Poison ; Itachi Uchiha.

35.

Nori no se levantó de esa cama en varios días.

No estaba con el suficiente humor para hacerlo. El juicio de Itachi había sido el día anterior y, gracias a su padre, pudo enterarse que habían encerrado a Itachi y no lo dejarían en libertad hasta dentro de siete años, o un poco menos si tenía buen comportamiento.

A Nori le parecía demasiado injusto todo aquello y al principio se había enojado con su padre por no ayudar a Itachi, después de todo el Uchiha se había metido en Akatsuki como doble agente y la rubia creía que Minato podría ayudarlo a salir de allí. Pero el Namikaze mayor tuvo que explicarle que matar a Hidan había sido un acto insensato por parte de Itachi, que los refuerzos estaban por llegar y el juez lo veía como una negligencia policial, ya que el Uchiha trabajaba para la policía.

Es más, a su propio padre le habían castigado y estaba suspendido unos cuántos días de sus actividades como jefe de la policía por ser el responsable directo de Itachi. Gracias a sus buenos contactos logró que no le quitasen el puesto, pero fue muy difícil lograrlo.

Eso le daba más tiempo para pasar con sus hijos, en especial con Nori, estuvo apunto de perderla y eso lo volvía mucho más sobreprotector con su niña. Durante muchos años no la trató como una hija, si no como un reemplazo de Kushina en el hogar. Nori era quién cuidaba a Naruto, hacía las tareas domésticas y siempre sonría cuándo llegaba a casa. Pero debía quitarse eso de la cabeza, porque Nori era su hija, era su deber cuidarla y ayudarla a crecer.

Y ese tiempo sin trabajo lo hizo visitar a Deidara en su habitación demasiadas veces. Ese niño le hacía recordar a su hermana mayor con la cuál había perdido contacto hace muchos años, por esa razón sentía que no podía dejarlo sólo cuándo el pobre chico había perdido la movilidad de sus piernas, ciertamente necesitaba ayuda.

Pero en ese momento estaba junto a su hija, sentado a su lado, mientras cortaba una manzana en trozos para que ella comiese. Nori no estaba en peligro, pero al parecer la habían golpeado demasiado y sumado al esfuerzo que hizo, se fracturó la pierna izquierda y el brazo derecho, por eso Minato y su médico decidieron que se quedaría en el hospital una semana, la cuál terminaba mañana.

—Ya puedes visitar a Deidara.-Comentó el rubio mayor mientras le alcanzaba un trozo de manzana a su hija, la cuál no tardo en comerlo con una expresión algo apagada, como se encontraba desde que Itachi fue encerrado.

—No creo que pueda, por mi culpa está postrado en una cama.-Murmuró sin mirar el rostro de su padre, pero este solo pudo suspirar, mientras dejaba la manzana de lado y tomaba la mano sana de su hija entre la suya.

—Hija, esto no es culpa de nadie, sólo de la persona que disparó. Él necesita a sus amigos cerca y todos los que conocía están en prisión, te necesita más que nunca.-Explicó mientras le regalaba una pequeña sonrisa a su primogénita, haciéndola suspirar, algo cansada por todo lo que estaba viviendo teniendo apenas diecisiete años.