Cinco

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Bonita

Aileen.

Lo que un día te dio miedo hacer pero te gustó, se vuelve costumbre.
Lo confirmo, justo ahora antes de enviarle una nueva foto Nathan, quien siempre me dice lo mucho que le gustan.

Me hace sentir cómoda y por eso le sigo enviando las fotos.

Esta foto mostraba mi escote en sostén, de una forma casual pero atrevida, la fotografía la tomé en la mañana antes de salir.

Todo es siempre así, al principio me da miedo hacer algo con él. Trataba de cambiar las cosas que sentía que podían no gustarle, ya luego tenía más confianza de hacerlas.

- Nathan es súper tierno - opina Layla mientras caminamos hacia mi casa.

Dejo el celular y le presto atención.

- Es bastante caballeroso, y se mira que te quiere muchísimo.

- Si, espero podamos tener una relación larga - contesto ilusionada.

- Yo espero que te trate bien - hace sus manos en puño - o se las verá conmigo y con Bill.

Me río codeándola.

- Más le vale cuidarte, de verdad - añade al ver que me hizo gracia.

- Él me cuida mucho, a veces siento que es incapaz de hacerme daño.

Desde que empezamos a salir me di cuenta que es un chico muy interesante, tiene una familia buena, a pesar de todo, y es muy guapo, tanto que no creí que era cierto cuando me pidió que fuera su novia una tarde después de nuestra primera cita formal.

Nathan era lo que quería, y ahora lo tengo, no puedo dejarlo ir.

Llegamos a casa y mi madre nos saluda dándole un fuerte abrazo a cada una.

- ¿Que prepararán hoy?

- Macarrons - le contesto con acento francés.

- Oh, comenzarán con algo fuerte.

- ¿Dudas de mí? - Enarco una ceja.

- Jamás dudaría de mi niña.

Busco todos los ingredientes en la estantería, me subo a una pequeña escalera para alcanzar lo más alto.

- ¿Terminaste de aprender la receta? - mi madre se acerca a ayudarme a bajar.

- Más o menos, Layla me instruirá - veo a mi amiga que está hundida en su celular -¿verdad Layla? - elevo mi tono.

- Si si - mueve la mano sin levantar la vista.

- Estos jóvenes de ahora - resoplo y continúo buscando la harina.

- Es lo que digo - apoya mi madre - solo en esos aparatos.

- En mis tiempos no eran así - continúo con voz de viejita regañona - Ya ni platican entre ellos en las reuniones familiares.

- La juventud está perdida - mi madre me sigue la corriente.

- Ay, ya - Layla se levanta arrastrando los pies - Ya vino la maestra - se coloca una corona imaginaria - A demostrar todos sus trucos culinarios.

Comenzamos a ordenar los ingredientes según cada paso que debemos seguir de la receta.
Mi madre se aleja cuando su celular suena  en la sala.

- Es tu padre - grita al llegar.

- Mándale un beso de mi parte - le grito cuando dobla por el pasillo, ella levanta el pulgar.

Bato las claras mientras siguiendo la instrucción de Layla.

El pasado que persigue. ( Amores Insuperables #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora