14. Comprometida

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Sumario: Kushina está comprometida con el heredero Uchiha, Fugaku, pero tiene una relación clandestina con Minato Namikaze.
Tipo: One-Shot
Clasificación: Apta para todos.

Había llegado al aeropuerto, sus piernas temblaban, el señor que conducía su carro le habló.

—Señorita Uzumaki, ya puede bajar.— la pelirroja asintió levemente con su cabeza, abrió la puerta y bajó del auto.

El mismo señor la ayudó a bajar sus maletas, y ella le agradeció con voz muy baja, mientras tomaba sus cosas y entraba cobardemente, aceptando su destino. Caminó sin orientación, y encontró a una mujer parada.

—Buenos días.— saludó, tímida.— ¿Hacia dónde debo ir para tomar el vuelo a Tokio?

La mujer le señaló hacia un corredor.

—Tienes que ir a ese pasadizo, llegas al final y a la derecha ya estarás a punto de subir al avión.— habló la encargada.

Volvió a agradecer y siguió el recorrido indicado, mirando hacia el frente, pensando en lo poco que valía su vida, tan centrada en sus pensamientos que no escuchó los llamados de alguien a sus espaldas.

—¡Kushina!— esta vez sí había oído, pero ya era tarde, había pasado hacia el otro lado del pasadizo, a punto de entrar al vuelo al que debía ir.

Minato estaba parado, con la respiración agitada y siendo interrumpido por los agentes de seguridad del aeropuerto.

—¿Qué haces acá?— preguntó, él intentó avanzar hacia ella, pero los hombres lo impidieron.

—No puedo dejarte ir.— respondió el rubio, la Uzumaki caminó hasta él para que pudieran hablar sin que los vigilantes escucharan.

—Minato, ya te he explicado sobre esto...— intentó convencer, aunque su corazón se rompiera en el proceso.— Yo debo, y tengo que irme.

Él la tomó por los hombros.

—No, tú vas porque quieres, Kushina.— reclamó, ella agachó su mirada.— ¡No entiendo por qué lo haces! ¿Es que acaso tú quieres casarte con él?

—¡No, por supuesto que no! No lo conozco de nada, y sabes más que de sobra que estoy enamorada de ti.— afirmó, el ojiazul la miró con tristeza, y acarició su mejilla.— Pero... Mamá, papá y su familia ya habían acordado esto desde hace mucho tiempo, y aunque quisiera, no podría ir en contra de ellos.

Minato la besó, sin querer que ella siguiera recordándole sus motivos, eso le pasaba por enamorarse de alguien que ya sabía que tenía un compromiso de por medio.

—Por favor, te lo suplico, no te vayas.— susurró, abrazándola.

Ella dejó escapar un sollozo, que trató de ocultar.

—Lo siento.— contestó, y vio los orbes azules de su amado cobrar un brillo triste, sin aceptar su respuesta.— Te amo.

Lo último que pudo ver de ella fue su cabello largo y rojizo desaparecer frente a él.

—Maldita sea.— renegó con él mismo, lo único que había querido era retenerla, para poder quedarse con ella, pero no había podido lograrlo.

Kushina subió al avión y tomó asiento en el lugar que le correspondía.

Se puso a pensar en todos sus momentos con él, había sido una tonta al enamorarse de él cuando sabía su destino, pero no había podido evitarlo, él era todo lo que ella deseaba.

Recordó cuando lo conoció en aquella estación de tren, cuando ella se había perdido al llegar a esa ciudad tan pequeña, tanto así que volvieron a encontrarse no una, sino varias veces. Aquellas en las que habían caído en los enredos del amor.

Kushina derramó unas lagrimas que había tratado de contener antes, las veces en las que habían comido helado, en las que habían salido juntos, en las que se habían dado tanto amor como besos.

¿Qué demonios estaba haciendo?

¿Y qué si sus padres se enojaban con ella? No importaría, ella podría estar junto al amor de su vida. ¿Y si su futuro prometido se sentía traicionado? Lo lamentaba, pero esperaba que él también encontrara a alguien con quien compartir su vida, así como ella ya había encontrado a su tan amado rubio.

Se levantó rápido, botando sus cosas y golpeándose con la brusquedad de sus acciones, salió del avión como si su vida dependiera de ello, aunque en parte, lo era. Corrió lo más que pudo hasta llegar al mismo lugar en el que había visto al Namikaze, rogando que él siguiera ahí.

Kushina intentó buscarlo entre la multitud, pero los mismos hombres de antes ahora le impedían el paso a ella.

—Señorita, no puede salir.— dijo uno.

—¿Qué? Pero, ¡pero fui yo quien pagó mi pasaje! ¡Tengo derecho a irme, prometo que no reclamaré el dinero!— exclamó asustada.

—Es el protocolo, además, su vuelo ya está a punto de partir.— contestó el otro.

—¡No quiero subir! ¡Quiero irme!— volvió a gritar.

Ellos negaron con un meneo de sus cabezas, la pelirroja se enfadó.

—¡Déjenme pasar, o verán lo que les hago!— gritó, volviendo s tener otra negativa. Su cabello rojo se alzó como si tuviera vida propia, y a ella le salió un tic en la frente.— ¡Se los advertí, 'ttebane!

Golpeó con fuerza a los hombres, dejándolos aturdidos, corriendo entre el mar de gente en el aeropuerto, hasta que al fin lo vio a la distancia, y llamó por su nombre entre gritos desesperados y llenos de felicidad.

—¡Minato!

Él volteó con una velocidad inhumana, encontrándola en el final del corredor, y se acercó de la misma manera, alcanzándola y estrechándola en sus brazos.

—Pensé que en serio te irías.— dijo en medio del abrazo.

—Sería imposible querer separarme de ti, cielo. Me da igual si mis padres me mandan por un tubo. Estoy enamorada de ti y no me importa nada.— respondió, tomando su rostro entre sus manos delgadas.

—Te amo, Kushina.— tomó la palabra, ella sonrió de la emoción.

—Yo también, y te prometo que nunca, jamás, me alejaré de ti, 'ttebane.



Estaba mirando una película con mi abuela y había una escena de un avión y una chica que huía de un compromiso forzado, de ahí nació la idea y salió esta cosa bien fea que he escrito.

Historias MinaKushi || Naruto ShippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora