Historias MinaKushi || Naruto Shippuden

27. Medicina

Sumario: Minato está enfermo, así que su novia lo acompaña.
Tipo: One-Shot
Clasificación: Apta para todos.

Minato estaba de malas. Tenía una jaqueca horrible que lo estaba torturando desde la mañana y no podía quitársela de encima ni con pastillas. Rendido, se tiró como si fuera un saco de patatas sobre su cama, pero esa acción solo le provoco sentir una clase de estallido en su cabeza.

Se dio la vuelta, quedando cabeza arriba, y trató de cerrar sus ojos en busca de sueño, tal vez una siesta lo ayudaría. Sin embargo, no conseguía hallar la relajación necesaria para poder descansar en paz, tal vez se debía a que la cortina de su habitación estaba abierta, por lo cual los rayos del sol lo fastidiaban.

Pasó uno de sus brazos sobre su cabeza, esperando así dejar de ver la fastidiosa luz natural.

Nada aún.

Derrotado por sus dolencias, tomó su celular para distraerse, pero pensó en lo único que podía hacerlo olvidar sus males.

Su novia.

Buscó entre sus contactos a aquella pelirroja que lo traía tonto, estúpido, y sobre todo, enamorado hasta los huesos.

Ella salía en su foto sonriente, sus ojos violetas brillaban como nunca, y sus delgados brazos rodeaban el cuello de su novio, abrazándolo, mientras él le daba un corto beso en la frente. Recordaba el momento en el que sacaron la foto con ayuda de Mikoto, una amiga cercana de ambos. Aquella simple imagen era una de las primeras fotos que se habían tomado juntos, y siempre que la veía, su corazón se aceleraba como si hubiera corrido una maratón.

Salió de su ensoñación y la llamó, sonó el primer beep y antes de que el segundo hiciese aparición, escuchó su voz a través de la línea.

—¡Hola, cielo!

Sonrió por la alegría que caracterizaba a su novia, tan contagiosa que le hizo feliz también.

—Hola, ¿estás ocupada?

Kushina, del otro lado de la llamada, se extrañó por el tono de voz que usó el rubio.

—Realmente no estoy haciendo mucho, ya acabé de ordenar todo aquí, dattebane. ¿Sucede algo?

El Namikaze pensó en si debía decirle que se sentía terriblemente mal o si fingía tener todo bajo control, que era como solía tener las cosas siempre.

Pero era casi imposible que él lograra ocultarle algo o mentirle a su chica. Suspiró pesadamente, un punzón comenzó a atacarlo en esos momentos.

—Creo que estoy enfermo.

La Uzumaki sonrió, era la primera vez que él se encontraba tan indefenso en lo que llevaban de relación.

—¿Estaría mal ir a cuidarte?

Le emocionó el tener que atender a su novio, sonaba tonto, pero a su parecer sería adorable pasar un paño en su frente por si él tenía fiebre, o verlo dormido con sus facciones tranquilas y las mejillas rosadas. Y no era la única feliz con la idea, pues los ojos azules de su novio ahora brillaban ante lo que había planteado la chica.

—En absoluto, me encantaría que
estés conmigo ahora.

De lo que había estado acostada en su cama, se levantó en un brinco para alistarse. Se le ocurrió algo para fastidiarlo, o, al menos, bromear con él.