Historias MinaKushi || Naruto Shippuden

6. I wanna be your girlfriend

Sumario: Kushina está enamorada de Minato, y busca hacerle saber su amor.
Inspirada en la canción de "girl in red", titulada I wanna be your girlfriend.
Contenido: Apta para +12
Hay una escena un poco subida de tono, aviso.

Kushina estaba más que decidida, ese día sería, estaba segura. Dio una última mirada en el espejo y se aseguró de estar bien arreglada, acomodó su falda, su blusa y peinó su largo cabello rojo.

Cuando supo que ya no tenía motivos para seguir retrasándose, salió del baño de su escuela, como todos los días, Minato debía estarla esperando para irse juntos.

Lo buscó con la mirada, pero no lo hallaba. ¿Sería posible que ese tonto se hubiera ido sin ella?

Caminó hasta llegar a su salón de clases, y desde la distancia, logró distinguir aquella cabellera rebelde y rubia. Se acercó con rapidez, pero notó que él tenía compañía.

¿Quién rayos era ella?

Una chica, castaña, se le apegó, con una pose bastante sugerente, haciendo gala de su cuerpo bastante desarrollado. La pelirroja se sintió enojada, e insegura. ¿Por qué él no se alejaba o ponía resistencia? Era una clara provocación de parte de la chica.

Tal vez a él le interesara aquella muchacha, después de todo, tenía sus atributos femeninos. Y Minato también tendría esa clase de deseos carnales.

Mordió su labio con impaciencia, no se podía quedar ahí, mirando solamente.

Se acercó de nuevo, y jaló del brazo de su amigo.

—Disculpa, él tiene que irse conmigo.— y sin más, caminó rápidamente sin soltarlo.

—¿Qué pasa?— preguntó él.— ¿Te molesta que hable con ella?

Tras esas palabras, y luego de salir de la escuela, ella aflojó su agarre.

—No me parece correcto que te coquetee de esa forma mientras estamos en un lugar donde sólo deberíamos estudiar, dattebane.— contestó, haciendo notoria su molestia, sin contar el verdadero motivo. Celos.

El ojiazul alzó una ceja.

—Si te molesta el lugar, la puedo invitar a casa, ¿te parece?— jugó para hacerla enfadar. Le encantaba su amiga desde hacía tantos años, y nunca pudo decirle lo que sentía por miedo.

¿Cómo haría para tenerla cerca si ella decidía rechazarlo?

La chica golpeó su brazo, sin tanta fuerza.

—No juegues con eso.— susurró, queriendo no ser escuchada.

—Quiero sentirte cerca.— pensó con tristeza, mientras volvía a pasar sus dedos por su cabello, tratando de mantenerlo ordenado.

Él tomó su mano, como si pudiera leer la mente de su amiga, con una confianza caída del cielo, y la entrelazó con la suya, haciendo que ella se sonrojara un poco.

—¿Quieres ir a mi casa? Hace mucho no vienes conmigo, y me aburro estando solo.— trató de convencer el rubio.

Ella asintió, sonriendo. Al menos tenía más tiempo para pensar en lo que le diría.