25. Nuestro jardín (Final)

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Tres meses después








POV NATALIA









Puta resaca.

¿Dónde coño habré puesto el ibuprofeno? Si juraría que lo dejé en la mesita anoche cuando llegué...

Bah, a tomar por culo.

Me tiré de nuevo en la cama, aplastando mi cara contra la almohada. Sentía el rímel todo corrido y el plastajo de maquillaje, ya incrustado por culpa del sudor de la noche anterior.

No tenía ningunas ganas de salir aquel domingo, pero la loca de Paula había estado insistiéndome tanto y pintándome la fiesta a la que íbamos como algo tan fantasioso, que no me dejó decirle que no. Y mira que lo había intentado.

Es que cuando se pone en plan pesaíta, echa a correr.

Y ahí estaba, hecha un guiñapo, exudando ron por cada poro de mi cuerpo y con más ganas que nunca de no salir de la cama.

Pero cuidaíto, no vayáis a asustaros, que no duré ni una sola semana metida en el sobre modo depresiva después del día A-R.

Cuando Alba me dejó tirada como una colilla en aquella suite, pensaba que el mundo se me iba a terminar. Que ya no iba a poder remontar aquello.

L'amour duele.

Y es que al principio, realmente pensé que su despedida iba a ser algo así como el fin del mundo para mí. Se había llevado todo lo que tenía dentro y me había quedado un poco bastante vacía, todo hay que decirlo.

Ni de fartons tenía ganas.

En cuanto mi nanita me vió al día siguiente, no tuvo ni que preguntar qué me pasaba, porque ella como buena abuela y madre, sabía perfectamente que en los asuntos del amor, mejor no meterse.

Eso sí, se despachó agusto llamando de todo a Alba, y hasta le tuve que amenazar seriamente para que olvidase el asunto y ni se le ocurriese ir a buscarla. Bastante tuve con que Pau me confesara bajo tortura que fue a su trabajo a cantarle las cuarenta.

El caso es que poco a poco, me dí cuenta de que igual aquello que había pasado, estaba destinado a ser así. 

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba ¿no? 

Ay cariño, es que lo vuestro no empezó mal, lo vuestro fue directamente de tragicomedia.

Fuera lo que fuese, empecé a verle el lado positivo a todo aquello, y aunque seguía releyendo la carta casi cada día, porque dramática se nace, pasé de torturarme recreando la parte en la que me dejaba, a centrarme en lo bueno que me decía.

Concentra todo ese odio en luchar por tu futuro.

Y eso hice.






- Bueeeeenos días nana. - bostecé con cara de zombi. Era lunes pero como no había encontrado aún trabajo, por las mañanas me dedicaba a ayudarla en las tareas. - Hoy estoy un poco resacosilla, pero en nada que me tome un cafelito, estoy como una rosa.

- Anda que no tienes tú peligro. - se acercó a darme el beso de buenos días y a tenderme el café que ya me había preparado. Aproveché para leer el periódico, porque a mí me interesaban las noticias, pero a la nana le chiflaban los crucigramas. - ¿Anoche qué?

- ¿Qué de qué? - pregunté mirándola por encima de la taza mientras pegaba un sorbo y abría el periódico con la otra mano.

- Que llegaste a las tantas, niña. - contestó sentándose a mi lado con su manzanilla. - Ya sabes que me preocupo...

Un Jardin - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora