Poison ; Itachi Uchiha.

7.

Nori lanzó un pequeño suspiró cuándo se dejó caer en el sofá de Shikamaru.

Apenas habían llegado al hogar del mayor, pero el Nara no iba a dejar una charla sin concluir, no con su mejor amiga, pero para la rubia era algo agobiante. No era la primera vez que le ocurría algo así con Sasuke y no sería la última, pero aún así su mejor amigo parecía muy serio sobre todo el asunto. Y no es que a ella le diera igual, pero tampoco quería sobrepensar la situación, no deseaba desanimarse.

—¿Qué ocurrió?.-Preguntó el más alto con sus brazos cruzados sobre su pecho, pero la rubia simplemente volvió a suspirar, algo cansada, realmente no quería hablar sobre eso ni un segundo más, su cabeza necesitaba descansar.

La Namikaze jugó con el borde de su falda, queriendo olvidar las palabras hirientes que se repetían una y otra vez en su cabeza. Era algo normal para ella recibir todo ese tipo de ataques por parte de Sasuke Uchiha. Él era un chico que se alimentaba de su desgracia. Desde que se conocieron fue así, el protagonista de sus pesadillas y su demonio personal. Ella se había acostumbrado, pero su grupo de amigos nunca podría hacerlo.

Pero Sasuke Uchiha era intocable y todos lo sabían. No solo por su popularidad, si no que tenía casi una inmunidad por ser el nieto de Madara Uchiha, el mismísimo director de la escuela y la persona que hacía oídos sordos a las quejas de Ino sobre su nieto menor.

Ni siquiera cuándo eso pasó ese hombre se hizo responsable.

Nori negó con la cabeza, quitándose todos los pensamientos sobre Sasuke, realmente no necesitaba pensar más sobre eso.

—Lo de siempre.-Soltó mordiendo su labio inferior, pero la respuesta no confirmó a su mejor amigo, el cuál simplemente suspiró ántes de sentarse a su lado.

La rubia abrazó sus rodillas con fuerza, haciéndose más pequeña de lo que realmente era, pero en vez de alejarse de su mejor amigo sólo se acercó más y dejó su cabeza sobre su hombro con delicadeza. Shikamaru entendió sin siquiera intercambiar una palabra y la abrazó con dulzura, casi esperando que todavía quedase algo de Nori que rescatar todavía.

—Tus lentes están rotos y me llamaste llorando, Namikaze.-Señaló con algo de sorna, pasando una de sus manos por la muñeca ajena, se notaba que había sido tomada con demasiada fuerza, y no quería pensar en eso. Le hervía la sangre el siquiera imaginar que alguien le ponía un dedo encima a una de sus mujeres favoritas en el mundo.

—Lo de siempre cuándo se refiere a él.-Repitió mientras pegaba su mano a su cuerpo, sin querés que Shikamaru viese las marcas que debía disimular ántes de llegar a su casa. Su piel era demasiado blanca, a comparación con la de su hermano, y cualquier golpe o presión podía generar un moretón.

—Quisiera darle una paliza.-Soltó el de cabellos negros entre dientes, logrando que su mejor amiga subiese la mirada, algo asustada por el tono empleado por Shikamaru.