Thomas

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Llegamos a la gran empresa. Desde hacía muchos años no ponía un pie ahí. Habíamos ido los tres en el auto de Cedric, después de prometerle a Leo que no tendría que regresar a la bodega con nosotros.

Entre y me recibió Lydia la recepcionista.

-Señorita Evans pero que gusto verla por aquí ¿Cómo ha estado?

-Muy bien Lydia gracias, ¿Esta Thomas aquí?

-Oh claro que si enseguida le aviso que estas aquí, es necesario pero seguro te recibirá en unos minutos

-Gracias Lydia

-Exactamente ¿Que hacemos aquí?-pregunto Leo mientras Lydia desaparecía por entre un pasillo que daba a las oficinas

-Ayer mi carro fue terriblemente mutilado por un mestizo loco

-Entonces vienes como la princesa que eres a que te den otro-afirmo

-Algo así, tengo privilegios

-Mi papá me compro aquí mi Camaro-dijo Cedric

-Es lindo pero yo lo hubiera elegido rojo en lugar de negro y hubiera sido un Mustang en lugar de un Camaro

-Acabas de describir a tu auto

-Lo sé-dijo complacido

Lydia volvió y me indicó el camino al despacho de Thomas. Él se había quedado a cargo de la empresa, mi madre seguía siendo la dueña él solo la dirigía. Lo conocía desde siempre, solíamos salir a cenar con su familia que consistía en él su esposa y un niño pequeño. Pero desde la muerte de estos últimos Thomas se había convertido en un amo de su trabajo y la diversión había pasado al último peldaño de la escalera de su vida. Pasamos por varias oficinas, incluso la de mi padre. Me detuve un poco al ver el gran moño negro que colgaba de la puerta debajo de la placa con el nombre de mi padre "Daniel Evans".

-Nadie la ha abierto dese la última vez que él estuvo aquí-me dijo-¿Quisiera...?

-No-le dije rápidamente-Quizá después

-Bien, la oficina está ahí-me señaló la puerta continúa-Puede pasar

-Gracias Lydia

Continúe y entre sin tocar. Thomas estaba de pie y me recibió con un abrazo. Me sirvió una copa de vino y se sirvió otra para él.

-Es un gusto verte por aquí, quizá algún día dirigirás este lugar. ¿O prefieres la moda?

Quizá nunca podría dirigir este ni ningún otro negocio pensé.

-Pero cuéntame ¿En qué puedo ayudarte?

-Ayer alguien umm...alguien intento a saltarme

-¿Pero cómo?-preguntó alarmado-¿Estas bien?

-Yo si como veras pero mi auto no, ni siquiera sé dónde esta

-¿Necesitas otro?

-Así es

-Puedo darte uno que no se ha vendido desde hace un rato, es lindo y no creo que se venda

-Solo necesito algo en que moverme

Él me sonrió y luego comenzó a marcar por el teléfono. Hablo con alguien y le indicó que alistase el auto.

-Ya fuiste a la policía

-No creo que puedan hacer mucho sabes

-Bien por lo menos intentar recuperar el auto

-No me interesa ya

Rayo de luna ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora