Capítulo 4.
Sábado 10 de Marzo.
Gracias a la señora que se encontraba a altas horas de la mañana paseando a su perro, Fletcher tuvo su segunda oportunidad de vivir. El disparo no había sido grave, pero la bala estaba atrapada en el interior de su cuerpo y esto hizo que, en el camino al hospital se desmayara.
La policía no tardó en llegar al lugar, estaban operando a Fletcher para sacarle la bala del abdomen, por lo que la enfermera, que estuvo en la ambulancia con él, les dijolo poco que sabía de la situación. El joven no paraba de decir que se habían llevado a Olivia, así que, en cuanto su madre llegara al hospital, le preguntarían quien era la muchacha de la que hablaba.
Karen recibió un llamado a las siete de la mañana, ella ya había despertado hacia algunos minutos, se había dirigido al cuarto de su hijo, pero él no estaba. Cuando su teléfono sonó, supo que algo andaba mal. Por poco su celular no cae al piso al recibir la noticia de que su hijo estaba siendo operado de urgencia por un disparo. Apenas colgó, fue directo hacia el primer piso, se colocó su abrigo y tomó las llaves del auto. No le habían dicho absolutamente nada de Olivia, así que en el camino intentó llamarla, pero nunca respondió.
Al llegar al hospital, fue a recepción a preguntar por su hijo, le dijeron que espere en la sala y que mantenga la calma.
- Usted debe ser la señorita Morris –dio por sentado el doctor anotando algo en su agenda.
- Si, ¿Mi hijo está bien? –dijo levantándose.
- Su hijo está bien, ya está fuera de peligro, no tiene de que preocuparse, la bala, por suerte, estaba accesible.
- ¿Puedo verlo?
- Por el momento no, pero tiene que pasar a mi oficina porque los oficiales quieren hacerles algunas preguntas.
Karen siguió al doctor hacia su oficina, al entrar había dos oficiales parados platicando entre sí. Al tomar asiento, le hicieron las preguntas correspondientes, ella contestó todo lo que sabía, que no era mucho, porque el último mensaje que había recibido fue cerca de las once de la noche, cuando Fletcher le dijo que ya habían llegado al bar y que prometía no llegar tarde.
- Ahora señora Morris, necesitamos saber algo más.
- Si, lo que sea.
- ¿Conoce alguien que se llame Olivia?
- Sí, claro, se las mencioné, era su cumpleaños...
- Usted dijo Liv –acotó uno de los oficiales.
- Si, lo siento, Olivia, así la llamamos, la conozco desde que es pequeña... Pero, ¿Qué sucedió con ella?
- Bueno, tenemos el testimonio de la enfermera que venía en la ambulancia con su hijo, menciono que no dejaba de repetir que a Olivia se la habían llevado... Y dadas las circunstancias de cómo está su hijo ahora, creemos que la chica está en peligro y tenemos que alertar a sus padres.
- Dios mío –logro decir Karen –Conozco a sus padres, les daré sus números de teléfono.
Karen era un mar de lágrimas cuando abandonó la sala del doctor, su hijo estaba internado, Olivia estaba desaparecida, no sabía que decir, ni que pensar. Se cuestionó en llamar a la madre de la chica, pero los oficiales le habían dicho que no podía entrometerse hasta que ellos hablasen con ella.
Llamó al padre de Fletcher para que sepa lo que había pasado, ya que se encontraba en un viaje de negocios, le prometió a su esposa que regresaría lo antes posible. Fletcher era su único hijo, después de tantos abortos espontáneos, después de tantos años de sufrimiento, lo habían logrado, las ecografías decían que sería una niña, le iban a poner Ariana, pero, cuando nació, todos se llevaron la sorpresa. Karen tenía cinco hermanos, uno de ellos había muerto en un accidente de autos, era el mayor y lo adoraba, por eso decidió que su primogénito tendría el nombre de su tío.
La mente de Fletcher estaba confusa, sentía gritos, pero no lograba entender de dónde venían, sentía un fuerte dolor en el estómago, pero no podía moverse, todo se sentía frio y oscuro. Los gritos seguían, cada vez era más audible.
- ¡Fletcher! ¡Suéltenme! ¡Fletcher!
¿De quién era la voz? ¿Alguien estaba en peligro?
Luego recordó... ¡Olivia!
Abrió los ojos, tomando una buena bocanada de aire, una luz fría lo cegó por completo y tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse. Miro con atención a su alrededor, su estómago dolía, entendió porque estaba allí.
Intento despertar a su madre, que estaba dormida en una de las sillas de la habitación.
- Mama... -susurro- ¡Mama! –dijo en un tono más alto.
Su madre despertó asustada y desorientada, pero al ver que su hijo estaba despierto sonrió.
- ¿Cómo estás cariño? –acaricio su mano.
- Olivia, mamá, se la llevaron y yo no pude hacer nada....
- Cariño, tranquilo, respira. La policía se está encargando de eso.
- Pero... ¿Y si le pasó algo malo?
Fletcher no quería pensar lo peor, pero, teniendo en cuenta la situación de cómo habían ocurrido las cosas, no podía pensar en que se habían llevado así a su mejor amiga, solo para platicar, tomando te.
Su madre trató de calmarlo, pero no tuvo éxito, por lo que tuvieron que darle una pequeña dosis de sedante.
- ¿Karen? –dijo una voz quebrada detrás de ella.
Karen giró y pudo ver a Lori. Había estado llorando, se le notaba, ella se levantó del asiento y la abrazó.
- ¿Cómo esta Fletcher?
- Él está mejor, aunque tuvieron que sedarlo, porque no podía hacer que se calmara, quiere irse de aquí y buscar él mismo a Olivia.
- Esto es horrible, yo sabía que pasaría y no hice nada, lo olvidé por completo... Soy una mala madre –comenzó a llorar otra vez.
- No digas eso –dijo abrazándola -¿Cómo es que sabías que algo le pasaría, de qué hablas?
- No puedo decirle nada a la policía, ellos le harían daño.
- Escúchame, tranquilízate y cuéntame que es lo que está pasando.
La noticia había volado rápidamente por los medios, ya que las empresas Holt eran bastantes conocidas en la ciudad, en los noticieros ya estaban hablando del secuestro de la menor de los Holt y del disparo hacia su mejor amigo.
Esa mañana, los hermanos Mayers se habían despertado tarde para ir al instituto, era domingo pero ambos tenían taller de artes dos horas, tomaron sus cosas y bajaron a desayunar. Al bajar, vieron a su madre llorando frente al televisor, los mellizos compartieron una mirada confusa.
- Así es Carla, estamos en el hospital donde se encuentra el joven atacado –habló la reportera.
- ¿Mamá, qué pasa? –preguntó Cecilia.
Su madre no respondió.
- Todavía no se conoce el paradero de Olivia Holt, pero las autoridades ya están investigando, también se supo que Malcom Holt está en el hospital, pero que este entró hace unos días por un problema físico.
Timothy tomó la mano de su hermana, apretándola con mucha fuerza. Ninguno de los dos hablaba y su madre seguía llorando, la puerta sonó y Cecilia fue la única que salió del shock para poder abrir.
- Buenos días señorita, ¿Se encuentran sus padres? –dijo amablemente el oficial.
La madre de los mellizos se hizo presente, aun con lágrimas en su rostro.
- Buenos días señora Mayers, veo que ya vio las noticias, tengo que hacerles unas preguntas a sus hijos.
- Por supuesto oficial, ¿Aquí mismo?
- No, debemos llevarlos a la estación.
- Iré por mi hermano –mencionó Cecilia.
Cecilia y Timothy dejaron sus cosas en casa y acompañaron a los oficiales a la estación de policías, no sentían miedo, solo querían saber que era lo que le había ocurrido a su prima y a Fletcher. Al llegar llenaron papeles con sus datos personales y cada uno, por separado fue llevado a una sala de interrogación.
En la sala de Timothy había dos oficiales que no parecían nada amables. Le dieron una taza de café, estaba frio y sin azúcar, pero lo tomo igual.
Le pidieron que cuente todo lo que había pasado en la noche, hasta el más mínimo detalle. Él lo hizo contándoles desde el minuto que salió de su casa con su hermana, hasta el momento en el cual llegaron al bar, vieron a Olivia y Fletcher y estuvieron ahí dentro toda la noche, les conto del tipo que se había acercado a su prima solo para que lie con su amigo, pero no podía recordar su nombre, ni tampoco el nombre del otro tipo. Dijo que esas cosas siempre solían ocurrir en los bares, luego conto cuando él ya estaba muy pasado de copas y con su hermana volvieron en taxi hasta su casa, recordó que Olivia y Fletcher se habían ido a pie, les contó todo lo que podía recordar.
El testimonio de su hermana fue igual, pero si recordaba los nombres de los chicos del bar, Percy había estado bailando con ella toda la noche, lo recordaba perfectamente, recordó a Michael, el amigo de Percy, pero no podía hacer una descripción física porque no le había prestado atención.
No los retuvieron mucho tiempo, ya que les habían dado bastante información con la cual trabajar.
Al salir, los mellizos se encaminaron hacia el hospital.
- Esto es una verdadera porquería –dijoTimothy cortando el silencio.
- Pero podemos hacer algo...
- ¿Qué quieres decir?
- Nos dijeron que les digamos todo, le dijimos todo lo que recordábamos, pero hay algo que acabo de recordar.
- ¿Esperas una invitación para decirme?
- Lo siento... Ayer Percy me dio su número, pero no lo anoté en mi teléfono, me lo dio en una servilleta escrita.
- ¿La servilleta está en casa?
- Así es, pero si ellos tienen algo que ver con el secuestro de Olivia, podríamos averiguarlo...
- Espera –se frenó –Estas diciéndome, ¿Qué en lugar de llevarles el número a la policía, nosotros investigaremos?
- ¡Así es!
- ¡No! En las películas los adolescentes resuelven todo, si, pero esta es la realidad, somos los adolescentes más idiotas de nuestra edad.
- Nos estas subestimando hermanito, podremos con esto.
Al llegar al hospital, hablaron con Karen y Lori, ambas habían estado llorando, se les notaba. Cecilia quiso sacarle información a su tía para saber si tenía alguna idea de lo que estaba pasando, sabía que dieciocho años de matrimonio con Malcom la habían convertido en una mujer asustada, pero su hermano no la dejo hablar.
Tuvieron que esperar unas horas para poder pasar a visitar a Fletcher, ya que la inyección de sedante lo había dormido completamente.
Solo le dieron unos minutos a Karen para que entre, ya que la policía había vuelto al lugar para hablar con Fletcher.
Para los oficiales, Fletcher era uno de los sospechosos, siempre, hasta que se demuestre lo contrario. El que este herido no significaba nada para ellos, a lo largo de su carrera sabían que hasta la persona menos peligrosa podía ser la mente detrás del delito, nadie era inocente hasta que se demostrara lo contrario.
Los hermanos Mayers tuvieron que regresar a casa, ya que les informaron que no podían visitar a su amigo.
Los oficiales interrogaron a Fletcher con extremo cuidado, registrando hasta el más mínimo detalle, él les conté todo lo sucedido, todos los detalles que pudo recordar de como, cerca del departamento de Olivia, una motocicleta se les cruzó en el camino y luego una camioneta llegó por detrás y dos hombres se llevaron a su mejor amiga, mientras el tipo de la moto le disparaba a él.
- Eso es todo lo que ocurrió, ¿Saben algo de Olivia?
- Estamos trabajando en ello, no te preocupes.
- Bueno señor Morris, no tenemos mas preguntas por ahora -dijo el oficial que había anotado todo.
Cuando los hermanos Mayers cruzaron la puerta de su casa, fueron interrogados por sus padres, contaron la historia otra vez, todo lo que sabían, tal y como se lo habían contado a la policía. Cecilia tampoco les conto que tenia que teléfono de Percy.
Para ella los tipos del bar no tenían nada que ver con la situación, pero de todas formas lo iba a descubrir, estaba decidida a llegar al fondo de todo, quería que su prima este en casa sana y salva pronto.
Por la noche, la cena estuvo en silencio. Timothy no pudo comer ya que pensaba en Olivia, en lo mucho que la extrañaba y deseaba que esté bien. Cecilia comió muy poco, nadie comió lo suficientemente bien, como era de costumbre. Las burlas y discusiones de los mellizos estaban tan perdidas como las esperanzas de que las cosas salgan bien. Nadie podía ser optimista, nadie podía pensar en positivo.
Luego de la cena, todos se fueron a la cama. Sindy lloraba en su habitación, abrazada por su esposo.
Timothy dio unos pequeños golpes en la habitación de su hermana, cuando ella le abrió, entró en silencio. Ambos se sentaron en la cama, mirando a un punto perdido en el piso. Luego de unos minutos, Cecilia le mostró a su hermano un papel arrugado, él lo entendió de inmediato, era el número de Percy.
- ¿Piensas que pueden tener algo que ver con todo esto?
- Quiero creer que no, sería raro si tuvieran algo que ver, pero no los conocemos, todo puede pasar y lo sabes.
Ambos pensaron bien que era lo que le debían escribir, tenia que sonar casual, tenía que aparentar que no querían llamar la atención.
- ¿Crees que está bien así?
- Es mejor que un, "Hijo de perra dime que sabes del secuestro de mi prima". Está bien así, envíaselo -dijo alentándola.
Cecilia respiró hondo y evió el mensaje.
De Cecilia, para: Percy
Hola, Soy Cecilia, nos conocimos ayer en el bar, escribiste tu número en una servilleta, quería saber si quieres ir por un café, mi madre tiene una cafetería, podríamos vernos allí. Si quieres puedo enviarte la dirección.
Esperaron unos minutos, pero no había respuestas, esperaron una hora, dos y nada. Un bostezo salió inconscientemente de Cecilia, no quería dormir, esperaría a que Percy contestara el mensaje, pero a las tres de la mañana el sueño le pesaba aun más.
- Vamos Ce, tienes que descansar -reprochó Timothy.
- No quiero, tiene que contestar... ¿Si está con ella y por eso no contesta? ¿Le estará haciendo algo malo? -miró a su hermano con lagrimas en los ojos.
Timothy se levantó y le secó las lagrimas, le quitó el teléfono de la mano e hizo que se acostara en la cama. Le dio un beso en la frente y se recostó a su lado, abrazándola, como cuando de niños a ella le asustaban los truenos, el siempre la abrazaba hasta que se quedara dormida.
Cuando el sollozo de su hermana ya había cesado, se levantó y fue a su habitación. Al entrar, tomó su teléfono y se acostó. Comenzó a ver fotos de la noche anterior, podía ver a Olivia sonriendo en todas y hacía lo posible por no comenzar a llorar.
Cuando se quedo sin fotos, las volvió a ver, pero algo le había llamado la atención, era un video. Olivia bailaba con Fletcher, en el fondo se podía ver como el que estaba con Percy esa noche, apuntaba su teléfono a Olivia, ¿Estaría tomándole fotos? ¿La estaría grabando? Nadie con buenas intenciones haría algo así.
Pensó en llamar a su hermana para mostrarle el video, pero quería dejarla descansar. Dejó su teléfono en la mesa de luz y trató de dormir. A la mañana siguiente le mostraría el video a Cecilia y juntos pensarían mejor.
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Sunflower
RomanceTodas las historias suelen tener un final feliz, averigüemos si este es el mio.