Odio, dolor

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Naruto ya no se veía, ni ninguno de los cuatro AMBU que lo escoltaban; pero ella no se movió. Por varios instantes, permaneció en silencio contemplando la línea del horizonte pensativa. Y, extrañamente, con una sonrisa en el rostro. Naruto... yo tampoco me quedaré de brazos cruzados. Yo también salvaré a Sasuke-kun. No quiero ser... esa niña que lloraba por todo. Tú me enseñaste... como a todos nosotros.

Sus pensamientos, sin embargo, fueron interrumpidos cuando observó una nube de humo negro arremolinarse y alzare de una zona particular de la aldea. Preocupada, se volteó violentamente y comenzó a correr en esa dirección. Sabía qué había en esa zona particular que ya nadie habitaba. Sabía que había estado abandonada por años y que nadie había deseado acercarse allí. Pero no podía evitar pensar que Sasuke tenía que ver con todo aquello. Realmente, deseaba creer que no, pero en lo más profundo de ella no quedaba duda al respecto. Sasuke odiaba a la aldea, y el odio no se disipaba tan fácilmente. Y Sasuke estaba cargado de odio, del mismo odio que continuaba creciendo, y que había tenido siempre; desde el día que Sakura lo había conocido. Por eso, no podía evitar pensar –por más que lo deseara- que estaba en lo correcto. Aún así, se decidió a no perder las esperanzas —Por favor —jadeó—, que no sea Sasuke-kun...

Y tratando de no seguir dándole más vueltas al asunto, continuó corriendo. A toda velocidad. Sintiendo sus pulmones constreñirse con cada paso, como si alguien los estuviera estrangulando con su propia mano. Quemaba, dolía, y el aire no parecía ser suficiente. El dolor en su pecho regresó con más intensidad y Sakura tuvo que sujetarse el costado y presionarlo para poder seguir en movimiento. Para poder mantenerse corriendo. Aún en su cabeza, aún cuando cerraba los ojos, la idea de que Sasuke era el responsable de ello seguía atormentándola. No quería pensar que él fuera capaz de hacer tal cosa, de destruir la aldea y dañar personas inocentes en el proceso. Pero ya no estaba segura de nada —Maldición —si Naruto estuviera aquí... No, no tenía que pensar de esa forma. Naruto había hecho demasiado, ELLA ya había dependido demasiado de él y este era un problema que tendría que arreglar sola. Naruto estaba ausente, y tenía problemas propios que solucionar. Además, él era Hokage ahora. No podría seguir ocultándose tras él para siempre. Sasuke-kun...

La escena que presenció, cuando llegó, era aún peor de lo que esperaba. Alrededor, un grupo de personas se habían acumulado a ver horrorizadas lo que sucedía delante de sus ojos. Y ella también tuvo que detenerse, no solo para recobrar el aliento, sino porque la vista era dolorosa. Allí, en uno de los lindes de la aldea, donde antes se había encontrado el complejo del clan Uchiha, yacía un grupo de casa abandonadas que lentamente comenzaban a consumirse por unas llamaradas perturbadoramente negras que se alzaban por encima de estas, devorando todo el lugar a lambetazos. Mientras, poco a poco, las casas ennegrecidas, comenzaban a derrumbarse y caerse a pedazos. Una a una. Como casas de naipes. Y, desgraciadamente, conocía esa técnica. Y solo pertenecía a una sola persona.

Apartando la gente y corriendo por entre ella, agitada, llegó hasta donde la primera hilera de personas y más próximas al incidente, se encontraban. Y tal y como había imaginado, Sasuke se encontraba allí, de espaldas al gentío, y con la cabeza ligeramente alzada; contemplando todo desmoronarse en el fuego voraz que él mismo había creado. Y aún en el caos y con el fuego de fondo, Sakura pensó que Sasuke era lo más hermoso que había visto.

Por lo que decidió acercarse lentamente, cuidadosa y cautamente, hasta quedar a su lado, pero a un par de metros de distancia. El brillo negro del fuego, en su rostro, acentuaba la oscuridad característica que parecía rodearlo allí donde fuera. Su piel de alabastro, parecía haber adquirido un tono más siniestro. Y sus ojos rojos, activados con el Mangekyou Sharingan, estaban clavados en la escena que él mismo había creado. Su obra maestra. Y de su ojo izquierdo caían lagrimas escarlata.

4X: Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora