25.

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Itachi llegó al apartamento con demasiado cansancio

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Itachi llegó al apartamento con demasiado cansancio.

El trabajo estaba cada vez más pesado, y no sólo por el lado de Pain, si no que el padre de su pequeña rubia, el cuál estaba totalmente exigente con la información que necesitaba sobre el nuevo golpe de Akatsuki.

Soltó un suspiro mientras se lanzaba sobre su cama. Quería dormir todo el día o hasta que todos sus problemas terminasen. Pero de pronto comenzó a sonar el timbre e iba a dejarlo pasar, pero recordó que Deidara estaba recostado en el sofá con un fuerte dolor en la pierna.

Por esa razón se levantó de la cama, con bastante cansancio encima y fue directamente hacia la entrada, ignorando que el rubio se estaba levantando para ver quién era junto a él. Pero no esperó abrir la puerta y encontrarse con una preciosa y pequeña adolescente rubia, no, no era cualquier adolescente, era su preciosa Nori.

-Shu-san, no, lo siento, Itachi-san, hola.-Se corrigió mientras jugaba con sus manos, al parecer estaba bastante nerviosa, pero no más que el Uchiha, él no podía siquiera hablar de la impresión de verla allí.

-Yo... Tú... ¿Cómo llegaste aquí?.-Preguntó anonadado, y Nori sólo pudo responder mordisqueando su labio, mientras intentaba mirar a otro lado que no fuera el guapo rostro del Uchiha.

Si, Itachi era un Uchiha, aunque en su cabeza no podía imaginarse cómo alguien con un alma tan preciosa y dulce podía ser familia de Sasuke y Fugaku Uchiha, pero así lo era. Y debía aceptarlo. Con eso en mente asintió, decidida a enfrentar todos los demonios que debía, después de todo nada sería más difícil que plantearle todas sus verdades a su hermanito.

-Bueno, creo que iré a tomar el té con Konan. Adiós listón rojo, Itaidiota.

-Adiós, Dei-chan, cuídate.

Itachi vió ese pequeño intercambio de palabras y le pareció bastante extraño, pero no dijo absolutamente nada, ni aunque Deidara hubiera abandonado el apartamento con tanta rapidez, sólo podía concentrarse en todas las heridas que la pequeña Namikaze tenía en el rostro y un miedo bastante demoledor caló sus huesos cuándo reconoció unas marcas de manos en el cuello de la menor.

Las mismas marcas que vió más de una vez.

-¿Qué te ocurrió?.-Preguntó con preocupación, pero una pequeña parte de él no quería saber la respuesta, no quería pensar que su hermano había sido tan brutal como para dejar ese rostro blanquecino lleno de pequeñas heridas que quizá nunca cerrarían del todo.

-Sasuke.

-Oh, lo siento.-Murmuró bajando la mirada, dispuesto a consumirse en su propia culpa, pero Nori se percató de ello y no lo permitió, porque él no debía disculparse por cosas que su hermano menor hizo.

Tomó el rostro ajeno entre sus manos, levantandolo ligeramente para que el mayor la pueda mirar a los ojos y ahí fue que le regaló una enorme sonrisa, de esas que curaban el alma de Itachi de lleno, de esas que podían iluminar toda la habitación y mejorar el humor de cualquier persona. Porque Sólo Nori Namikaze tenía esa mueca tan especial.

Poison ; Itachi Uchiha. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora