POV ALBA
- Ho...Hola Natalia.
Las piernas casi me temblaban y no recordaba haber estado tan nerviosa desde que tuve que defenderme ante el tribunal el día que aprobé la fiscalía.
- Señora... - respondió en un susurro con medio cuerpo apoyado sobre la puerta. Su expresión era de asombro, pero sus ojos reflejaban una calma que no esperaba. - ¿Qué hace aquí?
Tenía el rostro un tanto ojeroso y se podía medio intuir que no había dormido muy bien. Aún así, su belleza natural destacaba por encima de su estado de agotamiento.
- Yo...no sé muy bien aún por qué he venido. - confesé mirando hacia los lados buscando una vía de escape a su mirada observadora. - ¿Te pillo en un mal momento?
Ella miró hacia a sus espaldas, dando un minúsculo paso hacia atrás, pero tan solo negó con la cabeza sin decir nada.
- Señora Reche...
- Alba. - corté nerviosa. - Fuera de la casa puedes tutearme. No estamos en horarios de trabajo y...eso.
¿Por qué estás taquicárdica perdida? Es solo ella.
Ese es el problema, que es ella y no te enteras, melona.
- Ehh...Alba, sí. - respondió haciendo una mueca de asombro. - Perdóname, pero es que estoy un poco perdida aún...no entiendo muy bien a qué ha...has venido.
Bufé frustrada antes de tomar una bocanada de aire. En mi cabeza aquello era más fácil.
- Quería disculparme por lo que pasó ayer en casa. - bien, es un buen comienzo. - Yo, no sé por qué actué así contigo. Bueno, sí lo sé, pero eso no es motivo para haberlo hecho.
Ella abrió los ojos excesivamente y se quedó pensativa unos segundos, suficientes para aumentar aún más mi inquietud.
No quiero perder lo que tenemos, estúpida. ¿No te das cuenta?
- Yo...no sé qué decir. No me esperaba esto, la verdad. - se acercó un poco más hacia donde yo permanecía estática y solo con ese movimiento, pensé que me iba a marear. Su aroma innato empezaba a hacer acto de presencia y el efecto que siempre tenía en mí era algo que escapaba a mi raciocinio.
- Dí que aceptas las disculpas y que todo seguirá igual que antes. - me aproximé un poquito más a ella, atraida por su aura de seducción y permitiéndome acercar mi mano hasta casi rozar la suya, que permanecía pegada a su cuerpo hasta ese instante.
Qué vértigo así de repente. Y qué cosquillas más inoportunas.
- ¿Natalia?
Ays, casi.
Una voz a lo lejos nos hizo separarnos cuando nuestras pieles estaban ya cerca de acariciarse. Ella volvió a girar la cabeza a un lado y soltó un suspiro de desilusión.
- ¿Natalia mi niña, quién es? - así que era la abuela. La señora apareció asomando la cabeza por el final del pasillo y en cuanto pareció divisar algo que le llamó la atención, echó prácticamente a correr en nuestra dirección. La jardinera se separó poniendo un poco más de distancia entre las dos, y tengo que reconocer que esa separación me molestó.
- Es Alba, mi jefa...¿Te acuerdas de ella, nana? - la señora aceleraba el paso con una sonrisa casi tan grande como su cara.
- Ay Alba...¿Como no me voy a acordar de ella? - dijo ya una vez llegó a nuestra altura e intentando calmar la respiración. La carrera parecía haberle puesto el corazón a mil a la pobre mujer. - Si con esa carita que tiene, difícil es olvidarse de ella. ¿Eh? ¿Eh? - dijo dándole con el codo a Natalia y alzando una ceja.
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Un Jardin - Albalia
Fiksi PenggemarAlba Reche, una fiscal un tanto arrogante casada desde joven con un empresario de éxito, espera la visita de su nuevo jardinero. Para su sorpresa, no es ni de lejos lo que esperaba... Pero lo inesperado no es siempre malo, ¿no? Este es un fic corto...