POV NATALIA
Alba.
Alba.
Alba Reche.
Por fin sabía su nombre.
Y joder, lo que había costado.Justo cuando me iba yendo, el señor Gonzalo se dirigió a ella y pude oírlo alto y claro.
Es que no pude ni aguantarme las ganas de voltearme y mirarla. Solo quería verle la cara porque sabiendo ya lo cuadriculada que era, fijo que le había pegado un cortocircuito la cabeza . Y no me equivoqué. Se había quedado más blanca que la pared pero si alguien me daba penica ahí, era el marido.
La que le iba a caer iba a ser pequeña.
Cuando me volví a girar para seguir caminando, no podía borrar la sonrisa del rostro. Es que a ver, sabia que ni de coña me iba a dejar llamarla por su nombre, pero qué gustito tenía de saber que por una vez no se había salido con la suya.
Como me toque mucho las narices, la llamo Albita. No, mejor Albiti.
Frotándome las manos estaba esperando el momento.
Ya de vuelta a casa en el bus, con todo el bajón, no pude parar de recordar la conversación con los señores. En verdad agradecia un montón el haber podido charlar con ellos y que el ambiente se relajara un poco. Por un momento me sentí de igual a igual, porque así me hizo sentir el señor Gonzalo, pero ni de coña estábamos a la par.
Jamás lo estaréis tía, baja de las nubes.
Para ellos, la vida era tan sencilla que sus únicas preocupaciones eran tan estupidas como elegir el color de los maceteros. Como si no te fueran a dar hostias como panes por todos lados...
Pues tienes que luchar por tus metas. No entiendo por qué sigues trabajando de jardinera, mimimimi.
Recordaba el tonito de la señora Reche y me daban arcadas.
Anda y tira a tomar por culo.
No se con que derecho se creía para juzgar la vida de los demás. Ella, que había tenido todo.
No tenía ni puta idea de lo que era pasarlo mal de verdad. Currarse los privilegios. No saber si la semana siguiente te verías en la calle con tu abuela porque el banco te quitaba la casa. Tener que pedir en Cáritas para poder comer. Estudiar por las noches porque por el día tenias que cuidar de una persona dependiente.
Esa era la vida, y no, no había puto color para pintar eso.
Me recogí una lágrima que se me escapó sin querer y le di al play.
Por lo menos tú, Billie, no me abandonas.
Llegué a casa pasadas las doce y entré al salón intentando no hacer ruido. Mi nanita estaba fritisima en el sillón con la tele de fondo, así que aproveché para darle un calentón a las croqueticas que había hecho y que me entraron como mano de santo.
Me quité el peto y lo eché a lavar. Mañana tocaría un nuevo modelito y seguro que era más del gusto de la señora, que creo que tenia hasta una parálisis del sueño con mi petito. Con lo kiut que era.
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Un Jardin - Albalia
FanfictionAlba Reche, una fiscal un tanto arrogante casada desde joven con un empresario de éxito, espera la visita de su nuevo jardinero. Para su sorpresa, no es ni de lejos lo que esperaba... Pero lo inesperado no es siempre malo, ¿no? Este es un fic corto...