her | h.s.

Trece.

Me ducho rápidamente, sintiendo aún las emociones a flor de piel.

Cuando era pequeño y lloraba porque extrañaba a mi padre, Jason se acostaba a mi lado y me acariciaba el cabello hasta caer rendido en los brazos de Morfeo. Pero ahora no tengo a nadie que me haga sentir mejor cuando me suceden estas cosas y si alguna vez encuentro a alguien que lo haga; probablemente pase algo y arruine todo.

—Harry, ¿estas bien? —Pregunta Ella desde el otro lado de la puerta— Estas hace mucho en el baño y... No lo sé, ¿estás bien?

Asiento levemente pero luego recuerdo que no puede verme.

—Sí, estoy bien —murmuro roncamente.

Cuando Ella se va, salgo de la ducha y seco mi cabello con la misma toalla, para luego secarme y cambiarme por ropa limpia.

Luego de un ataque de pánico, no hay mejor sensación que sentir que puedes respirar, que puedes pensar con claridad y en este momento, siento ambas cosas. A veces me gustaría dejar de tener estos ataques, porque a veces llegan en el momento más inesperado, y otras veces pienso que si me pasa; es por algo.

Soy un fuerte creyente de que todo pasa por algo y no pienso que exista la suerte, aunque muchas veces prefiero creer que fue la suerte en vez de el destino porque la realidad puede llegar a ser muy dura.

Me observo en el espejo atentamente y veo a un chico de 19 años, con ojeras notables, ojos cansados y cantidades incontables de miedo dentro de ellos. Me siento inútil, porque no puedo dejar de sentir miedo. No sé a qué le tengo miedo o a quién, sólo sé que algo me mantiene alerta y preocupado.

Niego con la cabeza luego de ver mi reflejo; estoy decepcionado y asqueado de mi mismo, a estas alturas de mi vida yo debería saber qué hacer para seguir adelante y no quedarme estancado.

Salgo del pequeño cuarto de baño, dirigiéndome hacia Ella. Me apoyo contra la pared que está a su lado y la contemplo. Ella es de esa clase de personas que te hacen cuestionar todo acerca de ellos; desde por qué decide pintarse las uñas de negro hasta por qué decide maquillarse cuando nunca lo hace. Y no sé si es bueno quedarme observándola mientras me hago tantas preguntas, porque termino hipnotizándome y Ella termina pensando que soy un psicópata.

—¿Estás mejor? —Cuestiona, sin dejar de mirar el reflejo de su rostro en la ventana. Me intriga pensar en por qué se estaría mirando a ella misma pero dejo que la intriga se esfume.

Contemplo también hacia el exterior y noto que hoy también es un día lluvioso. Londres es un lugar curioso, siempre está lloviendo.

No quiero responderle a Ella, quizás porque no tengo una respuesta coherente o acertada; no lo sé. No sé cómo me siento y odio estar triste sin razón alguna. Siempre me pregunté por qué las personas nos ponemos tristes sin razón pero luego pensé que no todas las personas se ponen tristes sin razón aparente, sólo las que tienen otro tipo de problemas. Me gusta pensar que no soy esa clase de persona pero sé que es mentira, sé que tengo mis problemas y mis caos.

—¿Harry? —Ella me observa, dejando toda su atención en mí. Sus ojos me están contemplando y se siente estupendo saber que me está contemplando y no sólo observando.

Niego con la cabeza varias veces, dándome cuenta que me había quedado observándola como un estúpido, en vez de responderle.

—¿Qué sucede?

—¿Estás bien? —Moja sus labios y me encuentro a mí mismo apreciando el color de ellos; rosa suave, pálido, perfecto.

Me encojo de hombros y suelto un suspiro: —Supongo que sí. ¿Tú estás bien?

Escucho su risa llenar el ambiente y sé que podría pasarme toda la vida escuchando su risa.

—¿Por qué me preguntas a mí? —Se ríe débilmente y me regala una sonrisa una vez terminado su ataque de risas.

—¿Por qué no preguntarte a ti? —Digo mientras apoyo mi rostro sobre mi puño, observando fuera de mi ventana.

—Bien, estoy bien. —Responde simplemente e imita mi acción pero en vez de mirar hacia afuera, mira mi rostro.

—¿Qué es estar bien para ti? —Cuestiono, observando las gotas caer sobre mi ventana y esfumarse.

Ella parece pensarlo más de lo debido pero yo espero su respuesta igual, aunque parezca que ya no va a responderme.

—Para mí estar bien es sentirse libre de todo. Quizás estar bien sea una ilusión porque no podemos estar bien siempre. Me intriga mucho eso, quiero decir: ¿Por qué no podemos ser felices para siempre? ¿Por qué tiene que ser sólo un dicho?

Y tiene razón. Sólo los dibujos animados o las películas románticas tienen un final feliz para siempre. Pero nosotros, los humanos, los que realmente queremos un final feliz; no lo tenemos, nunca llegamos siquiera a rozarlo.

—Quizás tendríamos que dejar de buscar a la felicidad. —Susurro, dejándome llevar por la sensación que se instala en mi mente en este momento. Me siento suave, como una pluma, no sé por qué pero siento que cualquier cosa podría romperme en mil pedazos.

Ella niega la cabeza repetidas veces y frunce el ceño.

—No creo que la felicidad se busque, creo que la felicidad se gana. A veces incluso pienso que la felicidad no existe pero que en algún momento de nuestras vidas nos sentimos libres. Quizás la felicidad se resume en la emoción de sentirse sin preocupaciones, de sentirse sin excusas.

Asiento, aceptando lo que dijo. Tiene razón, quizás es todo una ilusión para mantenernos toda la vida buscando algo que no existe.

—Aunque en este momento, cuando pienso sobre todo, me doy cuenta que estoy bien. Es más, quizás hasta puedo decir que estoy feliz. —Dice sin sacar sus ojos de mi rostro.

Ojalá pudiera decir lo mismo.

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¡Odienme, matenme, tirenme de un puente, ahógenme, hagan lo que quieran conmigo! Ya sé, soy un desastre, no subo hace como una semana. Ya sé, ya sé, perdón :(. No tengo inspiración y básicamente eso arruina todo. Si no tengo inspiración escribo cosas horribles como la de los últimos tres capítulos y odio no sentirme orgullosa de lo que escribo.

Espero que hayan empezado bien el año, voy a intentar escribir un poco más pero no prometo nada.

(Estoy escuchando night changes y agradeciéndole a Zayn Malik por existir, chau.)