"Anne Shirley".
-¿Anne? ¿Quién es Anne?
-¡Eres un zopenco! -arrugó el papel y salió corriendo.
-No sé...
-Anne lleva con nosotros cuatro años, Gilbert -lo interrumpió y salió detrás de su amiga.
Gilbert no sabía quién era Anne hasta que tuvo su e...
—Entonces, ¿vas a volver a salir con Gilbert Blythe? —preguntó Marilla mientras veía a Anne corretear en busca de ropa.
—Si... ¡No! No es una salida como cita, sólo me acompañará a un lugar y ya.
—¿Y por eso tanto ajetreo?
—Tienes razón —dijo tirando la última prenda a su cama —, no debería arreglarme tanto, después de todo es sólo Gilbert.
—Creo que debías de llegar a esa conclusión antes de sacar todo de tu armario.
—Es que no encuentro algo que combine... Con toda yo —se lanzó de espaldas a su cama.
—Tonterias, eres hermosa Anne, cualquier cosa que te pongas te quedará bien. Además no creo que a Gilbert le importe.
—¿Tú crees? —se levantó de prisa —No es que trate de impresionarlo ni nada, yo...
—Deberías de cambiarte antes de que llegue.
—Si, Marilla.
Cuarenta minutos después, Anne y Gilbert estaban ingresando a una librería de segunda mano. La pelirroja estaba fascinada, nunca había visto tantos libros viejos, con ese típico olor que casi la hacía delirar.
—Entonces, ¿vamos directamente a comprar o...?
—¿Podemos ver los libros antes, por favor? —preguntó entusiasmada.
—Claro.
—¡Gracias, gracias! —inconscientemente tomó la mano del chico para llevarlo a uno de los estantes del final —Tienen Orgullo y Prejuicio, Frankenstein, Jane Eyre... Es... Es...
—¿Sin palabras? —preguntó divertido.
—No hay manera en la que encuentre las palabras suficientes para expresar todo lo que siento.
—Yo tampoco —murmuró él.
Así pasaron unas horas de la tarde mirando entre los estantes enormes llenos de libros, compraron lo que Anne necesitaba y salieron de allí.
—Necesito volver en algún momento.
—Acabas de salir de allí, Anne.
—Lo sé, pero quiero volver.
Cuando regresaron a la casa de la pelirroja, Gilbert la acompañó hasta la puerta. Ambos tenían una sonrisa enorme en el rostro.
—Gracias.
—No es nada.
—Es que sí es algo. Me llevaste a un lugar hermoso, perdiste mucho tiempo acompañándome y no tengo cómo pagártelo —él acomodó un mechon de la pelirroja.
—No creo que estar contigo sea una pérdida de tiempo.
Ambos conectaron miradas y por unos mínimos segundos, se habían olvidado por completo de dónde estaban.
—Creo que... Ya debería entrar —dijo ella rompiendo la conexión.
—Nos vemos.
Abrió la puerta de su casa, pero antes de entrar se volvió hacía Gilbert corriendo, y depositó un beso en su mejilla.
—Gracias —y así de rápido regresó a la puerta.
—Oye Anne, ¿esto sí cuenta como una cita? —gritó él cuando ya estaba dentro.
—¡Sigue intentando! —gritó de vuelta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hola de nuevo, ahre.
Me di cuenta que en el último capítulo no se lo dediqué a nadie, así que lo hago ahora uwu.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
