17. Tú serás una arpía, pero yo soy Daenerys

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Día 63 en Villa Reche







POV ALBA







Llevaba con los nervios a flor de piel desde que recibí la fatídica llamada de mi padre hacía ya dos noches. No conseguía conciliar el sueño que tanto me había costado regular y mis niveles de susceptibilidad estaban por todo lo alto. 

Deberías estar acostumbrada ya a sus visitas. Al fin y al cabo vienen, comen y se van. 

Al menos no son esos padres que viven en el adosado de al lado y se plantan todos los domingos con un tupper cutre a la hora de comer.

Mis padres vivían en Valencia, ciudad donde crecí la mayor parte de mi vida, y ciudad que no abandonaban a no ser que fuera una causa de fuerza mayor. ¿Razón? Sus trabajos estaban allí, y por tanto, su vida.

No les importaba otra cosa que no fueran sus cargos. 

Miguel Ángel Martinez, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, y Rafaela Reche, presidenta de la Audiencia Provincial de Valencia.

Sí, sé lo que probablemente estéis pensando. Y no vais muy desencaminadas.

Toda mi vida he vivido por y para ser alguien en la vida. Así me educaron desde pequeña y lo cierto es que lo conseguí en un tiempo récord, pero parece ser que para unos padres que lo conquistaron todo, lo excepcional no era suficiente.

En el fondo quería a mis padres, los respetaba y daba todos los días gracias porque me dieran la oportunidad de formarme en los mejores centros y estar rodeada de millones de oportunidades, pero también tenéis que saber que eso venía con un precio a pagar. 

Un precio que quizás fuera demasiado alto. 

Mi libertad.



- ¿Por qué te has puesto esta corbata? - pregunté acercándome a Gonzalo y colocándosela bien.

Ni para hacerse un nudo Windsor servía.

- Es la que me regaló tu madre las navidades pasadas cariño. - se repeinó hacia atrás el pelo y se enderezó el cuello de la camisa. Yo dejé salir una mueca de disgusto que él correspondió con una media sonrisa socarrona.

Menudo bodrio de diseño había escogido mi madre. Parecía salida de modas Loli.

- Venga anda, no te cabrees. - contestó agarrándome por la cintura en un tono meloso. - Ya sabemos como son tus padres, pero para una vez que vienen se tendrán que volver con un buen sabor de boca ¿no?

Claro, como a tí no te critican cada paso que das, es fácil decirlo, majo. Solo les falta ponerse a lamer el suelo por donde pisas.

Yo asentí girando la cara y separándome de él.

- Voy a bajar a comprobar que Marta tiene todo listo. ¿La jardinera sigue por aquí?

- Creo que la ví antes en el jardín de delante podando los pinos. - respondió ajustándose los gemelos de los puños. - Si quieres, voy y le digo que se marche antes de que lleguen.

- Déjalo. - corté antes de salir por la puerta. - Ya me encargo yo.

Mis padres aparecerían en cualquier momento y no sabía si estaba preparada para presenciar un encuentro entre ellos y Natalia. No quería que mi subconsciente relacionara esos dos recuerdos.

Un Jardin - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora