Veintiuno

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Declive

Layla Cooper

- ¡Bill, me voy!

- Cuidate preciosa - me da un beso en la boca y luego una nalgada.

- Espérame con la cena hecha, ¡eh!

- Aqui la tendrás, Layla - levanta las cejas de forma pícara y se agarra la entrepierna.

- Mmmm, ¿ Y que hay de cena, eh? - le pregunto y camino de regreso al sofá dónde está acostado - A ver.

Entiende mi referencia y se levanta el bóxer cuando asomo mi mirada.

Me jala la cabeza hacia su boca y me encimo en él dándole besos que demuestran lo excitada que me pone.

Me toma las nalgas sobre el pantalón de tela ( tiene una obsesión con ellas) y se mueve restregando todo en medio de mis piernas.

Veo la hora de reojo.

- No, no, tengo que irme.

Me bajo de inmediato y me toma fuerte de la mano.

- No te vayas - hace un puchero - no necesitas trabajar lo sabes

- Que tú tengas dinero y esas cosas no significa que yo no tenga que trabajar por mis propias cosas.

- Lo mío es tuyo, ya sabes.

- Suficiente haces con pagar el piso.

- Yo podría decir lo mismo, tu haces las compras.

- Pero, lo de ayer... Si en el laboratorio nos dicen....

Me quedo reflexionando sus palabras y me callo.

- Somos un equipo preciosa, nos apoyamos entre los dos.

No quiero pensar en el tema.

- Hablando de apoyos - chasqueo los dedos antes el recordatorio - ¿Has reportado cada publicación sobre las fotos de Aileen, como te pedí?

- Si si, así es, de hecho no he vuelto a ver ninguna desde la última que denunciamos juntos esta madrugada.

Le doy un beso y nos despedimos haciendo chistes llenos de doble sentido pues las ganas nos invaden a cada rato.

Camino hacia el café que queda bastante cerca del apartamento.

Pienso en las palabras de Bill, en realidad amo mi trabajo, me encantaba la relación con los clientes que eran los mismos de siempre en realidad, pero tenía razón y a mis 20 años, la vida se me está yendo rápido.

Cuando entro por la puerta trasera me detengo al escuchar unos susurros.

Me asomo por la parte de la pequeña bodega donde almacenamos los ingredientes y ahí estaba Trina charlando con otra chica.

Iba avanzar y saludarlas pero al identificar a la otra chica me detuve.

- Dicen que se Cristopher amenazó a mi hermano.

- Si, eso escuché - le responde Trina - Me estoy arrepintiendo de todo esto Kendra - muerde sus uñas preocupada.

Mi instinto de amiga se alerta y la sangre me comienza a hervir ante mis sospechas.

- No seas tonta, así conseguirás lo que siempre quisiste. Nathan pronto va a superar a esa perra engreída

-¿Y crees que si le gusto yo?

- Si, solo tienes que cambiar un poco tu forma de vestir.

- ¿ Eso también? - se agarra la cabeza - Pero si ya hasta me pinté el cabello como ella.

El pasado que persigue. ( Amores Insuperables #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora