4. Una limonada para dominarlas a todas

10.6K 738 263
                                    








Día 5 en Villa Reche








POV NATALIA








- Nana hoy llegaré un poquito más tarde a cenar - grité desde el cuarto de baño para que me pudiera escuchar.

- ¿Y eso mi niña? ¿No te estarán explotando tus jefes, no? - preguntó asomándose por la rendijilla de la puerta mientras me terminaba de repasar el rímel.

- ¡Qué va! - contesté haciendo un gesto con las manos. Por lo menos por ahora no, pensé. - Es que tengo que esperar unos maceteros súper bonitos que he encargado a Marcial, y me dijo que no me los podían traer hasta última hora.

A medida que iba diciendo aquello caí en la cuenta de que no había avisado a la señora Reche del contratiempo, y por lo poco que había visto, no es que fuera muy dada a cambios en su planning.

- Ay mi Marcial.- suspiró mi nanita juntando las manos. - ¿Todavía sigue teniendo el vivero?

- Ya ves, y no veas que cacho negocio se ha montao' el tío.

Marcial era un muy buen amigo de mi nana y la pobre siempre se emocionaba cuando lo mencionaba. Se conocieron hacía mas de treinta años en la fábrica donde trabajaban juntos y además, fue uno de los primeros que nos echó una mano cuando más putas las estábamos pasando. Se podría decir que gracias a él no estábamos en la calle.

- Todo lo bueno que le venga, lo tiene bien merecido, Natalia. - dijo con aire melancólico.

Yo creo que mi nana siempre ha estado enamorada de él, pero por cosas de la vida, nunca pudieron estar juntos.

- El caso es que no sé lo que voy a tardar. - añadí rompiendo la atmósfera con sabor a pasado que se había incrustado en el ambiente. - Mejor cena tú y ya me dejas las sobras en un táper.

- Ay mi niña, ¿No será que me estás poniendo una excusa para poder quedar con tu amiga esa especial? - Y ahí lo tenéis amigas, la súper nanita y las movidas que se monta en su cabecita.

Y es que donde la veis, es más moderna que ocho modernas, y cuando se enteró de que me iban más los bollitos que las porras, y más concretamente, que tenía amiguitas especiales, fue la primera en comerme el cachete a besos y decirme lo mucho que me quería.

Por eso y por muchas cosas más la amaba.

- Nana, que yo no necesito una excusa para eso. ¿Cuándo he tenido yo problemas para decirte a tí que me voy a comer el boquino con Paula?

Una carcajada inundó todo el salón. - Es que como hace mucho que no la veo por casa, digo, a lo mejor le da cosa a la chiquilla que yo sepa que jugáis al parchís juntas...pero tú dile que yo soy muy moderna, que tengo hasta tuister de ese.

- Ya lo sabe. - me acerqué y le coloqué los pies en alto, no sin antes regañarle con la mirada. Nunca hacía caso del médico. - Pero que Paula y yo juguemos al parchís, no quiere decir que quiera que me coma todas las fichas nanita. Ya sabes que a mí me gusta más un reto y que me enamoren de a poquito.

- Si es que tú siempre has sido una guerrera. - contestó cogiendo la tablet que me regalaron en mi último año de carrera. Ya era prácticamente suya porque entre el twitter y el enganche que tenía a los vídeos de rutina de limpieza de sus youtubers favoritas no la soltaba.

- Será eso. - le dí un beso y ahí la dejé, con una sonrisa más grande que ni la de Julia Roberts cuando se mete en el jacuzzi en Pretty Woman.

Un Jardin - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora