capitulo 8

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Me encanta leer al aire libre, es uno de mis pasatiempos favoritos cuando necesito relajarme o perderme en un mundo imaginario de la lectura.
Me encontraba sentada debajo de un árbol en el campus de la universidad leyendo un libro de Edgar Allan Poe que me encantaba, estaba tan relajada que logré olvidar todo por un momento. Estaba concentrada en mi lectura cuando sentí mi teléfono vibrar a mi lado, cuando lo tomé para ver quién estaba llamando me quedé inmóvil sin saber que decisión tomar, no quería contestar la llamada, pero sabía que si la ignoraba tendría problemas con El.
- Diga- hablé apenas presione el botón para contestar, mi voz salió temblorosa por los nervios.

- Pequeña perra te llamaba para decirte que esta mañana transferí el dinero a tu miserable cuenta, debería llegar en 2 días o quizás 3- respondió mi padre en la otra línea

- De acuerdo, gracias- respondí simplemente ya que no quería alargar la conversación.

- No lo agradezcas lo hago para que tu madre me deje en paz, si por mí fuera dejará que te mueras de hambre- hablo con rabia aparente.

No dije nada, solo me quedé en silencio esperando a que diera lo que tenía para decir.

- ¿Por que no respondes? ¿Ni para eso sirves? Eres tan inútil Aisha.

- ¿Ya terminaste de recordarme lo insignificante que soy en tu vida?- pregunté ya cansada de esta rutina

- No sólo eres insignificante en mi vida pequeña porquería, en la vida de tu madre tampoco vales nada, fuiste, eres y siempre serás un maldito error Aisha, maldigo el día de tu nacimiento, y más te vale no volver a hablarme así nunca mas

En ese punto las lágrimas ya salían solas de mis ojos y por más que intentara detenerlas no podía.

- ¿Qué hice para que me odiaras tanto papá?

- No me llames así maldición Aisha, tú no mereces un padre ni a nadie que te quiera, y lo que hiciste fue nacer, nadie te quería, debiste morirte apenas naciste, pero por desgracia todavía respiras.

Apenas termino de decir esa frase, colgué rápidamente la llamada y me permití llorar sin importarme nada.
Lo único que estaba en mi mente era una simple pregunta ¿Por qué?, Siempre tuve esa pregunta en mi mente, desde que era solo una niña, pero siempre que se lo preguntaba terminaba insultándome y lastimándome el doble, yo solo quería entender por qué me trataba así, por que no me amaba, saber que había hecho para que el me tratará y me odiara de esa manera.

- Ok, seré breve Aisha, ya que tengo cosas que hacer- escuché una voz familiar a mis espaldas pero no me gire, no quería que me vieran llorando y menos de esa forma.

- Podrías mirarme por lo menos niña, no tengo todo el día- dijo Mateo poniéndose frente a mi, yo solo baje la mirada y trate de esconder mi rostro, pero él fue más rápido y tomo mi barbilla para que levantará la cara.

- ¿Que quieres? No estoy de humor para tus amenazas sin sentido ni mucho menos para tus idioteces. - respondí a la defensiva ya que por hoy tenía suficiente como para que esté idiota también viniera con sus niñerías.

- ¿Por qué lloras?- pregunto el mirándome tratando de adivinar que me sucedía.

- No te incumbe - trate de levantarme del suelo pero el me lo impidió sujetándome con fuerza para que no pudiera ir a ningún lado.- déjame ir por favor Mateo.

Me suplique pero él no cedió, lo cual me ponía de mal humor, solo quería ir a mi habitación y esconderme debajo de mis sábanas a llorar.

- No te dejará hasta que me digas que es lo que te sucede

- ¿Para que?, ¿Para que puedas burlarte de mi o me mires con lástima?, No lo creo, así que por favor déjame en paz y métete en tus asuntos.

- Esta bien, Aisha comenzamos con el pie izquierdo de acuerdo, solo déjame decirte para que venía y después te dejo ir.

- Habla, me quiero ir

- ¿Qué sucede con Ian Fischer?, ¿Tienen algo o solo son conocidos?

- ¿Por que tanto interés en lo que tenga o no tenga con el? Dejen de meterse en mi vida por un momento, apenas nos conocimos hace dos días y ya quieren creer que tienen algún derecho sobre mi.

- No es por lo que crees Aisha, nosotros sabemos el porqué queremos que te alejes de el.

- Entonces díganme, por que lo único que han hecho es sentarse a darme órdenes sobre a quien puedo o no tratar, solo quiero que me expliquen por que no puedo ser amiga de el.

- No te podemos decir las razones pero lo que necesitas saber es que el es peligroso y por eso no es seguro que te acerques a él.

- Suéltame Mateo, quiero irme.

- ¿Nos harás caso?

- Mateo dije que me sueltes

- No te soltaré hasta que me digas que nos harás caso Aisha

- Creo haber escuchado que te dijo que la soltaras idiota - respondió otra voz conocida para mí.

Mateo se tenso y apretó su mandíbula, pero no aflojó su agarre en mi muñeca.

- Creo que no pedí tu opinión Ian así que no entiendo porqué te metes en donde no te han llamado.- respondió Mateo con mucha rabia saliendo de su voz

- Pues fíjate Mateo que yo me meto en donde me da la gana, y si veo que le estás haciendo daño a una amiga mía, puedo meterme si me apetece.

- Pues te equivocas en dos cosas, la primera es que en mis asuntos no tienes ni debes porque meterte y la segunda es que no le estoy haciendo ningún daño, así que haste un favor y lárgate antes de que te joda tu maldito trasero.

- No me iré solo porqué tú me lo digas animal, solo me iré cuando la dejes ir a ella, así que si quieres que me largué, cosa que yo también quiero hacer por que no soporto ver tu cara, será mejor que la sueltes.

- Ya sabes lo que te dije Aisha será mejor que tomes el consejo antes de que pase algo de lo que te arrepientas. - hablo Mateo pero está vez tan cerca de mi que solo yo pude escuchar lo que dijo. Luego de eso aflojó su agarre hasta que pude soltarme.

Tome mis cosas y fui al lado de Ian, quien antes de irnos le dio una mirada fría a Mateo.

- ¿Qué fue todo eso? - pregunté cuando estuvimos a una distancia prudente.

- Se podría decir que no nos caemos bien, no te preocupes. ¿Como has estado?, ¿Por que tienes los ojos rojos?, ¿Te hizo algo ese imbécil?- Ian hablo demasiado rápido y con mucho interés por mi.

- Bien, me dio una alergia y no, no me hizo nada, tranquilo, ¿Y tu? ¿Cómo has estado?

- Se podría decir que bien, pero no tanto como tú, ¿Tienes planes para mañana en la noche?

- Pues creo que no, ¿Qué tienes en mente?

- Me gustaría llevarte a un lugar si quieres, claro

- Pues si, me parece bien, ¿a qué hora sería nuestro encuentro?

- ¿Te parece a las 8:40 en el estacionamiento?

- Esta bien, estaré lista entonces.

- Bien. Hasta mañana Aisha.

- Nos vemos Ian.

Me dirigí a mi habitación y me recosté en la mi cama, estaba tan cansada sentimentalmente que solo quería acostarme y descansar.
Comencé a pensar sobre la cita de mañana con Ian, quería ir por que necesitaba olvidarme de lo que mi padre me hacía pasar y relajarme, quería reír y dejar de hacerme daño, Ian lograba sacarme de mi sufrimiento por un rato así que por eso acepte. Pero ¿Debería ir? O ¿Debería hacer caso a las advertencias de todos?
Sin darme cuenta me quedé profundamente dormida.

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Dejen sus comentarios, los leeré con gusto

¿Por que creen que Mateo e Ian se odian tanto?

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