Alguien más en la casa...
De vez en cuando voy hasta donde se encuentra el patrão y el resto de los hombres para llevarles agua o algún aperitivo enviado por Carmen. Pude darme cuenta que da Santana esta muy distraído, en una ocasión el agua rebosa el vaso que esta llenando mientras su mirada esta perdida, nadie dice nada, sabemos que hay una invitada en la casa y tal vez se debe a eso.
Para la tercera vez que voy me pide que lo espere para regresar juntos. Es un honor tener la compañía del patrão. Él es un hombre, no solamente guapo, sino también muy amable y educado, además de la inteligencia que tiene para resolver cualquier situación en la selva, por eso todos lo admiramos.
En el camino me pregunta por mi familia, como siempre, pero no podemos seguir hablando porque se desvía del camino y me deja regresar sola. Él vendrá luego. Cuando llego a casa lo primero que veo es a esa mujer junto a Carmen, caminando por los alrededores, ella parece más joven que yo pero también más refinada y delicada; ella es como el retoño de una flor en medio de toda esta selva húmeda.
Si el patrão está enamorado de ella, pues es una sorpresa descubrir su tipo de mujer.
Mille.
Durante el recorrido por la casa, Michelle había contado unas siete habitaciones por lo menos. Le parecía ser una mansión y no una modesta casa, todavía se preguntaba cómo habían hecho para llevar todas las herramientas y construirla en ese lugar.
Carmen no se alejaba de ella ni un segundo, no la entendía muy bien cuando hablaba pero se dio cuenta que la mujer trababa de resaltar todas las virtudes que tenía la magnifica estructura. Como las habitaciones que eran amplias y oscuras, con muebles igualmente de grandes y oscuros.
Aunque a ella, en lo personal, le gustaban otros detalles más acogedores, tenía que admitir que la casa de Tiago igualmente le fascinaba con esos colores fríos.
Sin embargo, la señora se mostraba muchísimo más entusiasmada que ella con el recorrido. Michelle solo tenía que sonreír y asentir con la cabeza, fingiendo así la misma emoción.
Sin preverlo un pensamiento vino a la joven. Josep Hughes. En las últimas horas había pensado más en ese hombre que nunca antes. Tal vez, alguien de allí ha oído hablar de él y conocen su paradero actual, pensó ella.
Si eso fuera así, Josep se convertiría en su única esperanza. Josep y ella eran del mismo país, eran compatriotas, seguro podía ayudarla a salir de ahí, y más cuando le mencionara a su tía. Con ese pensamiento Michelle se aferró al débil rayo de esperanza.
Cuando el recorrido se hubo acabado, la nana la llevó a una anticuada sala de esta, en donde la esperaba una bandeja con dos tazas de café y galletas. Seguro esperan al patrão.
De pronto se comenzó a sentir nerviosa, por más que se movía en el sofá buscando comodidad, no la encontraba. Tomó una galleta para disimular ante la mirada cariñosa de Carmen y la comenzó a comer lentamente.
La pelicorta se decía así misma que no debía sentir nada por el brasileño, con eso se refería al miedo nada más, o eso quiso creer. Tiago no le haría daño, hasta se había mudado de su propio dormitorio para no incomodarla. Algún día pensaría que todo eso fue solo un mal sueño y tal vez, podría hacer las pases con él... Si se lo encontraba de causalidad por Europa.
Michelle alzó la mirada cuando Tiago se hizo presente. El moreno la miró por un segundo, luego saludó a Carmen y cruzó la habitación con pasos ágiles hasta sentarse frente a ella, la nana se retiró en ese momento.
−Espero hayas tenido una excelente tarde. -Habló antes de tomar la taza de café.
−Sí, pues... Carmen es una agradable compañía, creo que no le faltó nada por mostrarme.
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El precio de mi libertad
Random#PV2021 Michelle deseaba experimentar la libertad por primera vez después de veintidós años bajo el mismo techo con su dramática madre y su pretenciosa hermana. Sin embargo, nunca se imaginó que su anhelado deseo la llevaría a ser secuestrada e inme...