Luz de Luna [PAUSADA]

Capitulo XX

DAMIÁN.

—¡Victoria!— grite al entrar a la cabaña—. ¡¡Victoria!!

La desesperación e impotencia que sentía en ese momento era insoportable, ver a Paige de esa forma me provocaba diferentes emociones, quería salir y encontrar al maldito de Seth... pero Paige me necesitaba ahí.

Me sentía culpable, me había ido sin haberlo pensado dos veces, dejándola sola, ¿en que había pensado?

Victoria salió de su habitación con el rostro iluminado pero cuando su mirada viajó hasta Paige, su rostro cambió completamente a uno horrorizado.
Ella tardó unos segundos en reaccionar y avanzó con rapidez hasta llegar frente a mi. Zara no tardó en aparecer a su lado, su rostro estaba igual que el de Victoria, sus ojos no tardaron en humedecerse, vi su labio inferior temblar.

¡Maldita sea!

Paige estaba inconsciente entre mis brazos, en su abrigo se extendía una gran mancha roja. La mire desesperado.

—¿Qué fue lo qué pasó?— Tania apareció detrás de nosotros, mirando con preocupación a Paige y con una chispa de enojo.

—Seth la mordió— me limité a decir, en mi voz se lograba escuchar toda la preocupación.

—Llévala a tu habitación y después vete— ordeno mientras se dirigía hacia la cocina.

Sin dudarlo, me moví con velocidad y entre a mi habitación, la cama estaba desordenada pero no me importo, con cuidado dejé a Paige sobre esta. Mi vista se nublo cuando me enderece y la observe con detenimiento. Su rostro estaba pálido, su cabello enmarañado, sus labios estaban con un ligero tono morado y su ropa...

Aquello no se quedaría así.

—Sal de aquí— ordenó Tania cuando entró al lugar, siendo seguida por Victoria.

—No me iré— afirmé con voz dura.

—No te he preguntado— sus ojos me miraron con frialdad—. Sal de aquí.

—No me iré, ella me necesita— murmure entre dientes, comenzando a perder el control.

—Damián— intervino Victoria—. Por favor...

—¡No!— grite interrumpiéndola—. ¡No me...

—¡Damián!— el grave y fuerte grito de Gill me interrumpió.

Lo mire con una expresión fría, sus ojos me miraron de una forma extraña que de alguna manera, me atravesó por completo. Mis ojos cayeron en Paige y me hinqué a su lado, acaricié su mejilla con delicadeza mientras sentía como algunas lágrimas resbalaban por mis mejillas. Al otro lado de la cama, Tania se encontraba preparando lo necesario para curarla... si ella...

No. Ella no moriría, ella era una mujer fuerte y valiente, no se rendiría.

—Estarás bien— susurré sintiendo como cada parte de mi ser se desarmaba por completo—. Lo siento tanto, amor— sollocé.

—Estará bien— dijo Tania a mi lado, que empezaba a cortar su ropa con unas tijeras—. Ahora sal de aquí, Gill te necesita.

Mi mirada seguía fija en el pálido rostro de Paige mientras escuchaba a Tania. Suspiré con pesadez, me levante y con una expresión fría, me fijé en Tania.

—Sálvala.

Salí de la habitación con el corazón doliendo, sentía como cada parte de mi ser comenzaba arder de rabia. Camine detrás de Gill, al estar fuera él se giró hacia mi, mirándome con un enojo detrás de sus oscuros ojos.