¿Anne? ¿Quién es Anne? | EDITANDO

VEINTISÉIS

Grashias por sus felicitaciones adelantadas ❤️

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Las miradas de ambos chicos estaban tan concentradas en el otro, que sólo se separaron cuando se escuchó el portazo.

-¡No! -gritó ella -¡Gilbert eres un tonto!

-Bueno, trataba de ayudarte a que no te golpearas.

-Si pero ahora estamos encerrados.

Gilbert intentó forcejear con la puerta, pero definitivamente estaba cerrada. Anne sólo podía caminar de un lado a otro, no era mucho ya que el cuarto era pequeño, pero trataba de distraerse de la otra presencia a su lado.

-Voy a llamar a alguien, tal vez pueda abrirnos -la pelirroja sacó su teléfono y le escribió a sus mejores amigos, lamentablemente los tres dijeron que no podían salir hasta que terminara la clase.

Tal vez no debió de decirles que estaba encerrada con Gilbert.

-Moody ni siquiera lee mis mensajes.

-Estamos atrapados aquí -dijo ella mientras se sentaba apoyando su espalda en la pared. Él se sentó a su lado.

-Podemos verle el lado positivo.

-Yo siempre soy positiva, pero ahora no puedo encontrar nada.

-Al menos estamos encerrados juntos -eso hizo de que ella volviera a darse cuenta de la situación. Estaba encerrada con Gilbert Blythe. Estaba encerrada con el chico al que había besado -. Estás evitándome.

-¿Qué?

-Todos estos días estuviste corriéndote de mí.

-Por supuesto que no... Estaba ocupada -mintió.

-Ya, mágicamente comienzas a estar ocupada, cuando hace semanas venimos pasando casi todas las tardes juntos -él volteó a mirarla y ella se mantuvo mirando al frente. Sabía que si lo miraba podría hacer una estupidez -. Y ahora no me quieres ni mirar.

-Te estoy mirando.

-Estoy a tu lado no al frente.

Ella se levantó buscando con qué otra cosa podría distraerse, fracasando completamente. Gilbert también hizo lo mismo, sólo que se plantó frente a ella buscando su mirada.

-Anne -no soportó más y lo miró -, si es por...

-¡Es por mí! -explotó -Es porque tú, te odio, bueno, odiaba, luego... El trabajo, el bolígrafo, las salidas... ¡Y las salidas! ¡Una cita! ¿Cómo esperas que yo...? Luego el cumpleaños... ¡Mi cumpleaños! Y tú, la corona, tú, beso... Yo -la voz se le fue apagando.

-Entonces sí es por el beso.

-Por supuesto que es por el beso.

-Bueno, sí, nos besamos, ¿qué hay de malo en eso? -preguntó cruzándose de brazos.

-Que tú... Tú... ¡Agh!

-Me quedó claro todo -dijo sarcásticamente.

-¡Todo esto es tu culpa!