POV ALBA
¿Era posible que el corazón pudiera latir a la misma vez de pasión y de miedo?
En esos efímeros instantes en los que tan solo sentía los suaves brazos de un ángel arropándome, juraría que sí. Una calidez abrumadora invadía cada milímetro de mi interior, pero sentía un vacío y un frío al mismo tiempo que me atormentaba sin piedad.
Era como estar tocando con las yemas de los dedos el cielo pero sentir las chispas de las llamas abrasando mis pies.
No quería despertar de ese sueño tan maravilloso en el que me había embarcado, en el que solo éramos dos mujeres que habían decidido entregarse esa noche sin preguntas, sin prejuicios.
Al alba todo será diferente.
- Hazlo, Natalia. - susurré sobre sus labios, que no se habían despegado de mí ni un solo instante. - Necesito que lo hagas.
Ella me miró como si tuviera ante sus ojos una aparición. Como jamás nadie antes me había mirado.
Y eso me aterraba.
- Vamos para adentro cariño. - me acarició suavemente con el dorso de la mano, deslizándola por mi pecho hasta entrelazar sus fríos dedos con los míos, temblorosos.
La seguí sin dudar, porque por mucho pánico que hubiera en mi interior, ella siempre conseguía amansarlo. Era mi calma y a la vez mi inquietud.
Estábamos una frente a la otra, mirándonos como si fuese la primera vez que nuestros ojos se conocían. Como si no supieramos nada la una de la otra.
Como si todo fuera fácil.
- Eres preciosa. - cuando susurraba las palabras acompañadas de una sonrisa de medio lado, conseguía remover hasta la última fibra de mi cuerpo.
- No más que tú. - la imité lanzándome a sus labios antes de que se separara de mí para ponerse a mi espaldas.
Tenerla tan cerca de mí, mimándome con ternura, como si pudiera romperme, era algo a lo que no terminaba de acostumbrarme.
Dibujaba con sumo cuidado un trazo casi imperceptible sobre mi piel, pero yo que tenía hasta el último receptor de mi cuerpo activado, notaba incluso su respiración morir en mi nuca. Sentía sus yemas delinear un camino desde mis desnudos hombros, pasando por la zona cervical, para morir en el inicio de la cremallera del vestido.
- En verdad me da mucha pena tener que quitarte esta obra de arte. - jadeó sobre mi oreja. Sentía su brazo izquierdo rodear mi cintura con determinación y con su otra mano bajar lentamente el broche de la única pieza que llevaba esa noche.
No. No llevaba ropa interior.
Y ella pareció darse cuenta en el mismo instante que vosotras.
- Eres una zorra, Alba Reche. - gimió dejando un leve mordisco en mi cuello al que correspondí de la misma forma. Gimiendo. La mantenía pegada a mí lo máximo posible, acariciando su nuca y sintiendo las hebras de sus cabellos casi tiritando.
- Fue una locura de última hora. - contesté dándome la vuelta. No soportaba el no ver sus ojos de frente ni un segundo más. - Espero haya sido de tu agrado, Natalia Lacunza.
Sus orbes se tiñieron de lava justo en esos instantes. Lo noté casi tanto como noté su agarre afianzándose aún más sobre mi espalda.
- Cuando te ví por primera vez sabía que había mucho más detrás de la fachada que mostrabas, pero nunca me imaginé que descubriría tanto en tí. - con sumo cuidado terminó de deslizar sobre mis muslos el vestido hasta dejarlo caer en el suelo. - Y quiero seguir haciéndolo.
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Un Jardin - Albalia
FanfictionAlba Reche, una fiscal un tanto arrogante casada desde joven con un empresario de éxito, espera la visita de su nuevo jardinero. Para su sorpresa, no es ni de lejos lo que esperaba... Pero lo inesperado no es siempre malo, ¿no? Este es un fic corto...