capitulo 26

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Aisha

 

Unos días después de haber tenido esa pesadilla y de que Mateo logrará hacer que me calmara, logré mejorar y que me dieran el alta del hospital.

Me encontraba arreglando todo en la habitación para largarme de ese lugar y tratar de volver a mi vida sin necesidad de entrar en un hospital cada semana o que me estén inyectando líquidos en mi cuerpo a cada nada, ya me encontraba cansada de la situación y necesitaba recuperar mi estabilidad emocional y hacer un cambio radical para que nada pudiera afectarme de la manera en lo que lo estaba haciendo, decidí que a partir de este momento la Aisha tierna, delicada y sentimental desaparecería y en su reemplazo estaría una más fuerte, hija de puta, astuta y con una coraza que nadie podría romper, se acabó la paz en mi.

Al salir de la habitación y llegar a recepción para firmar el pase de salida pude darme cuenta de que Mateo estaba esperándome con el teléfono en la oreja hablando con quién sabe quién, firme lo que tenía que firmar y me encamine a su dirección, el al mirarme dijo un par de palabras y corto rápidamente la llamada.

 - Lista para volver al infierno que tiene como nombre universidad?- una leve sonrisa y brillo aparecieron en sus ojos al verme caminar a él.

- Sinceramente estoy considerando mentir sobre alguna enfermedad y quedarme aquí el reto de mi vida- respondí sarcásticamente mientras él dejó escapar una leve sonrisa.

Comenzamos a caminar al estacionamiento mientras él me ayudaba a llevar el bolso con ropa que me habían traído mientras estaba aquí. Me subí a su auto mientras él dejaba las cosas en la parte trasera y se acomodaba del lado del conductor para posteriormente encender el vehículo y salir del lugar.

Me mantuve un buen rato callada y concentrada en mis pensamientos, no tenía muchas ganas de hablar, estaba algo cansada por lo ocurrido y aún me encontraba algo débil, recosté mi peso en la puerta y descanse mis brazos en mis piernas y cerré mis ojos por un momento tratando de poner mis ideas en orden, luego de pasar un rato en esa posición sentí que Mateo se acercaba y tomaba una de mis manos entre la suya dando un leve apretón, abrí mis ojos lentamente y me encontré con el mirándome atentamente, me di cuenta de que habíamos estacionado frente una cafetería.

- ¿quieres que te traiga algo para desayunar?- preguntó con su vista fija en mis ojos.

- Con un cappuccino estoy bien, gracias

- ¿Segura?

- Si, tranquilo. – tras responder aquello me lanzo una última mirada para luego salir del coche y adentrarse en la cafetería.

Aproveche ese pequeño tiempo para rebuscar en mis cosas mi teléfono y encenderlo, dándome cuenta de que tenía tres llamadas perdidas de mi madre. Me limité a ignorarlas para luego entrar en mis redes sociales, revise Instagram, twitter, Facebook… y nada interesante logró captar mi atención así que volví a apagarlo y lo guarde.

Luego de unos minutos volvió a aparecer Mateo con dos cafés y una bolsa en sus manos, abrió el auto y se volvió a sentar a mi lado, me entrego el cappuccino que le pedí junto con unos sándwiches, lo mire extrañada tras recibir aquello ya que no recordaba haberle pedido algo más además de la bebida.

 
- No me mires así, tienes que comer bien, no solo un simple café niña.- me respondió tras sentir el peso de mi mirada en el.

No respondí, solo le dedique una sonrisa la cual era de agradecimiento por todo y me limité a tomar la bebida y comer lo que había traído para mí.

El transcurso a la universidad fue silencioso pero para nada incómodo, la música sonaba y yo solo miraba por la ventana mientras Mateo prestaba atención a la carretera.

Mi Mafioso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora