Hogar

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El humo de las llamas negras aún se arremolinaba en el horizonte y con la salida de un sol carmesí dibujaba curiosas figuras en el cielo, las cuales Sakura había estado observando desde hacía ya varios minutos. Tal y como los días anteriores, permanecía en la misma habitación incolora. Aburrida. Por momentos se sentía sofocada, y las cuatro paredes blancas parecían cerrarse con cada día que pasaba. Muchas veces, el nauseabundo olor a antisépticos le provocaba mareos; pero eso era algo que nunca había dicho ni diría. Había cosas peores en que pensar y cuestiones más relevantes para atender y Sakura no quería distraerse con tonterías. Por empezar, estaba Sasuke que aún permanecía internado y recuperándose; y por otro lado estaba Naruto, quien se había marchado hacía ya tres días y aún no había regresado. No que ella esperara que lo hiciera tan pronto, pero eso tampoco evitaba que pudiera apartar sus pensamientos de ello.

Aún no podía dejar de pensar cuanto habían cambiado las cosas. Seguro, la sucesión de acontecimientos no había sido la más óptima o lógica o esperada. En algún punto, Sakura había creído que Naruto llegaría a ser Hokage algún día, pero no había creído que tal cosa hubiera ido a suceder tan pronto. Gaara había sido una excepción, y se había convertido en Kazekage a una temprana edad por mérito propio, pero también por necesidad. Sunagakure lo había necesitado, había necesitado un líder y Gaara había parecido el más adecuado a los ojos de muchos, aunque otros tantos habían tenido sus reservas. Pero, ahora que lo pensaba, Tsunade también había sido nombrada Hokage –y sido enviada a buscar- por la misma razón: Necesidad. Y previa a ella, el tercero había retomado su puesto –el cual había cedido- por la temprana muerte del cuarto Hokage. Lo que los llevaba a una tradición de necesidad, de la cual Naruto no había sido exento. Aún así, Sakura no consideraba que eso fuera necesariamente malo. Naruto era lo que ellos necesitaban. Ella lo había hecho y aún lo hacía, y quizá no era la única que lo necesitaba. Naruto era como un rayo de sol, una luz, una esperanza; algo que en un mundo oscuro no era fácil de encontrar. Era un hecho que se podía vivir en la oscuridad, y por mucho tiempo eso era lo que todos ellos habían hecho, pero una vez que la luz aparecía era imposible ignorarla. Y Naruto tenía el don –con su cabello dorado brillante, y sus inocentes y determinados ojos azules y sus vestimentas naranjas- de atraer a todos a la luz. De mostrarles como las cosas podrían ser si realmente se lo deseara. Y hacía creer a todos que un futuro mejor era posible. Y qué mejor que eso para confiarle el futuro de la aldea, y del mundo.

Ella lo hacía –aunque le había tomado años hacerlo- y no veía porque los otros no. Una persona como Naruto aparecía una vez en siglos.

Y por esa misma razón temía en aquellos momentos. Fuera de las murallas de la aldea, el mundo aún no era tan seguro como podría ser –y como Naruto desearía que fuera-; seguro, Orochimaru ya no existía y había dejado de hacerlo demasiado tiempo atrás. Y gran parte de la fortaleza de Akatsuki se había perdido también. Pero Madara seguía suelto, acechando. Y Sakura temía que el miembro del clan Uchiha fuera tras el único Jinchuuriki que permanecía en pie. Pues también podría usarlo como una forma para llegar a Sasuke. La sola idea de perderlos a ambos en manos de Madara le aterraba. Y se sentía impotente de no poder hacer nada al respecto. Sabía que ella sola, contra Madara, no tendría posibilidad alguna.

Además, estaba la preocupación de un ataque a la aldea. Siempre que Sasuke permaneciera allí y Naruto no lo hiciera, todos ellos corrían el riesgo de ser atacados. Madara aún tenía un número de aliados, todos ellos de fortalezas descomunales. Y aunque Konoha estaba llena de valiosos shinobi dispuestos a luchar y morir por su hogar y el futuro de la hoja, Sakura no deseaba tener que ver nuevamente a nadie más perder su vida. Porque para ellos, cada vida era valiosa y no un mero peón para un fin. Aunque en la realidad técnica no fueran más que eso. En el espíritu de la aldea eran mucho más.

4X: Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora