Cuatro

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Cierren las persianas.

Aileen.

Lluvia, películas, palomitas y la persona de la que estás enamorada. ¿Qué más podría pedir?

Nathan termina de poner otra película y yo de preparar una nueva taza de palomitas.
Charlámos sobre nuestra semana, la cual estuvo un poco ocupada para ambos.

Durante todos estos días estuve levantándome temprano y poniéndome al día sobre las tareas para no dejar ninguna clase. Además también fui a correr dos días de la semana y eso me ha hecho liberar mis pensamientos.

- Mis papás llegarán pronto - avisa llegando a mi - ¿Quieres, no lo sé, subir a la habitación un rato?

Cuando Nathan y yo íbamos a la habitación sabía que era para darnos un par de besos con roces lujuriosos.
Era lo más que solíamos hacer, ya que yo aún no me siento segura de tener sexo con él, digo, es más que todo, inseguridad, quiero saber si me ama y si le gustaba mi cuerpo en ese sentido.

- Está bien - me levanto y tomo su mano.

- Genial, ya estaba aturdido de como masticabas las palomitas - bromea y sonríe seguramente para no sonar tan pesado.

Toma mi mano y nos dirigimos hacia las gradas que conducen a la habitación

Mientras subo me siento cada vez más nerviosa.

¿Que pasará por su cabeza?

Yo realmente disfruto los besos y los roces, me conformo con ello por ahora, pero, me invade un miedo, siento que muy pronto él se cansará de esperar a que yo esté lista.

- Estás preciosa - dice una vez se sienta en la cama con las piernas abiertas - ¿vienes aquí conmigo?

Extiende sus brazos en forma de bienvenida.

- Tu estás muy guapo también.

Acepto caminando hacia él, situándome en el espacio entre sus piernas y poniendo mis manos en sus hombros.

No dice nada solo me observa un rato.

Me siento nerviosa, Dios...

Pone sus manos en mi cintura acercándome más al él, tomo su rostro y comienzo un beso húmedo y sediento; en el roce de nuestras lenguas se puede sentir la necesidad de ir más allá.

Se levanta y en un movimiento rápido me da vuelta, la parte trasera de mis rodillas pegan abajo del borde de la cama, me deja caer sobre la suavidad sin apartar su vista de la mía.

Se sube sobre mí y con las rodillas separa más mis piernas para situarse en el espacio que se creó.

Su contacto es cálido cuando una de sus manos se sitúa en mi rostro para acercar sus labios a los míos otra vez, esta vez lo hace trazando pequeñas líneas de arriba abajo con los dedos de su otra mano, su roce electrifica mi cuerpo y todo se acumula en mi punto que lo anhela, pego más su cuerpo con el mío, y percibo su entrepierna dura contra la mía, haciéndome sentir más mi humedad.

Su mano pasa de mi pierna a mi cadera, levantando mi camisa para poder tener más acceso a mi. Me quedo en sostén y sus ojos recorriéndome con deseo me aumentan la autoestima.

El golpe de una puerta cerrándose me hace sobresaltar bajo el cuerpo de Nathan, quien también pone una cara de alerta.

- Son mis padres - sonríe sin parar de dar besos en mi cuello- pero, podemos seguir con estos besos tuyos que me ponen...

Nathaniel, ven un momento, hijo.

La voz de su madre se escucha en los pasillos.

Nos quedamos en silencio para ver si se daba por vencida.

El pasado que persigue. ( Amores Insuperables #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora