Perdonar.

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Capitulo 16.

Martes, 3 de abril

Otro intento fallido. Amanda estaba emborrachando a Shane todos los días para poder conseguir que el firme el papel de la tutela de Emma, pero no lo lograba. Una noche más y lo conseguiría, era lo que pensaba todas las noches cuando su plan fallaba y Shane caía dormido por tanto alcohol.

El martes, Amanda salió temprano de la casa y se dirigió a una clínica, en donde tenia a su amiga de toda la vida. Lily le proporcionó unas pastillas que mantendrían despierto a Shane, para que así pudiera lograr lo que pretendía hace dos semanas, completar su plan para mantener a salvo la vida de Emma y proseguir con la liberación de Olivia.

Amanda compró licores de los más fuertes ese día. Estaba de suerte porque tenia la excusa perfecta. 3 de abril, aniversario de casados con Shane, él no diría que no a la celebración, mucho menos si venia acompañado con sus bebidas favoritas. Compró también para hacer la cena, seria la favorita de su esposo, espaguetis con salsa roja, con abundante carne en forma de bollos.

Durante la preparación, separó las cosas en dos partes iguales y cocinó la pasta en agua hirviendo. Durante la cocción de la salsa, Amanda pulverizo dos pastillas y las introdujo mientras revolvía su gran obra maestra.

Cocinando su parte, procurando de que quedara igual a la de su esposo, le agrego los mismos ingredientes, pero solo colocó una pastilla, para soportar toda la noche.

Cerca de las diez de la noche ya había terminado, sirvió su plato y lo colocó en la mesa, olía delicioso. El plato de su esposo lo sirvió con mucha más abundancia, ya que esperaba que la salsa haya quedado con suficiente de su ingrediente secreto.

Cuando oyó que el auto estaba siendo estacionado, sirvió wiski en un vaso y le colocó un hielo, caminó hacia la entrada y lo espero ahí.

- Feliz aniversario –dijo Amanda dándole el vaso.

- Si, gracias –dijo Shane de manera desinteresada.

Le depositó un beso en los labios, tosco y seco. Tomó el vaso y, de un solo sorbo, lo termino. Tomó asiento en la misa y admiró la cena. La atacó cual oso rabioso. Mientras se devoraba el plato, Amanda no podía evitar sonreír. En el avance de la cena, Shane no paraba de quejarse de sus empleados, el tráfico, su asistente, los chicos que piden dinero en los semáforos y demás, era experto en quejas.

Mientras Amaba lo escuchaba, y asentía con la cabeza, no podía evitar pensar cómo era que se había casado con alguien así, cómo se había arruinado la vida de tal manera, y sobre todo, cómo era que no vio antes la verdadera identidad de su esposo.

- Felices dieciséis años de matrimonio querida –dijo alzando la copa de vino. 

Dieciséis años... Dieciséis años de puras mentiras, de engaños y, sobre todo, de arruinarle la vida a su hijo, de permitir que no la dejara tener poder sobre la decisión de mantener o no con vida a Emma. Amanda realmente no podía entender como era que había llegado hasta ahí y, si no hubiera sido por la tardía aparición de su sexto sentido, no sabría nada de lo que ocurría y este 3 de abril lo estaría disfrutando de igual manera que siempre.

Al terminar la cena, vinieron los tragos, uno tras otro. Cerca de las tres de la madrugada, Shane ya estaba mas relajado, pero aun seguía de pie y no tenia síntomas de sueño, lo que significaba que, esta noche, Amanda podría conseguirlo.

Los tragos más fuertes fueron lo que lograron que Shane empezara a tambalear. Sentado en el gran sofá de la sala, mirando a un punto perdido en el techo, sintiendo que había bebido de más. Amanda lo asustó cuando se sentó a su lado, colocando una carpeta con varias hojas sobre una pequeña mesa. Un Shane, completamente confundido, se quedó mirando fijamente a los ojos de su esposa, pero no encontraba las palabras para hablar, así que solo escuchó.

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