Veintiséis

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Aileen

Levanta una mano como para ponerla en mi mejilla, pero es como si no tuviera la capacidad de tocarme porque la baja en un puño y no hay contacto.

Mientras lloro, Adrien respira como si estuviera conteniéndose a hacer lo mismo.

Mira al suelo y lo siguiente que hace me confunde.

Se acerca más a mí y se pone de rodillas, aún con su cabeza humillada me envuelve la cadera con sus brazos con una delicadeza notable, comienza a quebrarse tan dolorosamente mientras se aprieta a mi y pasa sus manos con suavidad por lo bajo de mi espalda.

-Aileen, lo siento tanto- dice entre sollozos - lamento haberte dejado sola, lamento haberte lastimado.

- No pasa nada - le digo con la voz quebrada.

Doblo mis rodillas con cuidado, a lo que el niega con la cabeza

- Te lastimarás.

Le sonrío y sigo haciendo el intento contra todo el dolor, me bajo y me arrodillo ignorando el ardor de mis rodillas. Tomo su rostro entre mis manos

-Adrien, sé lo que pasó, se quien es Bianca.

Me mira sorprendido, abre los ojos con sorpresa, pero aún manteniendo ese martirio en los mismos.

- Y soy yo la que debería pedirte disculpas, soy yo.

- Basta - me limpia las lagrimas con sus pulgares imitando como yo le tomaba el rostro a él - cuando miré que te estaban lastimando, yo, yo quería morirme.

- ¿Quién? ¿Quién me estaba lastimando? - pregunto confundida y con desesperación por saber.

Se pasa las manos por su rostro con frustración.

- Te contaré todo, pero, dime si me disculpas de verdad, porque puedo vivir sin perdonarme esto, pero no podría sin tu perdón, Aileen.

Hace una pausa para respirar fuerte y pesado.

Nos unimos en un abrazo, sentir su olor me conforta, me hace sentir que aquí quiero quedarme.

Lo tomo fuerte con mis brazos dolientes, mientras que él, es como si se controla pues tiene solamente sus brazos en mi cintura.

- Abrázame Adrien.

-No quiero hacerte mas daño.

Comprendo y me separo de él con cuidado, se pone de pie, y después se agacha para cargarme con cuidado, me dejo levantar por el, me siento tan pequeña en este estado.

El frío de la mañana se pierde en sus brazos y me proporciona el calor de quedarme.

Me lleva cargada y camina hacia afuera de la habitación.

-¿A dónde vamos?

-Necesitas un baño - dice serio.

Al llegar a la puerta del baño, la abre con su mano por debajo de mis piernas, me carga como si yo fuera una pluma, con tanta facilidad.

Empuja la puerta con su pie y entramos.

Me sienta con cuidado sobre la taza del retrete y comienza a buscar en un pequeño cajón bajo el lavabo; saca una toalla azul bastante grande y una más pequeña de color blanco.

Las dobla y las pone en un colgador, abre la ducha y siente el agua, tal vez para comprobar si estaba caliente.

Vuelve a los cajones y saca unos botes de lo que supongo es jabón y una esponja de baño, pone las cosas en un espacio a la par de la bañera donde también ya habían puesto unas velas de olor, todo lo hace serio, a veces sorbe por la nariz, y se aparta el cabello despeinado de su frente.

El pasado que persigue. ( Amores Insuperables #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora