a veces es lejana, no consigues escucharla a tiempo. Y eso puede traer dificultades y provocaciones de malos resultados, siempre me he alejado de asuntos como esos, pero hoy debo poner en duda mis ideas. Tengo que verme en el resultado más catástrofe para soportar lo que estoy apunto de enfrentar.

La competencia de selección para la universidad que deseo está a mi disposición, solo debo conseguir el modo de enseñarles lo buena que soy.

Respiró con fuerza consciente del temblor que sufre mi cuerpo, pero aún así la entrenadora Robinson me acerca más al exterior del oscuro pasillo donde aguardo.

No consigo decir nada antes de que me llamen, es el momento y lo sé. Me aterra que todo sea distinto a lo que imaginé. La entrenadora Robinson me da un ligero apretón en el hombro y me empuja hacía la luz.

El silencio gobierna en estos momentos, sólo oigo el latido de mi corazón y lo fuerte que es mi respiración. Me quedé estática, no tengo la menor idea de lo que debería hacer. He entrenado tantas veces como para que me llegue a ocurrir esto justo ahora.

Después de un largo rato escuchó la única cosa que podría calmarme.

Oí la melodía de la canción que seleccioné para mi presentación con el lazo. Me concentré completamente y permití que mi cuerpo se guiará a sí mismo con el procedimiento de los movimientos memorizados durante mucho tiempo. Mi entrenadora era muy estricta con las técnicas.

Lo que sucede conmigo al iniciar con mi rutina, es que me pierdo inconscientemente y olvido que estoy rodeada de personas y que tengo miradas intensas sobre mí. Lo único que me importa es sentirme emocionada cuando danzo sobre la pista. Los fuertes latidos que empujan a mi corazón cuando siento la adrenalina en mi cuerpo. Eso es lo único que me importa.

Me moví como una delicada pluma pero segura de mis pasos, estoy segura de ser la única que siente la fuerza con la que mi cuerpo trabaja. El momento de lanzar el lazo, hacer los movimientos adecuados y atraparlo en el instante correcto sucedió con victoria. Un triunfo fue cuando escuché los aplausos del público y las voces de los conductores dando una buena noticia de mi rutina.

—Y esa fue la impecable Janesse Garnier —dijeron.

Sonreí mientras me acercaba a mi entrenadora. Ella me abrazó y me llevó a los dos asientos que siempre me causaban pánico, allí podríamos ver las puntuaciones.

9.9, 9.7, 9.5, 9.9 y 9,5.

Sentí el apretón de manos que me dio la entrenadora, estaba igual de feliz que ella. Había conseguido una gran puntuación. Lo logré. Era una puntuación similar con el balón, lo cual me traería buenos resultados acerca del reclutamiento nacional que preparaba la universidad.

Me reincorporé junto a la entrenadora Robinson para irnos junto con el resto de gimnastas que observaban a las demás dando su función.

—Lo has hecho excelente, querida —acotó mi entrenadora parándose junto a una de las concursantes de Australia.

—Gracias, lo he logrado por tus buenas clases —le recordé.

—Lo sé. Soy muy buena con mi trabajo —se halaga así misma—. Veamos a la siguiente concursante.

Al finalizar el evento, fue la hora de anunciar a los ganadores y los últimos lugares.

Orgullosamente gané el primer lugar rebasando la puntuación de una británica por tres puntos, lo que me llevó a la victoria y llamó la atención de los jueces de la selección nacional de la universidad. Supongo que gané por estar menos nerviosa ya que el evento fue en otra instalación y no en la universidad a la que quería asistir. La británica quedó en segundo lugar y una australiana en el tercero. Recibimos nuestras medallas asignadas por las posiciones sonriendo, sé que las tres nos sentíamos afortunadas de lo que conseguimos, quizás no, pero quería creer en el optimismo.

Eternamente Destinados |editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora