Historias MinaKushi || Naruto Shippuden

23. Una ayuda de tres

Sumario: Kushina y Minato son profesores de una escuela, y un grupo de alumnos se dan cuenta del amor entre ambos.
Tipo: One-Shot
Clasificación: Apta para todos.

Kushina estaba terminando de dictar una clase en un salón muy especial para ella. Tenía a sus tres alumnos que eran sus favoritos, el inteligente Kakashi, el impertinente Obito y la tierna Rin.

La pelirroja revisaba las tareas, observando a alguno que estuviese copiando o haciendo la tarea a último momento, pero era lo mismo de siempre. El Uchiha escribía insistentemente en su cuaderno, escondido en una esquina, mientras la castaña trataba de cubrirlo con su cuerpo.

—¡Obito!— gritó, haciéndolo sudar frío.— ¿Qué haces, niño?

Se acercó a grandes pasos hacia él, haciendo resonar los tacones en el suelo.

—La tarea. Soy responsable, ¿no? Al menos trato de presentarla.— se excusó, escondiendo el cuaderno de su amiga para evitar meterla en problemas.

Kushina apretó su puño y lo puso sobre la cabeza del azabache.

—¡Eso no es ser responsable, 'ttebane!— requintó molesta, su alumna se hizo presente en la conversación.

—Kushina-sensei, ¿podría ayudarme en esta pregunta?— la aludida enarcó una ceja y sonrió. Le provocaba una gran ternura tener a Rin bajo su tutela, porque sabía que ella estaba haciendo aquello para evitar que siguiera regañando a su alumno.— No logro entender.

La Uzumaki tomó el libro y revisó la interogante.

—Cielo, cuando hice esta pregunta fuiste la primera en contestar.— Rin rio nerviosa.

—Hum, bueno... Creo que... ¿Ya la olvidé?— contestó la Nohara.

La de ojos violetas acarició los cabellos marrones.

—No está bien que lo malacostumbres tanto, lo sabes, ¿verdad?— tocó con su dedo índice la frente de la chica.

—Prometo que no volverá a pasar, sensei.— respondió contenta.— Pero, ¿puede revisarle por hoy?

El pelinegro, que ya llevaba un momento copiando tranquilamente su cuaderno, se coló de nuevo en lo que hablaban las chicas.

—Kushina-senseei.— llamó divertido, buscando que molestarla.— ¿Por qué nos enseña Lenguaje si usted apenas y puede controlar lo que habla y dice "dattebane" a cada rato?

Kushina se enojó, y sus mechones de cabellos se levantaron, mientras su aura asustaba a quien la mirara.

—¡Te has ganado un cero en la tarea!

Obito tragó saliva, ahora sí había metido la pata. Pero apareció un nuevo salvador, quien tenía otros planes.

—Kushina-sensei.— ella se relajó al oír la voz de su mejor alumno.— Necesito ir al baño.

Kakashi estaba parado frente a ella, ¿por qué habría que negarle un permiso? Sin embargo, el revoltoso niño a su lado interrumpió.

—¡Deberías ayudarme, Kakashi!— reclamó, y el otro chico bufó.— ¡Rin, dile algo!

La pelirroja miró mal a Obito.