Parte 2

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Enero.

La noche estaba tranquila con el ligero chiflido del viento, agitando los árboles. El calor que emanaba el fuego en la chimenea mantenía un cálido ambiente entre el invierno y la nieve caía, cubriendo las copas de los árboles y todo lo que tocaba.

La puerta se abrió y miró sobre su hombro, desviando la mirada del gran ventanal hacia el hombre que acaba de entrar, con el cabello cayéndole por los hombros y una ligera barba asomándose y sobre la ropa, una ligera capa de nieve que no demoró en sacudirse mientras se acercaba a él.

—¿Qué necesitas?— la áspera y grave voz de Seth resonó entre el silencio de la habitación.

—Paige te busca.

Seth exhaló con fuerza dejando su trago sobre la barra y dio media vuelta para observarlo a los ojos.

Había pasado tan solo dos semanas y el dolor de Paige le provocaba en amargo sabor de boca, porque lo sentía y no solo eso, también el inmenso amor que aún le tenía.

Y no podía permitir que eso siguiera.

—¿Seguirás con esto?

Seth apretó los labios y los puños. No podía cambiar las cosas o detenerlas, no lo iba permitir.

—Si— afirmó sin titubear.

—Seth...

—No— lo interrumpió en seco—. Todo esto...

Apretó los labios y agachó la cabeza. Sabía que estaba mal, que no podía aprovecharse de ello, pero no podía cambiar el pasado y tampoco arriesgarse a perderlo todo..., a perderla.

—Lo necesito— confesó por lo bajo, alzando la cabeza para mirarlo nuevamente, con un inmenso dolor reflejándose en sus ojos. Era su oportunidad.

Ambos compartieron una larga mirada. El hombre dio media vuelta y sin más que decir, avanzó hacia la salida.

—Sebastián— él giró sobre sus talones, contiendo el aliento. Él había estado con Seth en todo momento, no solo porque era su medio hermano, sino que ambos la habían perdido—. ¿Lo encontraste?

—Si.

Seth asistió y suspiró.

—Yo haré el resto— afirmó.

—¿Seguro?

Seth asintió con indiferencia y camino hacia la barra. Sebastián retrocedió y con la mente invadida de tantos pensamientos, se dispuso a salir de ahí. Al abrir la puerta, una chica de cabellos castaños apareció. Su rostro se asombró, pero en segundos recuperó la compostura. Él sonrió ligeramente y se alejó, pensando en que todo podría terminar mal.

La chica entró a la habitación y al cerrar la puerta, algo denso entre ambos apareció. Él no necesito girarse para saber que estaba ahí, el corazón alterado y el pinchazo de dolor en el pecho le fue suficiente. Dejó el baso y se giró.

—Paige.

—Te estaba buscando— su fría y distante voz lo hizo suspirar.

Se acercó sin despegar los ojos de ella y al estar a tan solo unos centímetros de distancia acarició su mejilla con delicadeza. Los ojos de Paige se empañaron de lágrimas, el dolor la consumía poco a poco.

—Tranquila— la rodeó, estrechándola contra su pecho y segundos después, el dolor que ella sentía comenzó a disiparse.

Porque él era el único que podía ayudarla.

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¡Holaaa!

Muchas gracias a todos los lectores/lectoras y por su apoyo, ¡los/las quiero!

Nos vemos pronto, ¡muak!

Luz de Luna [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora