27: Eu te amo

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−No creí que te tomarías tan literal lo que te dije, hermana. -Dijo Sophia sin dejar de ver a Tiago. −Esto es una locura.

−¡Esto es más que una locura! -Gritó la madre de las jóvenes. −Regresas del Amazonas con un extraño y dices que te irás otra vez, ¡Con él!

Tiago cambió la posición de su pierna mientras observaba a Michelle, quien terminaba de tomar sus cosas personales y esperaba el uber que los llevaría devuelta al aeropuerto.

−Madre, lo amo. -Admitió y Tiago sonrió. −No importa lo que digan, regresaré con él.

−¿Y qué piensas que haremos nosotras mientras tu estas a miles de kilómetros con un hombre que apenas estamos conociendo hoy?

La pelicorta le ofreció la maleta a Tiago para que la ayudara a salir de la casa, cuando estuvo en la puerta se giró hacia su mamá y su hermana, con una sonrisa respondió.

−Esperar la invitación para la boda.

El brasileño subió el equipaje al auto y esperó a que Michelle subiera para luego despedirse de las dos mujeres con una inclinación de cabeza. Acto seguido, abordó y el uber se puso en marcha de inmediato.

−Eso que dijiste. -Habló tomándole las manos a la pelicorta. −¿Es cierto?

−¿Qué cosa? ¿Las invitaciones para la boda o que te amo?

−¿Me amas?

−Sí. -Se acercó para besarlo. −Eu te amo, Tiago da Santana.

Michelle subió al regazo del brasileño al tiempo que se besaban dulce y lentamente, Tiago acarició su espalda y susurró en su boca lo mucho que la amaba también.

−¿Te casarás conmigo? -Preguntó luego de unos segundos −Me harías el hombre más afortunado si aceptaras.

−¿Y no importa si te he mentido?

−¿A qué te refieres? -Frunció el ceño.

El auto se detuvo justo a tiempo para que Michelle saliera a toda prisa hacia la entrada del aeropuerto. Tiago tomó el equipaje y fue tras ella. El jet esperaba por ellos, cuando estuvieron abordo tomaron asiento uno frente al otro, y solo cuando habían despegado retomaron la conversación.

−¿Quieres tomar algo? -Preguntó Tiago señalando las bebidas alcohólicas.

−No puedo. -Él la miró extrañado. −Recomiendan no consumir ninguna sustancia alcohólica cuando se está en estado de gestación.

−¿Gestación? -Frunció el ceño sin entender todavía. −¿Quieres decir...? Pero la carta...

−Lo siento, cariño. -Se mordió el labio nerviosa. −El resultado fue positivo... Estoy embarazada.

−Oye... -Entrecerró los ojos.

−No quería que te sintieras culpable, quería librarte de esa responsabilidad porque... -Se apresuró a explicar. −No creía que tú... -Bajó la mirada. −¿Todavía quieres que me case contigo?

El brasileño sonrió con diversión en la mirada, se aproximó a ella y levantó su rostro con las manos para que lo viera a los ojos.

−Más que nunca, carinha. -Susurró. −Te amo y amo a este bebé. -Acarició su vientre. −Ustedes no solo son mi responsabilidad, también se han convertido en las personas más importantes en mi vida... Mi propia familia.

Michelle sonrió con los ojos cristalizados y con un beso exigente unió sus bocas. Se pegó al cuerpo del brasileño buscando su calor, sintiendo sus caricias y, supuso que la ropa que llevaban puesta era un estorbo.

−Hazme tuya, Tiago. -Rogó entre gemidos.

−Para siempre, meu amor.

−Para siempre, meu amor

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FIM

Y así hemos llegado al final de esta historia ♥♥♥ no olviden que es una historia vuelta a contar, con sus respectivo cambios, desde mi perspectiva en conjunto a mi creatividad. 

Su verdadero nombre es: "El precio del rescate" escrito por Sara Craven, escritora británica de novelas románticas de por allá en los años 70.

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El precio de mi libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora