Once.

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Despierto gracias a mi teléfono vibrando estrenduosamente debajo de mi almohada. Admito que me asusté un poco al principio pero luego calmé los latidos de mi corazón y atendí.

—¿Hola? —Pregunto mientras refriego mis ojos. ¡Una vez que había logrado dormir!

Harry, soy Ella... Lamento despertarte pero te necesito. Ahora mismo.

Mis sentidos reaccionan automaticamente y me levanto de mi cama. Tomo las llaves que tengo en mi escritorio y salgo de mi habitación.

—¿Dónde estás?

En la cafetería... Yo... Por favor, no me pidas que te lo explique. Sólo ven a buscarme, por favor.

—Estoy en camino, Ella. No te vayas.

Corto la llamada y salgo corriendo de mi casa. Me importa muy poco si alguien decide robarme esta noche.

Puedo jurar que mi corazón parece querer escapar de su lugar, quizás por lo rápido que estoy corriendo o quizás por el hecho de que Ella me llamó. No importa cuál de estas razones sea, lo único que importa es que estoy corriendo por una chica por la cual no debería correr, no debería importarme, no debería siquiera preocuparme.

—¡¿Ella?! —Grito una vez que llego a la cuadra de la cafetería, olvidando por completo todos mis pensamientos.

Estoy realmente preocupado por la chica de sonrisa imborrable.

Su cuerpo avanza rápidamente hacia mí y sus ojos están llenos de lágrimas pero no me importa en absoluto, lo único que me importa es que está aquí.

—Harry... —Susurra y pongo mi pulgar sobre sus labios.

—Vamos a mi casa, no necesitas explicarme si no quieres.

Asiente sin ánimos e, inconscientemente, entrelaza sus dedos con los míos.

Intento ignorar el rídiculo sentimiento de felicidad que se estanca en mi estómago y afirmo mi agarre en su mano.

—Harry, te enfermarás.

—¿Por qué lo dices? —Antes de que me responda, observo como voy vestido.

Sí, definitvamente me enfermaré. Estoy con una camisa practicamente abierta y mis shorts para dormir. Gracias a Dios esta noche dormí con ropa.

Comencé a contar los pasos que dábamos pero perdí la cuenta a mitad de camino, cuando Ella se abrazó a mi brazo y dejó un pequeño beso en él.

—Aquí estamos... —Digo mientras abro la puerta de mi casa. —Espérame un segundo, iré a cambiarme.

—¿Puedo ir por agua? —Cuestiona.

—Claro.

Subo las escaleras lo más rápido que puedo y me cambio por unos pantalones de chandal y una remera suelta de The Rolling Stones.

Bajo hacia la cocina y me acerco lentamente hacia el cuerpo de Ella; su cabeza está apoyada contra el marmol de la encimera, como si quisiera recordar algo. Observo también el vaso lleno de agua que está a su lado.

Una de mis manos se posa suavemente por su cadera y un suspiro brota de su garganta.

—¿Quieres contarme qué sucedió? —Susurro.

Por más que no quiera; la intriga y curiosidad me están matando por dentro.

¿Acaso el padre la lastimó? ¿O los amigos? ¿O quizás la asaltaron?

Alza su rostro y queda casi a mi altura. Observo las pecas de su nariz y con mi pulgar limpio las lágrimas que caen por sus ojos.

Antes de comenzar a hablar, se sostiene fuertemente de la mesada y se impulsa hacia arriba, sentándose sobre esta. Apoyo mis manos sobre sus rodillas y la observo esperando respuestas.

—No puedo contarte, Harry. Lo siento —susurra bajando la cabeza.

—¿Por qué no puedes? ¿O no quieres?

Niega con la cabeza y luego la alza, sus ojos nuevamente están con lágrimas acumuladas.

—No quiero contarte, Harry. Si lo hago quizás cambie tu pensamiento sobre mí, quizás dejes de hablarme, quizás no quieras pasar más tiempo conmigo o quizás simplemente pienses que fui una pérdida de tiempo...

—Pero quizás no.

—Tú no lo sabes. —Dice rodando los ojos.

—Tú tampoco lo sabes, Ella. Y no lo sabremos hasta que no me lo digas.

—Es que yo en serio siento que nuestra amistad o lo que sea que tengamos; puede llegar a ser algo bueno. Pienso que podemos ser buenos amigos, que yo puedo ayudarte y tú a mí. Pero arruinaré todo si te cuento esto.

Remuevo un par de rizos de mi rostro y los lanzo hacia atrás. Estoy frustrado.

—Lamento decirte que si no me dices, no sabré si nuestra amistad está arruinada para siempre o no. —Reprocho sin mucha severidad en mi tono, aunque en realidad estoy enojado porque soy excesivamente curioso y pensé que ella confiaba en mí.

Yo lo lamento, Harry. No estoy lista para decírtelo. Lo siento.

Suelto un resoplido y asiento con desgano, odio tener que acceder a lo que los demás quieren.

—Bien. ¿Quieres ir a dormir? —Murmuro.

Asiente y caminamos hacia mi cuarto. Una vez dentro, nos acomodamos hasta que encontramos una posición cómoda y nos acurrucamos contra el otro.

Esta vez, cambio mi alarma a las doce del mediodía, ya que son las siete de la madrugada y realmente necesito descansar.

Ella se duerme en cuestión de instantes y puedo sentir su caliente respiración chocando contra mi cuello. Yo, por otro lado, no logro reconciliar el sueño hasta las ocho de la mañana, justo cuando los pájaros comienzan a cantar.

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¡Hola! Escribí este capítulo a la noche y nada, espero que les guste.

¿Qué piensan que oculta Ella?

Bueno, ahora voy a seguir escribiendo porque voy a intentar subir todos los días, ¡no prometo nada! Las quiero chicas<3.

her | h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora