Siete

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Regalos.

Aileen.

Siento mi cabeza pesada recostada sobre mi mano.

La Profesora pasó media hora hablando sobre un tema muy importante, tema que por mi jodida suerte debo trabajar con Adrien, ya que pareja de proyecto, es pareja de trabajo.

Igual, mi compañero no ha llegado hoy para escuchar que de ello depende que aprobemos la clase.

<<Muy responsable de su parte>>

Salgo de la clase, por suerte es la última, me arreglo en el baño de la escuela y salgo para la casa de Nathan, le llegaré de sorpresa, estamos cumpliendo seis meses y quiero que lo pasemos juntos.

Paso por la cafetería para llevar unos cupcakes que aprendí a preparar yo solita, los dejé hechos en la mañana, y le encargué a Layla que me los guardara en un espacio especial, termino de decorarlos con una crema que también preparé yo misma.

Todo lo hice tan rápido en la mañana que ni siquiera sé si la receta salió bien.

El camino está relajado, el aire fresco golpea mi rostro y como no soy muy prevenida, no llevo abrigo.
Escondo mi cuello en mi camisa por el frío que entra hacia mi pecho.

El cielo está opaco, me encanta este clima sin duda, pero el frío está helando exageradamente mis huesos volviéndolo poco soportable.

Toco el timbre de la casa de Nathan unas cuantas veces y me siento en la pequeña grada con los cupcakes en las piernas.

Siento el frío que entra por mi camisa cada vez más intenso.

No sé cuántos minutos pasan, pero no obtengo respuesta, me pongo de pie unas cuantas veces para ver por las ventanas.

Llamo a Nathan a su teléfono, pero no contesta.

<<Mejor me voy>>

Me cruzo la calle y camino hacia mi destino pero una voz me llama y me detengo.

Espero a escucharlo otra vez, no sé de donde proviene.

- Aquí, Adrien.

Me doy la vuelta para verlo, apoyado con los codos en el marco de la ventana de su casa, por la misma ventana que nos observó a Nathan y a mí la otra vez, supongo que ahí está su habitación.

Miro su rostro, parece estar reprimiendo una sonrisa.

- Hey - mi voz suena un poco triste, más de lo que realmente estoy.

Adrien me observa de pies a cabeza, y ensancha una sonrisa enorme, sus dientes blancos relucen en sus labios rosas.

Nuevamente no comprendo algo, sonríe, pero su mirada está vacía.

- ¿Ves por qué te digo que eres muy tonta? - niega con la cabeza.

No tengo ganas de lidiar con nada, tengo frío, y decepción.
Adrien solo se dedica a decirme este tipo de cosas que no ayudan nada en mi estado de ánimo.

Volteo los ojos y me giro con la intención de irme, ignoro los "Oye" de su parte y apresuro mi caminata.

Al cabo de unos segundos los fuertes pasos del trote de Adrien me alcanzan.

- Oye, que rápido caminas.

Habla con un aire cansado, se apoya con sus manos sobre sus rodillas como si hubiera corrido una maratón y respira varias veces agitado.

- No estoy humor, Adrien.

- Me di cuenta - se endereza con mueca de cansancio - Lo que realmente quería decirte es si quieres pasar a la casa - hace una pausa y me observa - me dió pena verte ahí.

El pasado que persigue. ( Amores Insuperables #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora