Luego de buscar mi horario y verificar las asignaturas que me tocaría cursar, fui a caminar un rato para despejar la mente. Caminar era algo que me gustaba mucho hacer y más cuando era en un lugar como el campus de la universidad.
Dure alrededor de 30 minutos caminando y observando todo, cada vez me enamoraba más del lugar, era simplemente impresionante.
Estaba parada viendo un cartel cuando sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi chaqueta, vi la pantalla para ver quién era y me encontré con el número del que se hacía llamar mi padre, no podía seguir ignorando lo que inevitablemente algún día tenía que pasar así que antes de pensarlo más y retractarme, conteste la llamada con las manos temblorosas.
- diga - conteste cuando lleve el teléfono a mi oído.
- Hasta que por fin te dignas a contestar pequeña mierda- lo oí gruñir al otro lado de la línea.
- ¿Que sucede papa?
- ¿Que te eh dicho de llamarme así? Yo no soy ni seré tu padre nunca, yo no soy padre de basuras asquerosas como tú.- en ese punto ya sentía mis ojos llenarse de lágrimas.
- ¿Me llama solo para decirme eso?- pregunté al borde del colapso ya que todo lo que tenía que ver con ese hombre me dolía extremadamente y siempre que me lanzaba ese tipo de bombas, me iba matando por dentro.
- Por una parte si, quería recordarte que eres una mierda que no debió existir nunca, pero la otra razón era para preguntarte ¿en donde cojones te has metido? Tu madre está como loca y aunque a mí no me interese tú paradero a ella si.
- No les diré en donde estoy, solo dile que estoy bien y que no se preocupe por mi, me las arreglaré.
- No puedo negar que me alegra que te fueras aunque me alegraría más saber que estuvieras muerta para que no me jodieras más nunca en tu asquerosa y miserable vida.
Me quedé en silencio sin saber que responder ante eso, y sin querer salió un sollozo de mi garganta lo suficientemente alto como para que el hombre que estaba en la otra línea lo escuchará y se riera de mi.
- Que patética eres Aisha, me das tanto asco y lástima- dijo el haciendo que más lágrimas salieran de mis ojos- aunque no quisiera tú madre me obliga a que te siga suministrando dinero a tu cuenta ya que según ella eres nuestra hija y debemos ayudarte, pero a mí no me interesa eso y me repugna tener que darte mi dinero a ti, pero si no lo hago habrá un problema más grave así que todas las semanas estarás recibiendo una cantidad algo elevada pero no tanto de dinero para que sobrevivas en donde quiera que estés- lo escuché en silencio y solo hice un sonido con mi boca de afirmación.
No quería recibir su asqueroso dinero, pero no tenía ánimos de pelear con el, sencillamente no quería seguir oyendo todas esas palabras de desprecio que tanto le gustaba decirme.
- Por cierto Aisha, una cosa mas.
- ¿Qué quieres? - respondí sin muchos ánimos.
- No vuelvas más nunca o por lo menos mientras yo viva, no te quiero aquí ni conmigo ni con tu madre, no me importa si tienes que vivir en la calle, y mucho menos si te matan en el intento, ya que si eso pasa lo más probable es que haga una fiesta para celebrarlo, NO te quiero ni cerca de esta casa, ¿De acuerdo pequeña perra?
No podía hablar, estaba como un mar de lágrimas y deseaba no haber respondido esa llamada nunca.
- De acuerdo - respondí apenas en un susurro.
Luego de decir eso la llamada finalizó y comencé a dirigirme rápidamente a mi habitación o algún baño cercano en el que pudiera llorar sin ser vista.
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Mi Mafioso Deseo
Teen FictionAisha, tan tierna e inocente, pero con un pasado tan horrible que da miedo, se ve obligada a abandonar su hogar de toda la vida para poder sobrevivir. No se imagina lo que está por venir, un infierno se aproxima , y ella no tendrá ni idea que en med...