Poison ; Itachi Uchiha.

33.

Nori frunció el ceño a la par que intentaba leer la ubicación que Itachi le había mandado a Shikamaru hace veinte minutos.

No era muy buena siguiendo indicaciones y se perdía con facilidad, pero estaba poniendo todo de sí para lograrlo. Gracias a Dios que Shikamaru tenía una motocicleta esperando por ellos, no era la de él, si no una de la estación de policía, Nori las reconocía fácilmente, pero en ese instante no podía pensar en el porqué estaba montada allí.

Sólo quería encontrar a Itachi y Deidara con vida.

Sabía muy bien que ocurriría si descubrían que ellos eran traidores y no quería quedarse sin hacer nada al respecto. Si, ella era débil, pequeña y torpe, pero eso debía cambiar, cambiar para que el hombre que amaba saliese con vida de esta. Era muy consciente que él podía cuidarse sólo, pero había algo dentro de Nori, una pequeña parte de ella que era orgullosa y sentía que podía salvarlo o ayudarlo.

Se mordisqueó el labio, intentando leer con claridad cuánto faltaba exactamente para llegar, y su pecho se lleno de alivio al reconocer que faltaba muy poco para hacerlo. Si tenían suerte podía sacar a Itachi y Deidara de esta.

—¡En el siguiente callejón, a la derecha!.-Gritó la rubia con todas sus fuerzas para que su mejor amigo la escuchase, cosa que él logró, pero lanzó un bufido, cansado y algo asustado por la situación en la que se estaban metiendo.

Eran dos adolescentes que apenas terminaban la secundaria y ya estaban metidos hasta el fondo en problemas con una mafia. Si, perfecto para colocar en el expediente para entrar a la universidad.

—Sigo pensando que es una muy mala idea.-Comentó mientras giraba la motocicleta con rapidez, estaba seguro que si algún policía pasara cerca lo multaria, pero estaban metidos dentro de uno de los barrios bajos, la policía nunca entraba allí.

Shikamaru había aprendido a andar en motocicleta desde que tenía quince años y en ese momento agradecía que su padre decidiera que debía hacerlo, así podía ayudar a Nori en esto. Porque, aunque consideraba todo esto bastante peligroso, estaba un poco orgulloso que su mejor amiga fuera tan valiente, más aún después de todos los años dónde vivió en la sombra de su demonio personal.

El Nara lanzó un suspiro mientras veía a lo lejos a tres figuras, no podía diferenciar que estaban haciendo, pero podía apreciar que era Itachi, Deidara y un tipo de cabellos plateados. Hasta que llegaron lo suficientemente cerca como para apreciar que el tipo desconocido estaba apuntandole a Itachi con el arma que tenía entre sus manos.

Las manos de la rubia comenzaron a temblar cuándo se percató que el mismo hombre que apuntaba a Itachi era quién le había dado una fuerte paliza y no sólo eso, había amenazado con violarla más veces de las que quería recordar, y por eso su cuerpo comenzó a temblar con fuerza, llena de un terror abrumador.

—¡Son unos malditos traidores, prefieren ayudar a una zorra rubia ántes que a sus propios compañeros!.-Escuchó cómo ese hombre horrible gritó, pero al parecer Itachi ni siquiera se inmutó ante el grito y menos por el arma que apuntaba a su cabeza.