El efecto Naruto

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Sintió el frío de una lágrima amenazar con abandonar el filo de su ojo, era un frío desolador, uno que se extendía por todo su cuerpo dejándola helada y vacía. Recordaba ese frío, lo recordaba perfectamente; era la misma sensación que había tenido aquella noche en que había sido abandonada en una insensible banca de piedra; la misma piedra que ahora veía a todo a su alrededor; signos de devastación, pero nadie parecía haber sobrevivido. Al menos, nadie de quienes ella aguardaba. La mano de aquella persona que la había alejado del derrumbe ahora permanecía sobre su hombro pero no sabía de quien se trataba, no había intentado siquiera averiguarlo. Solo al oír su voz pudo diferenciar quien era, y aún así sonaba demasiado distante, igual que los latidos de su corazón. Kakashi-sensei... dígame que estarán bien...

El silencio pareció apoderarse de todo. Solo entonces, en el silencio que precede a la devastación, el jounin que aún permanecía a su lado habló. Solo para pronunciar derrotadamente su nombre —Sakura...

Pero ella se rehusó a creerlo. ¡No!. No era posible. Naruto había sobrevivido a todo, Naruto era quien había sobrevivido al Kyuubi en su interior y a la maldad de este que día a día intentaba carcomerlo, Naruto había sobrevivido al desprecio de la humanidad con nada más que una sonrisa y absoluta bondad, Naruto había sobrevivido a Zabuza en el puente que llevaba ahora el nombre del rubio, había sobrevivido a Haku, a Orochimaru, a Itachi, a Deidara, a Pain –de todas las personas del mundo-, había sobrevivido al dolor y al rechazo. Naruto había vivido todo aquello, lo había respirado. Él simplemente no podía morir de esa forma, era inconcebible. Sasuke, también era un sobreviviente. Había sobrevivido a la matanza de su clan pues algo bueno debía haber hecho para que su hermano lo amara tanto o más que a sus ideales de paz y su orden de matarlos a todos, Sasuke había sobrevivido al sufrimiento y al odio, a Orochimaru y a Deidara también, Sasuke había sobrevivido a Itachi (por más que eso le pesara en la conciencia) y a Danzou y los ancianos consejeros de Konoha. Él tampoco había muerto y no podía hacerlo de tan burda forma. Sabía que Naruto y Sasuke eran el principio y el final de cada uno, Sakura lo había comprendido de un principio pero se rehusaba a aceptar que este fuera el final de ambos. Sinceramente, había esperado y creído que este sería no un final sino un nuevo comienzo. ¿Había sido tan inocente de su parte? Naruto lo había creído también.

No, Sasuke y Naruto no morirían, regresarían a ella, a ellos, a todos. Regresarían a Konoha —Kakashi-sensei... ellos vendrán... —aseguró, sabiendo que no era lo que todos esperaban oír. Solo aguardaban que una persona regresara y quizá acarreara consigo un cuerpo inerte. Eso no sucedería, Naruto traería de regreso a Sasuke vivo. Él lo haría, porque lo había prometido. Sus vidas eran un eterno ciclo de dolor que quizá, solo quizá, esta vez terminaría.

Sakura podía sentir los ojos de todos sobre ella pero eso poco importaba, poco influía en ella en aquel particular momento. Naruto... Sasuke-kun... por favor regresen...

Sin embargo, el tiempo pasaba –o al menos esa era la sensación que Sakura tenía, quizá solo habían sido segundos- y ninguno de los dos aparecía. Tanto Naruto como Sasuke permanecían desaparecidos y Sakura empezaba a desesperarse a medida que contemplaba la gran montaña de rocas expectante. Nada. No parecía haber ningún rastro de ellos. La mano de Kakashi continuaba en su hombro. Su tobillo continuaba latiendo y pulsando del dolor.

Entonces, Sakura percibió el rodar de una muy pequeña y casi imperceptible piedrita seguido de otra y otra. La esperanza latió violentamente en el interior de su pecho, tanto que se sintió incapaz de respirar. Si aquello era una falsa alarma, si aquella señal no significaba que Naruto y Sasuke estaban vivos, su cuerpo y espíritu terminarían de desmoronarse en pedazos tan pequeños que sería imposible volver a armarla nuevamente. Lo perdería todo.

4X: Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora