Poison ; Itachi Uchiha.

20

Itachi llegó a su hogar por inercia.

No entendía muy bien dónde estaba o que ocurría realmente, sólo era consciente de una cosa. Sasuke había sido el infeliz que deseó matar desde que Nori le contó su historia de vida. Sasuke, su lindo, dulce y amado Sasuke no era más que un simple demonio que había arruinado la luz del ser más brillante que existía en el planeta.

Los deseos de vómitar eran demasiado fuertes cuándo imaginaba que Sasuke había sido el autor de las marcas que Nori llevaba en su cuerpo cada vez que se cruzaban. No quería mentalizarse a su pequeño hermano menor tomando el cuello de la rubia entre sus manos, o apretando sus muñecas con fuerza o drogandola para poder tocarla.

Se tragó la bilis a la par que cruzaba el umbral de la puerta, ni siquiera sabía como reaccionar exactamente o como iba a abordar el tema con Sasuke, era algo bastante abrumador. Y con ese pensamiento entró a su habitación, encontrándose con su hermano menor recostado sobre su propia cama, cosa que no era extraña, después de todo Sasuke siempre buscaba estar con él, pero ahora era tan incómodo que no podía soportarlo.

—Hola, Nii-san, te ves algo pálido.-Comentó el menor de los Uchiha mientras dejaba su teléfono a un lado para poder charlar tranquilamente con su hermano mayor.

Y ahí Itachi se sintió todavía peor. Después de todo él fue la persona que más estuvo en la vida de Sasuke, él lo había criado junto con su madre gracias a que su padre se la pasaba trabajando. Sintió la culpa subir por su pecho, pensando en que si tan sólo hubiese criado mejor a su hermanito nada de esto hubiese pasado.

—Sasuke...

Itachi tomó aire para hablar, realmente quería explotar, gritarle, golpearlo hasta que no pudiera volver a dirigirle la palabra a Nori. Pero se permitió calmarse, sólo por todo el amor que le tenía a su hermano, porque estaba seguro que si era otro él mismo lo hubiera asesinado con sus propias manos.

—¿Conoces a Nori Namikaze?¿Realmente hiciste la vida de esa chica un infierno?.-Soltó de pronto sentándose frente a su hermano menor, el cuál lo miró extrañado al principio, pero después bajó la mirada, algo cohibido por la simple pregunta.

Rechinó los dientes, sabiendo leer perfectamente esa reacción, conocía a Sasuke como si fuese su propio hijo y entendía muy bien cada una de sus expresiones, pero por alguna razón no quería creer que su niño fuese capaz de hacer todo lo que Nori le confesó. Quería que todo fuese una enorme mentira.

—Sasuke, por favor dime que no drogaste a una chica en una fiesta para tocarla, por favor dime que no la lastimas física y psicológicamente cada vez que la vez, por favor dime que no estuviste apunto de matarla más de una vez.

—Tú no entiendes, Nii-san, yo la amo.

Abrió los ojos como platos ante esa simple respuesta y comenzó a negar varias veces con la cabeza, incapaz de creer lo que salía de los labios de su hermanito. Y se dió cuenta que realmente no conocía a la persona con la que había crecido, no lo conocía en lo absoluto, y eso lo asustó.